Capítulo 8
Al contemplar la posibilidad de que se convirtieran en una verdadera familia de cuatro con los niños y Amparo, mi corazón se heló cada vez más.
Por primera vez, me di cuenta de que tantos años de amor y compañerismo podrían ser solo una ilusión.
Fue el sonido del timbre lo que me devolvió a la realidad. Miré el reloj colgado en la pared y me di cuenta de que ya era la hora en que Ricardo solía llegar del trabajo.
Al abrir la puerta, no vi a Benjamín y extrañada, pregunté: “¿Dónde está el niño?”
“Está de mal humor y dijo que no quería venir a casa.” Ricardo se acercó para abrazarme. “Pensé que hace tiempo que ho tenemos un momento solo para los dos, así que lo dejé en casa de su abuela.” Se apoyó en mi hombro, con un tono de voz meloso: “Mi amor.”
No supe cómo reaccionar.
Una vez que la semilla de la duda se siembra, brota y crece sin cesar en el corazón. Cuando nos casamos, él me demostró mucho amor, pero en aquel entonces todavía pensaba en Amparo. Ahora, seguía mostrándose tan cariñoso, pero no podía evitar preguntarme, “¿realmente me ama, o sigue actuando?”
La mano de Ricardo se posó en mi vientre, acariciándolo suavemente, entonces regresé al presente: “¿Mm?”
Ricardo preguntó con cautela: “¿Qué tal si tenemos otro hijo?”
Me quedé sin palabras: “¿Por qué?”
“Hoy, después de ir a la oficina, lo pensé mucho.” Ricardo explicó con calma: “Una vez, estuve muy enamorado de Amparo, pero después de que ella regresó y traté con ella…
Aun, siento que los días contigo son de verdadera felicidad.”
Instintivamente, me giré para mirarlo a los ojos, su expresión era seria, no parecía estar mintiendo.
Dudando, dije: “Si es así, entonces enfócate y vivamos felices junto..”
Ricardo sostuvo mi rostro con ambas manos y sonriendo me besó: “En el camino, hablé con Benjamín, y él dijo que también quería un hermanito o hermanita y sabes que mi sueño siempre ha sido tener dos hijos. Así que mi amor… Por favor, no me rechaces.”
Su mirada fue especialmente intensa, seduciéndome, haciendo imposible mi rechazo.
Ya teníamos un hijo y si tuviéramos una hija, él se enfocaría en estar bien conmigo y al tener un hermano o hermana, Benjamín asumiría la responsabilidad de ser el mayor y se volvería más sensato y obediente. Todo entraría en su cauce.
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Capitulo S
Ese hermoso futuro me tentó… por lo que asentí.
Al ver mi aceptación, Ricardo me abrazó por la cintura y con la otra mano en mi nuca, me besó
con fuerza.
Cerré los ojos, recibiendo el beso. Mientras, en mi interior, me convencía a mí misma de que después de todo, Ricardo no había sido infiel y estaba dispuesto a cortar lazos con Amparo. En cuanto a Benjamín, tendría paciencia y lo guiaría para que mejorara su comportamiento.
De ahora en adelante, seguiríamos siendo una familia ordinaria.
“¡Ding, ding!” El sonido claro del teléfono móvil rompió la atmósfera íntima.
Sin siquiera mirar quién llamaba, Ricardo intentó apagar el móvil y dejarlo a un lado, Pero cuando vi el nombre en la pantalla, todo mi cuerpo se tensó y lo empujé con fuerza: “Es Amparo quien llama.”
¿No dijo que bloquearía todos los contactos de Amparo?
¿Cómo es que Amparo todavía podía contactarlo?
Ricardo ni siquiera tuvo tiempo de mirarme antes de darse la vuelta para tomar el móvil.
“Ricardo, ¿qué vamos a hacer? ¡Benjamín tiene una intoxicación alimentaria y está hospitalizado!”
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