Capítulo 341
Valentina, al ver su resistencia, se enfadó aún más y levantó la mano con intenciones de golpearlo: “¿Cómo puedes ser tan insensible?”
“¿Por quién crees que hago todo esto?”
“¿Acaso no es por ti?”
Un profesor cercano, al ver la situación, se apresuró a intervenir y levantó en brazos a Ricardo: “¿Cómo se les ocurre golpear a un niño?”
Benjamín, apoyado en el hombro del profesor, miró a Valentina y dijo: “No me uses como excusa, solo lo haces por ti.”
Valentina intentó seguirlos.
El profesor corrió hacia el interior de la guardería y luego cerró la puerta tras de sí.
Benjamín agradeció al profesor por llegar a tiempo, pues de no ser así, seguramente habría recibido una golpiza ese día.
El profesor, sonriendo, dijo: “Eres mi estudiante, protegerte es lo menos que puedo hacer.”
Al llegar a la guardería, Dora, antes de bajar del carro, se acercó al oído de Camilo y dijo: “Papá, tienes que dar lo mejor de ti.”
Camilo respondió con seriedad: “Tranquila, así lo haré.”
Dora bajó del carro satisfecha.
Yo y Camilo la seguimos de cerca.
Camilo, aprovechando el momento, tomó mi mano.
Lo miré con curiosidad, recordando lo que acababa de decir, pero no me opuse.
Dora, caminando adelante, se volteó a vernos y, con una expresión muy seria en su rostro, se acercó a nosotros y dijo: “Mamá, papá, ¿por qué no se comportan con un poco más de discreción frente a mí?”
Me reí y le pregunté: “¿No querías vernos amorosos hace un momento?”
Dora respondió con seriedad: “No sé explicarlo, pero cuando los veo tomados de la mano, siento que mamá ya no es solo mía…”
Siempre había valorado la opinión de mi hija, así que sin pensarlo, solté la mano de Camilo: “Haré lo que Dora dice.”
Camilo, aunque reacio, aceptó la idea de Dora.
Dora, al ver esto, mostró una sonrisa y se lanzó a mis brazos: “Mamá es la mejor.”
1/2
Capitulo 341
Camilo, con un tono de disgusto, preguntó: “¿Y papá no es bueno?”
Dora, acostumbrada a elogiar a su madre y sabiendo que su padre se pondría celoso, respondió de manera evasiva: “También te quiero, papá.”
Luego nos soltó y, saludando con la mano, se dirigió hacia la guardería.
“¡Dora!”
La voz de Natalia resonó de repente.
Dora, al escuchar la voz, se volteó rápidamente.
Natalia ya estaba frente a ella.
Dora tomó la mano de Natalia: “Estaba pensando en esperarte adentro del jardín de infantes.”
Natalia, con confianza, dijo: “Ahora podemos ir juntas al salón.”
Las observamos desaparecer en el interior de la guardería.
Me giré para subir al carro.
Ricardo había bebido mucho la noche anterior, y con un terrible dolor de cabeza, entre sueños, creyó escuchar la voz preocupada y reprobatoria de Ofelia.
“Beber es malo para la salud.”
“Incluso si estás triste, deberías moderarte.”
“Mira cuánto has bebido, debe ser muy incómodo.”
Su voz estaba llena de profunda preocupación.
Pero cuando Ricardo abrió los ojos, no vio nada, y fue entonces cuando se dio cuenta de que había sido una alucinación…
Al levantarse por la mañana, el dolor de cabeza era tan intenso que casi se sentía ridículo al recordar ese momento.
Antes del divorcio, no sentía mucho por Ofelia.
Incluso pensaba que lo suyo no era amor, sino algo a lo se había acostumbrado…
Pero, ¿cómo era posible que justo después de divorciarse, justo después de perder a Ofelia, la amara tanto?
Era increíble.
Ricardo no sabía si era la resaca o alguna otra razón, pero lo cierto es que quería ver a Ofelia desesperadamente.
00 53