Capítulo 317
Respiré hondo. “¡El motivo ya lo expliqué claramente!”
“Amparo, que tengas el vicio de ser la amante y seducir a los maridos ajenos, no significa que todas hagamos lo mismo.”
“¿Entiendes?”
Los bonitos ojos de Amparo se llenaron de lágrimas.
Al verla en ese estado, recordé cuando volví a la mansión después de haber perdido a mi
bebé…
Claramente, fue su familia la que conspiró contra mí.
Pero porque ella mostraba esa cara de lástima, al final parecía como si todo fuera mi culpa.
Respiré hondo de nuevo.
Con un tono meloso, Amparo dijo: “Todos dicen que eres muy dulce y fácil de tratar.”
“¿Por qué entonces me tratas tan mal?”
“¿Acaso tu gentileza habitual es solo una fachada?”
“¿En realidad eres una mujer desagradable?”
No respondí directamente: “¿Y qué si lo soy?”
“Amparo, no me importa qué es lo que pretendes buscándome, pero déjame decirte algo; si sigues apareciéndote sin darte cuenta del problema…”
“Voy a publicar todo lo que has hecho en internet.”
Amparo parecía una víctima, llorando sin parar.
Continué: “Así todos sabrán las atrocidades que has cometido.”
Con un ligero sollozo en su voz, Amparo dijo: “Pero yo vine a reconciliarme contigo…”
“¡Eres demasiado cruel!”
Ella mató a mi bebé…
Y sin haberle hecho nada, ella tenía el descaro de acusarme…
Me pareció una situación bastante cómica: “Si fuera tan cruel como dices, ya estarías
arruinada.”
Amparo me miró fijamente.
Seguí: “Amparo, mi bondad tiene un límite.”
Amparo me miró, y luego a Camilo.
1/2
23:59
Capitulo 317
Bajo su mirada, Camilo sacó su teléfono y llamó a seguridad: “Últimamente han estado muy relajados en su trabajo, dejando entrar a cualquiera.”
“Incluso llegaron a mi oficina sin más, ¿y si un día alguien roba documentos importantes de la empresa, quién se hará responsable de ello?”
La otra parte se disculpó rápidamente.
Camilo continuó: “De ahora en adelante, a menos que sea un empleado de la empresa o un socio importante, no se debería permitir la entrada a nadie más.”
“De lo contrario…”
Al escuchar a Camilo hablar de esa manera, Amparo maldijo por lo bajo, ¡qué despiadado!
Pero sabía que si seguía allí, la echarían.
Así que, después de dudarlo, decidió marcharse.
Cuando Amparo se fue, bajé la cabeza y seguí con mi trabajo de la mañana.
La tarea de la tarde era colorear el cómic; si trabajaba un poco más tarde hoy, terminaría con todo el almacenamiento de imágenes.
Una vez completada la tarea diaria, podría descansar.
Camilo tenía otros asuntos que resolver, por lo que salió de la oficina y se dirigió directamente
a la sala de reuniones.
Al terminar la reunión, el secretario estaba a punto de irse.
Camilo levantó la mano para detenerlo: “Espera un momento.”
El secretario ya estaba en la puerta, pero al escuchar a Camilo, volvió y se paró frente a él: “Sr. Heredia, ¿hay algo que necesite?”
Camilo le contó sin omitir detalles sobre la visita de Amparo a su oficina: “Últimamente, Ricardo ha estado pensando en dejarla, y lo lógico sería…”
“Que ella intentara arreglar las cosas con Ricardo.”
“¿Cómo es que de repente tiene tiempo para buscar a Ofelia?”
Camilo pensó que algo no estaba cuadrando: “¿Y de repente viene a disculparse con ella, diciendo que se dio cuenta de sus errores?”
2/2
