Capítulo 8
Daniel colgó el teléfono y sin detenerse ni un segundo, se dirigió directamente a la empresa, luego ordenó que prepararan el depósito de trescientos mil dólares para Carlota. No se atrevió a jugársela, ya que últimamente, esa mujer se comportaba de una manera extraña. Se dio cuenta de que era como si se tratara de una completa desconocida. En realidad, no sabía
nada de ella.
-Daniel, por fin apareces en la oficina. Hoy vi un boceto impresionante en el departamento de diseño. Sé que habías estado buscando a alguien que pudiera diseñar la Torre de la Luz, pero nadie se atrevía a aceptar el proyecto. Pues bien, un estudio por fin aceptó el encargo hoy. Después de medio año estancado, por fin se podrá avanzar con la Torre de la Luz. Vamos a ver cómo tu entrometido tío va a seguir poniéndote trabas ahora.
Alfredo Gómez entró con el rostro iluminado por la emoción, pero al instante, notó la expresión de Daniel: su cara reflejaba un enojo contenido mientras revisaba unos documentos con furia.
-Cállate.
Lo interrumpió Daniel de inmediato.
-¿Qué pasó?
Alfredo por fin captó que algo no andaba bien.
-Quiero saber en dónde está Carlota ahora mismo. ¿No quería trescientos mil? Se los voy a llevar personalmente, quiero ver si tiene el descaro de aceptarlos.
-¿Carlota? ¿Tu esposa? ¿Qué está pasando? Según sé, es una mujer inocente que no tiene idea de nada. ¿Cómo fue que logró sacarte tanto de quicio?
Alfredo nunca había visto a Daniel tan furioso.
-¡Quiere tres millones para firmar el divorcio!
Alfredo quedó atónito.
-Esa mujer es increíble… ¿De verdad es tan ambiciosa y materialista? Creo que la subestimé por completo.
-Los puños de Daniel se apretaban cada vez más, como si en su mano estuviera la cabeza de Carlota y quisiera estrujarla
hasta hacerla desaparecer.
-Sr. Zelaya, hemos localizado a la señora.
Informó apresurado, uno de sus subordinados.
-¿Dónde está?
-En el Hospital del Futuro.
Por un instante, la expresión impecable de Daniel se congeló.
Carlota terminó de recibir el suero y al fin, su fiebre comenzó a bajar. Poco después, revisó su celular y vio que Gerardo le había enviado el pago inicial, el estudio había sido generoso y le había depositado cien mil dólares de adelanto. Si sumaba eso a los trescientos mil que Daniel le daría, probablemente podría arreglárselas por un tiempo.
No dudó ni un segundo de que Daniel le daría el dinero. Tal vez no le entregaría los tres millones de inmediato, pero seguro que haría el primer pago.
Después de todo, amaba tanto a Viviana que no iba a permitir que su reputación se viera manchada.
-Srta. Salazar, veo que todavía no se ha realizado el procedimiento de limpieza. Debe hacerlo lo antes posible, si no, podria desarrollar una infección en el útero y seguir presentando episodios de fiebre alta.
Le advirtió el médico con el ceño fruncido.
Carlota lo sabía, pero no tenía a nadie que firmara el consentimiento por ella, así que había postergado el procedimiento. Si su madre se enteraba de que había sufrido un aborto, seguramente armaría un escándalo y se lo haría saber a Daniel y si él
lo descubría… Carlota soltó una risa fría internamente.
¿En serio esperaba que Daniel sintiera un poco de compasión por ella?
Lo único que recibiría de él serían burlas y desprecio.
21.27
Capitulo 8
-Carlota.
El repentino sonido de su voz la hizo sobresaltarse, sintió cómo su corazón casi se le salía del pecho.
Daniel seguía vistiendo su habitual ropa negra. Su presencia imponente resaltaba aún más en un hospital donde predominaban los tonos blancos y azules, ni hablar de su rostro; era tan atractivo que era imposible olvidarlo.
Incluso el médico a su lado quedó sorprendido.
Nadie entendía qué hacia el imponente Daniel Zelaya en aquel hospital.
Capitulo 9