Capítulo 7
-Tienes casi 40° de fiebre, ¿acaso no te importa tu vida?
El médico, con el ceño fruncido, miraba sorprendido a la mujer en la cama, que aun en ese estado tenía fuerzas para
levantarse.
Carlota luchó por alcanzar su teléfono, eran las 9:15.
Tal como esperaba, tenía innumerables llamadas perdidas de Daniel. Incluso podía imaginarse la expresión de furia en su rostro, como si estuviera a punto de estrangularla.
Se apresuró a devolverle la llamada., como lo había previsto, su voz baja y llena de enojo retumbó en la línea en cuanto contestó.
-Carlota, son las 9:15, ¿dónde estás?
-Creo que no podré ir hoy.
Miró el suero en su mano y sintió la debilidad recorriendo su cuerpo. Moverse le provocaba mareos, tal vez ni siquiera podría dar unos cuantos pasos.
-¿Me estás tomando el pelo, Carlota?
Su voz se tornó aún más iracunda.
-No es eso… Estoy en el hospital, yo…
-¿Estás muerta? Si no lo estás, arrástrate si es necesario, pero ven de inmediato y firma los papeles.
No había ni un atisbo de compasión en su tono, su voz fría y despiadada atravesó el teléfono como una garra invisible que le apretó la garganta, dejándola sin aliento.
Mientras no muriera, no debía retrasar su futuro con su “gran amor“. Para él, ¿ya no valía absolutamente nada? ¿Era solo un obstáculo molesto, una piedra en el camino en su idílica historia de amor con Viviana?
En ese instante, su corazón se congeló por completo y abrió los labios ligeramente, pero antes de que pudiera pronunciar palabra, la voz gélida de Daniel volvió a sonar.
-Deja de usar excusas baratas para ganar tiempo, sabes que eso no funciona conmigo.
-Ja… Carlota soltó una risa ligera –. Así que lo descubriste, ¿eh?
Daniel apretó el teléfono con más fuerza. ¿Así que de eso se trataba?
-Bien. Si tienes tanta prisa por deshacerte de mí, entonces quiero modificar el acuerdo de divorcio.
-¿Modificar qué?
-Quiero tres millones de dólares. Si me das ese dinero, iré a firmar de inmediato.
Carlota apretó los puños con fuerza, como si el dolor en sus palmas pudiera ser mayor que el que sentía en su corazón.
-¿Tres millones? – Daniel dejó escapar una risa sarcástica, su voz estaba cargada de contención
agallas, Carlota. ¿De verdad crees que vales esa cantidad?
¿No lo valía?
Carlota sonrió con amargura.
si
Vaya, sí que tienes
-No, claro que no lo valgo, pero dime, ¿Viviana tampoco los vale? Si no aceptas darme ese dinero, el divorcio puede esperar. Sin embargo, no sé si el vientre de Viviana podrá hacerlo, cuando su embarazo sea imposible de ocultar y tú sigas casado conmigo, entonces todo el mundo sabrá que su hijo es el fruto de una aventura.
-¡Carlota!
Su voz retumbó furiosa, temblorosa por la rabia.
Pero ella solo sonrió con más intensidad, sonrió hasta que las lágrimas resbalaron por sus mejillas.
-Mi paciencia tiene un límite. Quiero el diez por ciento por adelantado antes de que termine el día. Si no, me encargaré de que todos sepan cuál es nuestra situación. Daniel, no intentes poner a prueba mis límites, porque ya no los tengo. ¡Jajajajajaja!
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Capítulo 7
Carlota rio casi con locura antes de colgar la llamada. Sabía que con esas palabras acababa de destruir por completo los escasos restos de afecto que aún quedaban entre ellos. No, quizá se habían roto mucho antes, solo que ella misma se había estado engañando.
Pero ahora se estaba obligando a dejarlo ir.
Capítulo 8