Capítulo 5
-¿Qué estás haciendo?
Carlota se giró, furiosa.
Viviana la miraba como si fuera la vencedora suprema, observando desde lo alto a una rival insignificante.
Al verla, la vendedora inmediatamente adoptó una actitud servil.
-Sra. Zelaya, qué sorpresa verla por aquí sola hoy.
Viviana mostró una sonrisa impecable.
-Ella es una estafadora conocida, una pobretona sin valor. ¿De dónde sacaría algo así? No se dejen engañar.
El rostro de la vendedora cambió al instante, torciéndose con desprecio al mirar a Carlota.
-¡Lo sabía! Quédate aquí, no te muevas. Voy a llamar a la policía de inmediato.
Carlota palideció.
-¿Y porque ella lo dice, ya es falso? ¿Acaso estás ciega? No importa quién venga, pueden revisar todo lo que quieran. ¡Son completamente auténticos!
La vendedora soltó una risa desdeñosa.
-¿Sabes quién es ella? Es la Sra. Zelaya. ¿Te suena el nombre Daniel Zelaya? Es el hombre más rico de Latinoamérica y la última vez lo vi paseando con ella. ¿Voy a creerle a la Sra. Zelaya o a ti, una mendiga sin un centavo?
Viviana cruzó los brazos y sonrió aún más triunfante.
Carlota apretó los dientes con fuerza, tomó sus cosas y trató de irse, pero una mano delgada se interpuso en su camino.
-Carlota, escuché que Daniel te usó como mi reemplazo, pero viéndote bien, estás lejos de estar a mi nivel, así que no me sorprende que apenas volví y él ya quiere divorciarse de ti.
Viviana la miro de arriba hacia abajo, su sonrisa estaba cargada de desprecio.
Carlota sintió un dolor punzante en el pecho, pero su rostro aún mostraba una sonrisa obstinada. Sabía que ya había perdido ante esa mujer, pero no pensaba mostrarse débil ni humillada.
Sin embargo, Viviana siguió atacándola.
-Escuché que tu familia ya está en bancarrota y que ahora Daniel también te ha dejado… Qué trágico. No es de extrañar que hayas caído tan bajo como para vender la poca ropa de lujo que te regaló.
Carlota ya no pudo soportarlo más, se giró y miró fijamente a Viviana.
-Qué buen momento para regresar. Ese hombre ha dormido conmigo durante tres años y para ser sincera, ya me aburrió. Te lo dejo para que lo disfrutes.
El rostro de Viviana se ensombreció de inmediato.
Carlota sonrió con burla y se acercó.
-¿Qué pasa? ¿Creías que nuestro matrimonio era solo de nombre y dormíamos en camas separadas?
Rio suavemente y añadió:
-Pero déjame decirte algo, porque tengo que criticarte: Cuando estuviste con él hace años, no le enseñaste nada útil, tuvo que aprender todo conmigo. En eso, te superé con creces. Aunque… ya deberías haber probado mis resultados, ¿no? ¿Qué tal? ¿Satisfecha?
El rostro de Viviana se tornó rojo de la rabia. Daniel había estado casado con Carlota por tres años. ¿Realmente la había tocado todo ese tiempo?
Su expresión se torció por la furia.
Carlota curvó los labios en una sonrisa, pero en ese momento, Viviana se sujetó el vientre de repente y soltó un grito de dolor.
-¡Ah! ¡Me duele!
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Capítulo 5
Entonces, una figura alta apareció frente a ella.
Antes de que Carlota pudiera reaccionar, sintió un fuerte empujón y cayó al suelo pesadamente. Al instante, un dolor punzante la atravesó en la rodilla. Levantó la cabeza y a través de sus mechones despeinados, vio a Daniel rodeando con el brazo la cintura de Viviana. Su rostro estaba lleno de preocupación, sin el menor intento de ocultarlo.
-¿Estás bien?
-Estoy bien… Solo me duele un poco el vientre.
Murmuró Viviana con los ojos llenos de lágrimas, como si fuera una víctima indefensa, completamente diferente a la mujer. arrogante de hace unos momentos.
que quieran. ¡Son completamente auténticos!
La vendedora soltó una risa desdeñosa.
-¿Sabes quién es ella? Es la Sra. Zelaya. ¿Te suena el nombre Daniel Zelaya? Es el hombre más rico de Latinoamérica y la última vez lo vi paseando con ella. ¿Voy a creerle a la Sra. Zelaya o a ti, una mendiga sin un centavo?
Viviana cruzó los brazos y sonrió aún más triunfante.
Carlota apretó los dientes con fuerza, tomó sus cosas y trató de irse, pero una mano delgada se interpuso en su camino.
-Carlota, escuché que Daniel te usó como mi reemplazo, pero viéndote bien, estás lejos de estar a mi nivel, así que no me sorprende que apenas volví y él ya quiere divorciarse de ti.
Viviana la miro de arriba hacia abajo, su sonrisa estaba cargada de desprecio.
Carlota sintió un dolor punzante en el pecho, pero su rostro aún mostraba una sonrisa obstinada. Sabía que ya había perdido ante esa mujer, pero no pensaba mostrarse débil ni humillada.
Sin embargo, Viviana siguió atacándola.
-Escuché que tu familia ya está en bancarrota y que ahora Daniel también te ha dejado… Qué trágico. No es de extrañar que hayas caído tan bajo como para vender la poca ropa de lujo que te regaló.
Carlota ya no pudo soportarlo más, se giró y miró fijamente a Viviana.
-Qué buen momento para regresar. Ese hombre ha dormido conmigo durante tres años y para ser sincera, ya me aburrió. Te lo dejo para que lo disfrutes.
El rostro de Viviana se ensombreció de inmediato.
Carlota sonrió con burla y se acercó.
-¿Qué pasa? ¿Creías que nuestro matrimonio era solo de nombre y dormíamos en camas separadas?
Rio suavemente y añadió:
-Pero déjame decirte algo, porque tengo que criticarte: Cuando estuviste con él hace años, no le enseñaste nada útil, tuvo que aprender todo conmigo. En eso, te superé con creces. Aunque… ya deberías haber probado mis resultados, ¿no? ¿Qué tal? ¿Satisfecha?
El rostro de Viviana se tornó rojo de la rabia. Daniel había estado casado con Carlota por tres años. ¿Realmente la había tocado todo ese tiempo?
Su expresión se torció por la furia.
Carlota curvó los labios en una sonrisa, pero en ese momento, Viviana se sujetó el vientre de repente y soltó un grito de dolor.
-¡Ah! ¡Me duele!
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Capítulo 5
Entonces, una figura alta apareció frente a ella.
Antes de que Carlota pudiera reaccionar, sintió un fuerte empujón y cayó al suelo pesadamente. Al instante, un dolor punzante la atravesó en la rodilla. Levantó la cabeza y a través de sus mechones despeinados, vio a Daniel rodeando con el brazo la cintura de Viviana. Su rostro estaba lleno de preocupación, sin el menor intento de ocultarlo.
-¿Estás bien?
-Estoy bien… Solo me duele un poco el vientre.
Murmuró Viviana con los ojos llenos de lágrimas, como si fuera una víctima indefensa, completamente diferente a la mujer. arrogante de hace unos momentos.
Daniel alzó la mirada y sus ojos fríos se posaron sobre Carlota.
-Carlota, parece que estás buscando tu propia muerte.
Capitulo 6
