Capítulo 4
Pero, antes de que realmente se asfixiara, él finalmente soltó su cuello.
Por supuesto, no tenía intención de estrangularla de verdad, todavía tenía que ir a atender a Viviana.-
Carlota pasó casi toda la noche recogiendo sus cosas. Una vez divorciada, tenía que dejarle espacio a la nueva dueña de la casa, ¿no?
La familia Salazar ya estaba en bancarrota, y su padre… él también se había ido. Así que el único lugar que les quedaba para vivir era un apartamento, donde su madre, enferma y frágil, la esperaba, dependiendo de ella para sobrevivir. Por lo que tenía que recuperarse rápido, levantar su ánimo y salir a ganar dinero para mantenerlas a ambas.
Miró el contacto de Gerardo en la mesa. Dudó por un momento, pero al final decidió llamarlo.
-Carlota, ¿de verdad quieres venir a trabajar con nosotros en el estudio? Si es así, sería increíble. Nuestro profesor siempre decía que te convertirías en la mejor arquitecta del país. Fue una pena que desaparecieras después de graduarte, pero ahora que estás de vuelta, te recibiremos con los brazos abiertos.
Carlota escuchóỏ la voz de Gerardo al otro lado de la línea y sintió una oleada de emociones encontradas.
-Gracias, Gerardo, por darme esta oportunidad.
En su momento, cuando supo que se casaría con Daniel, un hombre único, deslumbrante y de una elegancia inigualable, sintió una felicidad inmensa. Se creyó afortunada por haber sido elegida por un hombre tan admirado como él. Hasta ahora se daba cuenta de lo ridícula que había sido.
Después de colgar, fue a visitar a su madre.
-¿Qué dijiste? ¿Que quieres divorciarte de Daniel?
Ainhoa Salazar le dio varias bofetadas mientras lloraba y gritaba.
-Todos estos años casada con él, ni siquiera has conseguido algo para ayudar a la familia y ahora que estamos en la ruina, aunque tengas que arrastrarte y suplicarle, deberías hacer todo lo posible para que no te deje. ¡Deberías rogarle que nos ayude! ¿Cómo puedes pensar en divorciarte siquiera?
-Como si ya no pudiera sentir el dolor, Carlota miró a su madre con frialdad.
-Mamá, no es que yo quiera divorciarme, es que la mujer que él ama ha regresado, y él quiere dejarme.
Pero Ainhoa no quiso escuchar.
-¡Qué inútil eres! Tres años durmiendo a su lado, ¿y ni siquiera fuiste capaz de ganarte su afecto? ¡No te permito divorciarte!
Carlota tuvo que sujetar con fuerza las manos de su madre, que seguía golpeándola sin control.
-Buscaré la manera de conseguir dinero. Mañana, pase lo que pase, te traeré dinero, pero voy a terminar este matrimonio.
Dicho eso, Carlota se dio la vuelta y se fue.
Al regresar a casa, comenzó a empacar toda la ropa de lujo en su habitación.
En esos tres años, la familia Zelaya le había comprado ropa, zapatos y bolsos de diseñador, pero apenas los había usado. Llamó a la vendedora de una boutique y decidió venderlo todo. Con ese dinero, al menos podrían sobrevivir un tiempo. Después, se esforzaría por conseguir proyectos y diseñar planos, con las comisiones de diseño, su situación mejoraría.
En el centro comercial, la vendedora revisó la ropa, luego miró la sencilla vestimenta de Carlota, arqueando una ceja.
-¿Todo esto es auténtico?
Era difícil de creer que una mujer vestida con ropa tan modesta, sin fama ni reconocimiento, pudiera tener tantas piezas de diseñador.
Ignorando el tono de desconfianza en la voz de la vendedora, Carlota respondió con calma:
-Todo es auténtico. Si hay una sola prenda falsa, te compensaré el valor total.
La vendedora dudó, pero tras inspeccionar la mercancía, no vio nada sospechoso.
-Carlota, nunca imaginé que llegarías a caer tan bajo. ¿Tan arruinada estás que ahora te dedicas a vender falsificaciones
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Capítulo 4
para estafar a la gente?
¿Viviana?
Una mano delgada y blanca, adornada con un elegante reloj, apareció frente a Carlota. Con la punta de los dedos, Viviana tomó una de las prendas, la miró con desprecio y sin pensarlo dos veces, la arrojó al suelo.
Capitulo 5
Capítulo 5