Capítulo 28 

Carlota esperó unos minutos frente a la residencia de la familia Zelaya. Al levantar la mirada, vio que el coche de Daniel se detenía, pero la persona que bajó no fue él, sino Viviana. 

Su corazón se estremeció un instante, pero enseguida sonrió. 

Daniel también se detuvo al verla. No supo por qué, pero en cuanto vio la expresión de Carlota, sintió una extraña incomodidad, como si tuviera algo que esconder. Pero no era así, ¿por qué habría de sentirse de esa manera? Lo suyo con Viviana era algo que todo el mundo sabía, no tenía ninguna razón para sentirse culpable. 

-Srta. Salazar. 

Viviana fue la primera en acercarse. 

-Perdón por no avisarte que vendría con anticipación, pero Daniel y yo pensamos que también sería bueno que el abuelo conociera a su bisnieto. 

Sonrió mientras acariciaba su vientre. 

-Vamos, no hagamos esperar al abuelo -dijo Carlota y sin siquiera mirarla, entró en la casa. 

El rostro de Viviana se oscureció, sintió como si hubiera lanzado un puñetazo al aire, sin obtener ninguna reacción. Sin embargo, se mordió la lengua para no soltar una maldición al 

pensar 

“Veamos cuánto te dura la suerte. Una tonta como tú jamás podrá compararse conmigo.” 

Con el ceño fruncido, miró a Daniel en busca de apoyo, pero él, con los ojos entrecerrados, solo observaba a Carlota entrar, sin prestarle la más mínima atención a ella. 

-Daniel, ¿crees que la Srta. Salazar se haya molestado por mi presencia? -preguntó Viviana, interponiéndose en su camino. 

-No lo creo, entremos. 

Daniel respondió con indiferencia y la llevó adentro. 

-¡Carlota, al fin vienes a verme! 

Un anciano de cabello blanco como la nieve, pero aún con un semblante fuerte y saludable, sel acercó con el rostro lleno de quejas, como un niño esperando un caramelo. 

-Abuelo. He estado algo ocupada últimamente y por eso no había venido a verte. Además, si realmente me extrañabas, podrías haberme llamado, pero nunca lo hiciste, asi que pensé que ya no me querías. 

Carlota sonrió mientras lo tomaba de la mano. 

-¿Cómo crees?! Todos los días pido que preparen tus platillos favoritos, es que 

vengas. ¡Seguro fue Daniel quien no te dejó venir! No le hagas caso y ven cuando quieras. 

01:30 

Capitulo 28 

Su actitud hacía parecer que Daniel no era su verdadero nieto, sino Carlota. 

Justo en ese momento, Daniel y Viviana entraron y vieron aquella escena. El legendario empresario, cuya presencia dominaba el mundo de los negocios y que había resistido el paso del tiempo sin flaquear, se mostraba como un abuelo cariñoso y afectuoso ante Carlota. 

Cualquiera que lo viera así quedaría perplejo. Viviana no pudo evitar recordar que aquel hombre había sido a una figura distante y severa para ella, como una montaña inalcanzable que le había infundido temor por años. 

Daniel pensaba que ya estaba acostumbrado a eso, pero al ver la escena, no pudo evitar preguntarse qué había hecho Carlota para ganarse el cariño incondicional de su abuelo, al punto de que cada vez que la veía, parecía reencontrarse con su única familia en el mundo. Y sin embargo, con él, su propio nieto, nunca había mostrado tanta calidez. 

En ese momento, Leonardo se giró. Su expresión cambió por completo y toda la amabilidad de antes desapareció como si nunca hubiera existido. Su mirada se posó en Viviana y se mantuvo fija en ella por un instante. 

-Daniel, ¿qué crees que es mi casa? ¿Por qué traes aquí a cualquiera? 

Viviana sintió un escalofrío recorrerle el cuerpo. 

-Abuelo… Se adelantó rápidamente con una sonrisa sumisa-. Yo quise venir a visitarlo. Han pasado muchos años y siempre lo he tenido presente, desde que regresé, he querido venir a 

verlo.