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Capítulo 23
Carlota estuvo a punto de vomitar de la indignación, pero el rostro de Ofelia se oscureció por completo.
¡Maldita Carlota!
Fue como si estuviera clavándoles un puñal en el corazón.
Al ver la mano de Carlota aferrada al cuello de Daniel, sus ojos se volvieron cuchillos afilados. Aunque había visto a Daniel de lejos, esa era la primera vez que lo tenía tan cerca, ni hablar de la rabia que sintió al verlo con Carlota colgando de su cuerpo de manera tan intima.
Los ojos de Daniel destellaron con una frialdad feroz mientras miraba a Carlota. Aunque ella sintió un escalofrio en su interior, ya habia dicho lo que queria, así que no tenía nada que temer y levantó la barbilla con orgullo, sin dar un solo paso atrás.
Daniel entrecerró los ojos y su mirada se volvió aún más profunda, cargada de una ira latente. Luego, dirigió su gélida mirada hacia Ofelia y sus acompañantes.
El simple hecho de que su mirada cayera sobre ellas les provocó un escalofrio que recorrid todo el cuerpo.
Con aparente indiferencia, Daniel giró la vista hacia el gerente que estaba a un lado.
-¿Fuiste tú quien dio la orden de echar a Carlota?
El gerente se apresuró a negarlo, aterrorizado.
¡No, no, no! Yo no sabia que esta señorita era alguien cercana a usted, Sr. Zelaya.
-No es a mi a quien debes darle una explicación.
Daniel dirigió la mirada hacia Carlota.
El gerente lo comprendió de inmediato y temblando, se apresuró a disculparse con ella.
-Srta. Salazar, le ruego que nos disculpe. Hemos cometido un grave error.
Carlota observó al gerente empapado en sudor, ya no se veía tan arrogante como antes.. Esbozó una sonrisa burlona y con la cabeza en alto, respondió con desdén:
-¿Y de qué me sirve una disculpa vacía?
El gerente se quedó perplejo.
Daniel entrecerró los ojos, observandolo con intensidad.
El gerente tragó saliva y reaccionó rápidamente.
-¡Por supuesto! Hoy, la cuenta de esta cena va por cuenta de la Casa del Sabor.
Carlota dejó escapar una risa fría.
Capitulo 23
-¿Solo eso?
El gerente sintió cómo la espalda se le empapaba de sudor. Al notar que Carlota aún no estaba satisfecha, su mente trabajó a toda velocidad.
¡Desde ahora, cada vez que la Srta. Salazar venga a la Casa del Sabor, su consumo correrá por nuestra cuenta!
Carlota desvió la mirada hacia Ofelia, cuyo rostro estaba completamente pálido.
-¿Y qué pasa con estas personas que nos arruinaron la cena?
El gerente golpeó su muslo con la palma de la mano, como si acabara de recordar algo importante.
-¡Tiene razón! ¡Fue un descuido imperdonable de mi parte! -Se giró hacia los guardias de seguridad-. ¿Qué están esperando? ¡Saquen a estas personas de aqui inmediatamente!
Los guardias de seguridad, que habían estado paralizados por la sorpresa, finalmente. reaccionaron y rodearon a Ofelia y su grupo.
-¿Qué están haciendo?!
-¡Nosotras no tuvimos nada que ver! Solo vinimos con Ofelia.
-¡Es cierto! Todo fue idea de Ofelia.
Las mujeres que antes adulaban a Ofelia, se apresuraron a desligarse de ella.
-¿Qué hacen? -Ofelia las miró con furia.
Las mismas personas que la habían estado halagando toda la noche, ahora la veían con resentimiento, pero lo que más la enfureció fue la actitud del restaurante.
-¡Gerente, yo también soy una clienta VIP! ¡¿Cómo se atreve?!
El gerente soltó una carcajada fria.
-No necesitamos su dinero. Se lo devolveremos. Es más, que quede claro para todos: estas personas están vetadas de nuestro restaurante. Desde hoy, nadie tiene permitido dejarlas
entrar.
-i¿Qué?!
Ofelia apretó los dientes con rabia, pero los guardias no le dieron la oportunidad de seguir protestando. Sin miramientos, comenzaron a empujar a cada una de ellas hacia la salida.
-¡No me toquen!
-¡Ya me voy, no hace falta que me empujen!
Las expulsaron del restaurante de la manera más humillante posible.
Con sus tacones altos, Ofelia tropezó en las escaleras y rodó hasta el suelo. Maldiciendo entre
lientes, se levantó como pudo, miró furiosa hacia el interior del restaurante y gritó con odio:
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Capitulo 23
-¡Carlota, esto no se va a quedar asi!