Capítulo 22
Ofelia también tenía sus dudas. ¿Acaso Carlota realmente había encontrado algún respaldo poderoso? De lo contrario, ¿por qué tenía esa expresión tan segura, sin un atisbo de nerviosismo? Sin embargo, habían pasado más de diez minutos y no había ocurrido nada, así que fue la primera en perder la paciencia y se puso de pie de golpe.
-Vaya, sí que sabes cómo fanfarronear, Carlota. Te sobrestimé, pero si no tienes a nadie, simplemente admitelo. ¿De verdad crees que vale la pena seguir con este teatro? -Movió la mano con desdén-. ¡Esta mujer nos está tomando el pelo! Necesitamos darle una lección.
El gerente se sintió humillado y enfurecido, ¿había sido engañado por una mujer?
-¡Sáquenla de aquí!
Justo en ese momento, una voz firme resonó en el lugar.
-¡Deténganse todos!
Una silueta vestida de negro apareció ante ellos. Su figura alta y esbelta bloqueó la entrada. Tenía facciones marcadas y atractivas, ojos grandes de un tono ámbar profundo, con unal mirada afilada y penetrante. Su sola presencia emanaba una autoridad innata que envolvió por completo la habitación.
¿Daniel Zelaya?
Varias miradas se posaron simultáneamente sobre él. Todos lo observaban fijamente, demasiado atónitos como para reaccionat,
Carlota parpadeo. Por un instante, realmente penso que él no vendría, pero ahi estaba. Sin dudarlo, se zafó del agarre de los guardias de seguridad y bajo la atónita mirada de todos, corrió directo a los brazos de Daniel.
-Cariño, al fin llegaste! -se quejó con dramatismo. ¡Mira cómo me han estado acosando! Esos guardias incluso se atrevieron a tocarme con sus manos sucias. Tú nunca me tratarias así, ¿cómo se atreven ellos?
Daniel ya estaba de mal humor cuando llegó, pero al escuchar las palabras de Carlota, casi escupió sangre de la frustración. Su actuación fue tan exagerada y descarada que resultaba irritante, ni bien se lanzó a sus brazos, comenzó a quejarse como si fuera una víctima indefensa, dejándolo sin escapatoria.
-Hmph….
Conteniendo su furia, dirigió toda su ira hacia los culpables.
-¿Quién fue?
Ofelia sintió un escalofrio recorrerle la espalda. No podía ser, Héctor le había dicho que esposo de Carlota era un viejo rico, pero el hombre que ella había llamado…. era Daniel Zelaya.
el
¿Como podia ser posible?
Carlota no lo merecía.
La mente de Ofelia se resistia a aceptar la realidad. Finalmente había logrado estar por encima de Carlota, y ahora ella volvía a tener una oportunidad de resurgir.
Antes de que alguien pudiera decir algo más, Daniel volvió a hablar con voz imponente.
-¿No van a responder?
-Sr. Zelaya. -Ofelia reaccionó de inmediato y cambió su expresión por una de fingida inocencia. No sabíamos que Carlota era su mujer. Después de todo, ella siempre ha tenido tantos hombres a su alrededor que es difícil saber con quién está.
Rebeca, quien seguía en estado de shock, finalmente despertó de su asombro,
-¿Qué tonterías estás diciendo? Carlota jamás ha sido asi.
Giró la cabeza y volvió a mirar fijamente a Daniel, ¿de verdad era el esposo de Carlota?
No podía creerlo, seguramente Carlota habia encontrado alguna manera de manipular a Daniel para que las ayudara.
Carlota, por su parte, entrecerró los ojos y sonrió con frialdad, qué rápida era Ofelia paral calumniarla, incluso en ese momento. Lástima que iba a llevarse una gran decepción. Si Daniel realmente fuera su esposo legitimo, tal vez la defendería, pero ella no era Viviana y a él no le importaba en absoluto lo que dijeran de ella.
–
Si, en la universidad Carlota siempre tenia a un montón de hombres siguiéndola. Profesores, asistentes… todos la adoraban. -Ofelia continuó con su veneno-. Nunca estudiaba y aun así sacaba las mejores notas. Con un historial tan dudoso, ¿quién iba a imaginar que conocía al Sr. Zelaya?
La sonrisa de Carlota se amplió aún más. Luego, miró a Daniel con una expresión exageradamente dolida.
-Cariño, no creerás esas mentiras, ¿verdad? -preguntó con voz suplicante-. Solo está celosa de nuestra relación y quiere difamarme. Después de todo, ella nunca podrá siquiera aspirar a tener un esposo tan destacado, mientras que tú solo me amas a mi.