Capítulo 18
Ofelia se tapó la boca, mirando a Carlota como si estuviera viendo a una mendiga desaliñada.
Este asunto ya se ha esparcido por toda la universidad. ¿De verdad crees que ella sigue siendo aquella chica pura e intocable que todos adoraban? Eso me lo dijo Héctor con su propia boca, ¿cómo podría ser mentira?
Héctor era el chico más atractivo de la Universidad de Aguamar, no solo por su apariencia, sino también por su buena posición económica. En su momento, Carlota y él eran considerados la pareja perfecta de la universidad, el típico “príncipe y princesa” que todos admiraban. De hecho, muchos sabían que habían tenido una relación en el pasado.
Al escuchar el nombre de Héctor, Carlota mostró un leve cambio en su expresión. Ofelia notó eso y decidió atacar aún más cruelmente.
-Héctor se arrepiente hasta el cansancio de haberse fijado en ti. No puede creer que haya sido tan ciego como para enamorarse de una mujer tan oportunista y ambiciosa como tú. Lo dejaste solo por dinero, para casarte con un viejo. ¿En qué te diferencias de una cualquiera?
Rebeca, furiosa, estuvo a punto de lanzarse sobre Ofelia y callarle la boca de una vez por todas, pero Carlota solo sonrió fríamente, ya que las palabras de Ofelia le dieron claridad, por fin entendía de dónde habían salido todos esos rumores.
Era cierto que Héctor y ella habían tenido cierta cercanía, pero nunca llegaron a estar juntos. Antes de que algo realmente sucediera entre ellos, ya se habían graduado. Después de eso, Carlota se casó con Daniel y nunca más tuvo contacto con Héctor.
Mirando a Ofelia con una expresión de desprecio, soltó una carcajada sarcástica.
-Si te gustaba Héctor, podrías haberlo dicho desde antes, Ofelia. En su momento, la ropa que vestías y todo lo que usabas, ¿de dónde crees que venía? Era yo quien te lo daba. Pero al final del día, todo se trata de un hombre. Si lo querías tanto, te lo habría cedido sin problemas, no hacía falta que inventaras todas esas historias a mis espaldas solo para que él me odiara.
El rostro de Ofelia se tornó oscuro en un instante. En el pasado, su familia pasó por dificultades económicas, y fue Carlota quien pagó gran parte de sus estudios.
Carlota nunca imaginó que estaba criando a una serpiente en su propio jardín. Ahora que la familia Salazar había caído en desgracia, la primera en aprovechar la situación para pisotearla era, precisamente, la chica a quien tanto había ayudado.
Con el rostro rojo de ira, Ofelia señaló a Carlota con el dedo y le gritó con rencor:
-¡Ya basta! ¿Te crees mejor que yo solo porque no tenía dinero antes? Ya lo sabía, siempre me vieron como su pequeña obra de caridad, una forma de presumir su generosidad. Ahora que tengo dinero, ¿les molesta? Carlota, nadie es más hipócrita que tú.
-Vaya, así que ahora resulta que es motivo de orgullo conseguir dinero gracias a un hombre -dijo Rebeca con tono
sarcástico.
Ofelia levantó la cabeza con arrogancia.
-Siempre será mejor que venderse a un viejo por dinero. No me digas que no lo sabes… todo el mundo en nuestro círculo lo comenta. Y lo más ridículo de todo es verte ahora, en este estado tan miserable. ¿Qué te pasó? Déjame adivinar: el viejo se aburrió de ti después de usarte un par de veces y te echó a la calle, ¿no?
Se giró y llamó a uno de los empleados del lugar.
-Oye, quiero recargar diez mil dólares en mi tarjeta.
El empleado, sorprendido y emocionado, le sonrió ampliamente.
-i¿De verdad?! Se nota que usted es una persona generosa.
-Pero solo lo haré si sacan a esta mujer de aquí ahora mismo, no quiero compartir espacio con alguien que ha sido usada por un viejo, me da asco.
Señaló a Carlota con desdén, levantando la nariz con un aire de superioridad, pero ella ya estaba acostumbrada a ese tipo de situaciones desde la quiebra de su familia y lo único que hizo fue soltar una risa fría.
-Qué gracioso. Si todo lo que he usado te parece tan sucio, entonces deberías deshacerte de Héctor también. Después de todo, él es un hombre que yo ya descarté.
-¿Qué? -Ofelia soltó una risa burlona-. ¿Crees que Héctor es alguien a quien puedas alcanzar ahora? ¡Con solo pensar en
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Capítulo 18
ti le da asco! No tienes idea de lo mucho que ha cambiado la familia Alarcón. Ahora son más poderosos que nunca, tienen un nombre reconocido en Aguamar y además, dentro de poco, Héctor va a colaborar con la familia Zelaya. ¡La familia
Zelaya! Una élite intocable para alguien como tú.
Carlota se quedó ligeramente aturdida.
La familia Zelaya, ¿podría haber tanta coincidencia?