Capítulo 15
-Estás así y todavía te desvelas diseñando, de verdad que te esfuerzas demasiado. Murmuró Gerardo mientras tomaba la hoja de autorización en sus manos. Al ver lo que decía en ella, su rostro se llenó de asombro.
-¿Un legrado? -miró a Carlota completamente atónito-. ¿Qué es esto?
-Shh… -Carlota solo pudo suspirar-. No te voy a mentir, estoy casada, pero… ahora quiero divorciarme. Mi esposo no quiere venir a firmar los papeles y yo… esperaba que tú pudieras hacerte pasar por él y firmar la autorización.
-¿Tú estás casada? ¿Y quién es ese tipo? ¿Por qué ni siquiera está aquí cuando acabas de perder un bebé?
Gerardo se sentía cada vez más desconcertado con lo que escuchaba.
-Es solo una persona común y nuestra relación nunca fue buena, además, no tiene dinero… supongo que no quiere venir a pagar la cirugía. En fin, ya estamos divorciándonos y no quiero seguir hablando de él. Para mí, es como si no existiera.
Gerardo la miró con un suspiro, reflejando toda la compasión que sentía por ella en su rostro.
-Vaya, Carlota. En la universidad eras la chica más hermosa de la facultad, la estrella del diseño, tenías un montón de pretendientes suspirando por ti y siempre nos preguntábamos qué clase de hombre excepcional lograría conquistarte. Nunca imaginé que terminarías casada con un… pobre diablo tan frío e insensible.
Carlota solo pudo soltar una risa forzada.
-Alguien así no es mejor que un animal.
-Exacto.
Carlota volvió a reír con incomodidad.
Nadie sabía que se había casado con Daniel y ahora que estaba divorciada, mucho menos le interesaba que la gente lo supiera.
-Doctor, mi esposo ya llegó. Podemos firmar los papeles para la cirugía.
El médico apareció y sin cuestionar nada, le entregó los documentos a Gerardo para que los firmara.
-Carlota, entra y hazte la cirugía tranquila, yo iré a comprarte algo para que te repongas.
Gerardo solo podía sentir lástima por ella. La vio entrar sola al laboratorio y dejó escapar un hondo suspiro.
Carlota fue sometida a una serie de exámenes, por lo que se recostó en la camilla, dejando que los médicos la manipularan sin oponer resistencia. Se preguntó si Viviana también habría pasado por lo mismo, pero al menos ella tenía a Daniel acompañándola. ¿Y ella?
-¿Podemos empezar con el procedimiento?
Preguntó Carlota al ver entrar al doctor.
-Me temo que no podremos operarte
Respondió él con el ceño fruncido.
-¿Cómo?
-¿Quién te hizo los exámenes? No has tenido ningún problema, el embrión sigue en tu vientre.
Carlota se incorporó de golpe.
lema. nen
-¿No he perdido al bebé? -instintivamente, llevó la mano a su abdomen.
Recordó el día en que alguien la empujó con mala intención, el vientre le dolió mucho en ese momento y perdió bastante sangre. El médico que la revisó le dijo que el bebé ya no tenía signos vitales, pero como no tenía a nadie que firmara la autorización, no continuaron con más exámenes.
-Ahora tienes que pensarlo bien, todavía es un embarazo muy reciente y algo inestable. Si decides continuar, tendrás que hacerte un tratamiento para retenerlo, pero si no lo quieres, aún podemos proceder con la cirugía. Por cierto, ¿dónde está tu esposo? Llámalo para que tomen la decisión juntos.
Las palabras del doctor la dejaron en un dilema; el bebé seguía ahí, pero intentar salvarlo no garantizaba que pudiera quedarse con él, por lo que miró una y otra vez la hoja de consentimiento quirúrgico, sin poder escribir su nombre en ella.
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21:28
En ese momento, recibió una llamada de casa.
-Carlota, mamá está en la Casa del Sabor y vinieron unos cobradores, ven rápido.
No lo pensó dos veces y salió del hospital rumbo al lugar que Ainhoa le indicó, pero apenas cruzó la puerta, sintió que algo no estaba bien.
-Sr. Julio, ya ha visto a mi hija. Desde que se graduó, no ha trabajado y siempre ha sido una muchacha obediente y de buenos modales, perfecta para dedicarse al hogar. Su espos
No lo pensó dos veces y salió del hospital rumbo al lugar que Ainhoa le indicó, pero apenas cruzó la puerta, sintió que algo no estaba bien.
-Sr. Julio, ya ha visto a mi hija. Desde que se graduó, no ha trabajado y siempre ha sido una muchacha obediente y de buenos modales, perfecta para dedicarse al hogar. Su esposa ya no está, ¿por qué no considerarla a ella?