Capítulo 14
Su mirada se deslizó lentamente hacia Carlota.
-A pesar de haber estado casados tres años, siempre nos tratamos con respeto pero sin amor. Incluso si tú no estuvieras, lo nuestro no habría durado, así que no te sientas culpable.
-¿De verdad?
Los ojos de Viviana brillaron levemente.
Años atrás, la familia Zelaya le había dado una suma de dinero para que se alejara de Daniel. Siendo joven e ingenua, creyó que esa cantidad era más que suficiente. Además, en aquel entonces, él ni siquiera se destacaba en nada. Nadie imaginó que, en solo tres años, Daniel se convertiría en el principal heredero de la familia, el primer ejecutivo del Grupo Imperio y el hombre soñado de todas las mujeres de Aguamar.
Cuando Viviana regresó al país y se dio cuenta de todo eso, el arrepentimiento la invadió, pero por suerte, el corazón de Daniel aún le pertenecía.
Sin embargo, Carlota seguía siendo un gran obstáculo entre ellos, aunque Daniel aseguraba que no había amor en su matrimonio, el solo hecho de pensar que ella había compartido su cama con él durante tres años, le resultaba insoportable. Por ende, esa mujer debía desaparecer de la vida de Daniel cuanto antes.
Daniel observó a la mujer inconsciente y dijo con indiferencia:
-Dejemos que se recupere.
El médico, que hasta ese momento había asumido que Daniel era el esposo de la paciente, miró con discreción a la mujer a su lado y comprendió que no era así. Por lo tanto, optó por no hacer más comentarios.
Viviana, en cambio, estaba encantada de que Daniel la llevara de regreso a su casa.
-Daniel, ya es muy tarde. ¿Por qué no te quedas a dormir aquí esta noche?
-No es necesario.
Cuando Viviana se acercó a él, Daniel sintió una incomodidad inexplicable. Tal vez fue porqué, después de tres años -compartiendo su vida con Carlota, se había acostumbrado a su presencia y a la tenue fragancia que la rodeaba. Ahora,
cualquier otra mujer, incluso Viviana, le resultaba extraña.
-¿Te pusiste perfume?
Preguntó, percibiendo un aroma fuerte y penetrante en ella.
-Ah… sí… ¿No te gusta?
Viviana se olfateó a sí misma, preocupada; era una fragancia famosa, supuestamente irresistible para los hombres. De hecho, había pagado un precio elevado por ella.
-No es eso, pero creo que no es bueno usar perfume con frecuencia durante el embarazo. En fin, descansa. Es importante que duermas bien en tu estado.
Daniel le acarició la cabeza y salió sin mirar atrás.
¡Maldita sea!
Viviana se dio una palmada en el vientre, por culpa del embarazo, muchas cosas estaban fuera de su alcance. Si no fuera por eso, ya habría conquistado a Daniel por completo. Pero bueno, de alguna manera, eso también contaba como una muestra de su preocupación por ella, ¿no?
Se consoló con ese pensamiento y con una sonrisa satisfecha, se fue a descansar.
Mientras tanto en el hospital.
Carlota no supo cuánto tiempo había pasado cuando finalmente abrió los ojos.
-Tu procedimiento sigue sin poder realizarse. Necesitas que alguien firme por ti para la cirugía, porque si sigues esperando, tu cuerpo sufrirá daños irreparables. ¿Acaso no quieres volver a quedar embarazada en el futuro?
La voz del médico sonaba severa.
Carlota se quedó en silencio por un momento.
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Capítulo 14
-Conseguiré a alguien que firme por mi.
Sin más opción, tomó su teléfono y envió un mensaje.
-Gerardo, hay algo en lo que solo tú puedes ayudarme…
A la mañana siguiente, Gerardo Loredo llegó temprano al hospital.
-Carlota, ¿qué sucede? ¿Por qué no me habías dicho que estabas enferma?
-Gerardo, llegaste.
Ella esbozó una pålida sonrisa.