Capítulo 13
Carlota fue arrastrada brutalmente hacia afuera, su cabeza daba vueltas por el mareo.
¿Qué haces, Daniel?
-¿Este era tu plan, verdad? ¿Llevar el asunto hasta mi familia para sacarme más dinero?
Daniel la empujó violentamente contra la pared. Carlota ya estaba esforzándose por mantenerse en pie y en ese momento, su cuerpo casi alcanzó su limite. Pero obviamente, Daniel no se dio cuenta y aunque lo hubiera notado, tampoco le habría importado lo más mínimo.
En ese instante, todo encajó en su mente. Recordó la forma en que Viviana había actuado y comprendió que todo aquello debió ser un montaje orquestado por ella misma. Después de todo, al involucrar a la familia Zelaya, se aceleraría su divorcio y de paso, podria hacerla quedar como la culpable. Sin embargo, aunque dijera la verdad, Daniel jamás le creería.
Carlota soltó una risa amarga y murmuró con sarcasmo:
-Si, lo descubriste. No estuvo mal mi astucia, ¿verdad? Ya sabes que mi familia está en bancarrota y necesito dinero urgentemente. Ante el dinero, ¿qué importan el matrimonio, los hombres o la dignidad? Así que, tu familia probablemente tendrá que desembolsar seis millones de dólares. ¿Quieres subir la apuesta?
-Tü…..
-Oh, cierto, el abuelo no está y él siempre me ha consentido. Dime, si se entera de cómo me tratas, ¿crees que aún te dejaría divorciarte?
Daniel la sujeto con fuerza del brazo.
-¿Por qué me agarras tan fuerte? ¿No vas a soltarme y dejar que me aleje de tu familia? Si no me voy, haré un escándalo y llamaré al abuelo. Entonces, sí que estarás acabado.
Daniel sintió un escalofrío recorrer su espalda y soltó su brazo de golpe, su voz estaba cargada de desprecio.
-Estás loca… y pensar que alguna vez compartí la cama con una mujer como tú. Me das asco, hablar contigo es como masticar basura.
-Carlota mantuvo su sonrisa desafiante, pero al escuchar esas palabras crueles, sintió un leve dolor en el pecho. Hacía
mucho que su corazón se había enfriado, pero, por alguna razón, todavía dolía oírlo hablar así. En ese momento, intentó apoyarse en la pared para ponerse de pie, pero su cuerpo tambaleó y cayó al suelo.
-¡Carlota!
Al ver su frágil figura desplomarse, Daniel reaccionó instintivamente y la atrapó en sus brazos. Su cuerpo era tan liviano que parecía no tener peso, se veía increíblemente débil, por lo que frunció el ceño, sorprendido.
-¿Qué te pasa? No me vengas con tu teatro ahora.
Pero Carlota no respondió y una leve inquietud se apoderó de él. Sin pensarlo más, la cargó en brazos y se dirigió de inmediato al hospital.
-¿Otra vez esta señorita en el hospital? -el médico los miró con fastidio-. Esta mañana le dije que tenía fiebre y que no debía levantarse de la cama, pero insistió en hacerlo. Y tú, ¿qué eres de ella? ¿Por qué no la cuidaste mejor?
-¿Qué tiene? ¿Por qué está así?
Preguntó Daniel con el ceño fruncido.
-Ella…
El doctor no alcanzó a terminar su frase cuando Viviana entró de repente.
-Daniel… -su voz sonaba afligida mientras miraba a Carlota, inconsciente en la cama. Sus ojos estaban enrojecidos, hinchados por haber llorado-. Creo que ella todavía siente algo por ti… Si es así, mejor dejemos lo nuestro, además, tu familia tampoco aprueba nuestro matrimonio, así que buscaré el momento para interrumpir el embarazo…
-¿Qué tonterías estás diciendo? -Daniel la interrumpió de inmediato.
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