Capítulo 10
En su momento, lo que le atrajo de ella fueron sus ojos, porque se parecían mucho a los de Viviana. Pero ahora, con aquella mirada afilada y llena de determinación, sus ojos ya no se parecían en absoluto. Daniel la observó con intensidad y murmuro con frialdad:
-Bien, algún día te arrepentirás de haberme amenazado hoy.
Carlota solo esbozó una leve sonrisa irónica.
¿Arrepentirse? Lo único de lo que se arrepentia era de haberse casado con él por amor, de haber sido tan ciega. Ahora ya no había nada de lo que lamentarse.
Daniel se dio la vuelta y salió sin mirar atrás.
Ella intentó subir a su coche, pero él solo giró la cabeza y le dijo:
-Solo prometí ir de compras contigo, nunca dije que te llevaría en mi coche.
Carlota vio cómo él cerraba la puerta del auto y sin inmutarse, se giró para tomar un taxi. Por suerte, la fiebre ya había bajado, de lo contrario, no habría sido capaz de ir al centro comercial.
Daniel caminaba delante, mientras Carlota observaba su espalda desde atrás. Era gracioso… después de tantos años de matrimonio, ella le habia dado lo mejor de sí misma, sin embargo, las emociones que él le demostraba ahora, durante esos días en los que hablaban del divorcio, eran mucho más intensas que las que le generó en todos los años que habían estado casados. Se rio de sí misma con amargura.
Cuando él volteó a verla, ella ya estaba frente al mostrador.
-Este me lo llevo.
-Muestren los artículos más caros de la tienda.
-Envuélvanlo, él paga.
Carlota señalaba artículos al azar en el mostrador, sin preocuparse por el precio, comprando sin pensar dos veces. No pasó mucho tiempo antes de que el chofer de Daniel estuviera completamente cargado con bolsas de compras.
El rostro de Daniel se volvía cada vez más sombrío, como si una cuerda invisible estuviera tensándose en su expresión, a punto de romperse en cualquier momento.
En cambio, Carlota se sentía cada vez más satisfecha, fue como si toda la angustia que había acumulado por la pérdida del bebé se disipara poco a poco con la creciente irritación de Daniel.
-Vaya, nunca me imaginé que te gustara tanto derrochar.
Soltó Daniel con sorna, viendo que Carlota se detenía nuevamente frente a una boutique de lujo, mientras una vena palpitaba en su sien.
Sin inmutarse, Carlota agitó la mano y volvió a gastar sin medida.
-Después de todo, pronto estaré divorciada y una vez que deje de ser la esposa del señor Zelaya, puede que nunca más tenga la oportunidad de darme estos lujos. Así que, por supuesto, tengo que aprovechar mientras pueda.
-¿Cómo me llamaste?
-Señor Zelaya, ¿no es correcto? ¿O prefieres que te diga “exmarido querido“?
Su tono destilaba una ironía mordaz, lo que hacía que escucharla resultara insoportablemente molesto. Fue fácil olvidar que alguna vez solía llamarlo “amor” con dulzura y obediencia.
Él estaba a punto de explotar, pero en ese momento su teléfono sonó de repente, miró la pantalla y su expresión se
endureció.
No hacía falta decir nada, Carlota ya había adivinado quién lo llamaba, seguramente era Viviana.
-Contesta, tranquilo, no voy a decir nada que moleste a Viviana.
Dijo Carlota con indiferencia, antes de que él pudiera hablar.
Daniel le lanzó una mirada feroz, pero aun así contestó la llamada.
1/2
21:28
Capítulo 10
-Viviana.
Su tono era completamente diferente al que usaba con Carlota.
Ella sonrió con amargura y bajó la cabeza, sin ganas de seguir escuchando.
-Daniel, ¿dónde estás? La familia Zelaya se enteró de que estoy embarazada. Vinieron a buscarme y quieren que vaya a su casa, ¿qué hago? Tengo miedo… ¿crees que pueden hacerle daño a mi bebé?
Daniel entrecerró los ojos con frialdad y le dirigió una mirada gélida a Carlota, ¿había sido ella?
Lo habia amenazado unos momentos antes, y ahora su familia había descubierto lo de Viviana.
Carlota sintió su mirada penetrante y enarcó las cejas con desconcierto.
-¿Por qué me miras así?
Daniel colgó el teléfono y avanzó hacia ella con pasos firmes.
-¿Fuiste tú quien delató a Viviana ante mi familia? Carlota… parece que ya te cansaste de vivir.
El corazón de Carlota dio un brinco.
¿Cómo es posible…? ¿La familia Zelaya ya se enteró? ¿Y justo tenía que ser ahora?