Capítulo 9
Héctor había notado a Vanessa desde lejos. El que normalmente corría hacia él como un perrito faldero, hoy ni siquiera le dirigía la mirada.
-Vaya, qué sorpresa -se burló Héctor.
que
Recordar cómo el día anterior ella se había atrevido a patearlo y llamarlo inútil hacía el rostro de Héctor cambiara de color, terminando en una expresión de puro enojo.
-Oye, Héctor, ¿no es esa la lapa que se te pega siempre? Parece que hoy decidió no hacerlo -comentó Beltrán con un tono burlón, siguiendo la mirada de Héctor.
Moisés, mientras tanto, le echó una mirada despreocupada a Vanessa mientras servía más comida a Celeste, con una expresión de cariño en su rostro.
Ambos, tanto Moisés como Beltrán, eran los mejores amigos de Héctor, siempre estaban juntos, compartiendo todo. Y a Celeste, la hermana de Héctor, la trataban como a su propia hermana, cuidándola con devoción.
Héctor, aún molesto por lo ocurrido el día anterior, no intervino cuando sus amigos insultaron a Vanessa. De hecho, parecía disfrutarlo.
-Esta chica necesita aprender la lección -dijo con un bufido-. La ignoraremos unos días y
verá que cometió un error.
Celeste, al notar el evidente disgusto de Héctor, sonrió ligeramente.
-Hermano, seguro que Vanessa está enojada conmigo. Iré a disculparme con ella.
Moisés acarició la cabeza de Celeste con ternura y le dijo con suavidad:
-Celeste, tú no tienes la culpa de nada. La que está equivocada es ella. Eres demasiado
buena.
Beltrán añadió:
-Sí, ella es solo una bastarda. No merece que una señorita como tú se disculpe.
Héctor miró a su hermana con orgullo, acariciándole la cabeza, mientras aumentaba su desprecio hacia Vanessa.
-No tienes por qué disculparte. La que cometió el error fue ella, y es ella quien debe pedir perdón.
Luego, añadió:
-No te preocupes, Celeste. En unos días Vanessa se dará cuenta de su error y yo me encargaré de que se disculpe contigo.
-No importa, mientras ella regrese a casa, yo estaré feliz -respondió Celeste.
Héctor, conmovido por la sabiduría de su hermana, se sintió aún más frustrado con Vanessa.
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Capitulo 9
Beltrán, incapaz de contenerse, ideó algo malicioso. Se levantó y se acercó a Vanessa, dándole órdenes desde su posición superior;
-Vanessa, Celeste tiene sed. Ve a comprarle un café con leche.
-No se pasen de la raya -intervino Ximena, poniéndose de pie, ya que siempre le había molestado cómo trataban a Vanessa.
-¿Y tú quién te crees para meterte? -Beltrán señaló a Ximena, tocando su frente como advertencia.
De repente, Vanessa dejó el tenedor y le dio una bofetada a Beltrán, tan rápido que nadie lo vio
venir.
-Si vas a hablar, hazlo sin tocar -replicó Vanessa, colocando a Ximena detrás de ella y lanzándole una mirada fría a Beltrán.
Beltrán, sorprendido, se cubrió la cara antes de reaccionar:
-¡Desquiciada! ¿Cómo te atreves a golpearme?
No solo Beltrán, todos estaban asombrados.
Antes, aunque Vanessa no soportaba a Celeste, siempre obedecía a Héctor y sus amigos, dejándolos hacer lo que quisieran sin quejarse.
Pero ahora, la chica que antes parecía tan sumisa, había sacado las garras.
-¿Y qué si te golpeo? -dijo Vanessa, mirándolos con desdén.
Miró a Beltrán y su grupo de arriba abajo, riéndose:
-¿Qué pasa, tienen las manos rotas o las piernas cojas que no pueden ir ustedes mismos?
-Eres solo un perro de Héctor, ¿de qué te las das? -Vanessa lo miró fijamente, sabiendo bien que esas palabras lo herirían.
Beltrán odiaba que lo llamaran perro de Héctor.
Con una mirada asesina, le gruñó:
-Vanessa, cuida tu boca.
Luego, le lanzó una mirada significativa a Héctor.
-No me haces caso a mí, pero a Héctor sí, ¿verdad?
Héctor, aún resentido por lo de ayer, le gritó a Vanessa:
-Ve a comprarlo ahora mismo. Si Celeste no toma su café con leche hoy, te las verás conmigo.
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