Capítulo 23
Vanessa se quedó un poco confundida, mirando a Emilio sin entender del todo lo que estaba pasando
¿No le había dicho que se fuera?
Viendo la gran reacción de la chica, Emilio se dio cuenta de que probablemente Vanessa había sido injustamente acusada muchas veces en la familia Sánchez. Pensando en eso, su aversión por la familia Sánchez creció aún más.
Sabiendo que Vanessa era sensible, Emilio suavizó su tono y explicó rápidamente:
-Nadie te está pidiendo que te disculpes.
-¿Te dolió la mano? -Emilio echó un vistazo discreto a la marca roja en el rostro de Rosa, pensando que Vanessa probablemente había usado mucha fuerza.
Vanessa se sorprendió un poco, abriendo esos ojos tan bonitos que tenía, y preguntó:
-¿No me vas a preguntar por qué la golpeé?
En la familia Sánchez, cuando sucedían cosas así, Alejandro ni siquiera preguntaba el motivo, solo la obligaba a disculparse. Vanessa ya estaba acostumbrada a eso.
-Si la golpeaste, fue porque lo merecía, ¿no es así? -respondió Emilio con indiferencia, como si se tratara de un asunto sin importancia.
El corazón de Vanessa, que había estado tranquilo, de repente se llenó de emoción. Había una extraña e inexplicable alegría dentro de ella.
Miró a Emilio directamente a los ojos, ansiosa por confirmar.
-¿De verdad me crees?
Los ojos de la chica brillaban, como si estuvieran llenos de estrellas.
Bajo esa mirada, Emilio sintió una súbita sensación de satisfacción.
-Por supuesto, eres mi hija -respondió Emilio con firmeza.
Pensó un momento y añadió:
-Lo que importa no es quién tiene la razón, sino que nadie debe abusar de ti.
-Si alguien te provoca, no dudes en defenderte.
-Mi hija puede andar por Nueva Alameda con la cabeza en alto, sin preocuparse.
Emilio era conocido en el círculo de la élite de Nueva Alameda como un loco, y nunca le importó su reputación. Por sus palabras, Vanessa tuvo un muy buen día.
Sin darse cuenta, padre e hija se acercaron mucho más.
Capitulo 23
A la mañana siguiente, Emilio llevó a Vanessa a la escuela antes de dirigirse a la oficina. Ya había revisado las cámaras de seguridad de lo ocurrido el día anterior, y todo indicaba que Rosa había sido la instigadora.
Emilio miró el video completo con una expresión seria; cuando vio a Rosa insultar a Vanessa, su semblante se volvió helado.
Después de verlo, llamó inmediatamente a Sergio y le ordenó:
-Dile a Rosa que no regrese mañana, y avisa a las otras empresas que cualquiera que la contrate estará en contra del Grupo Leyva.
Sergio estaba a punto de aceptar la orden, pero de repente recordó algo:
-Sr. Emilio, usted mismo contrato a Rosa.
-¿Y qué? -Emilio no entendió a qué se refería.
Sergio continuó:
-Usted dijo que tenía una gran capacidad en su trabajo.
Emilio soltó una risa despectiva:
-Sí, tiene habilidades, pero el Grupo Leyva no necesita practicantes que solo sean buenos en su trabajo.
Especialmente aquellos que no saben cuál es su lugar. Creyendo que por haber sido contratada directamente por él, podía menospreciar a sus compañeros. Personas así no tienen cabida en
el Grupo Leyva.
Cuando Vanessa llegó a la escuela, ya habían publicado la lista de exámenes.
Ella estaba en la sexta posición desde el final, justo antes de Ximena.
Al ver a Vanessa, los ojos de Ximena se iluminaron.
-¡Vane!
-Leí el cuaderno de notas que me diste, es incluso más útil que las clases del profesor.
Con los exámenes a la vuelta de la esquina, Ximena había recordado el cuaderno y, aburrida, hojeó algunas páginas. Para su sorpresa, los problemas que no había entendido antes ahora se resolvían fácilmente en su mente.
Pasó dos días revisando la mitad de ese cuaderno.
A diferencia de la emoción de Ximena, Vanessa no mostró mucha reacción:
-Claro, te dije que no te expulsarían.
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Aunque Ximena no le dio demasiada importancia a sus palabras, la ansiedad que sentía antes del examen se habia disipado significativamente.
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