Capítulo 20
El rostro de Emilio ya no mostraba signos de enfermedad. Se levantó del sofá, recuperando esa apariencia severa de siempre, aunque en el fondo de sus ojos había un toque de ternura que antes no estaba.
-Me siento mucho mejor. Gracias por cuidarme ayer.
Emilio desvió la mirada rápidamente después de decir eso. Nunca había pensado que algún día diría algo así. Tampoco esperaba que la noche en que le dijeron que ella no volvería, pasaría la noche en vela, sintiendo por primera vez ese peso en el corazón.
Vanessa, por su parte, se sintió algo incómoda. Se detuvo un momento antes de responder:
-No… no hay problema.
Era fin de semana y no había ni el ama de llaves ni los empleados en casa. Emilio, probando suerte, le preguntó:
-¿Te gustaría acompañarme a la oficina más tarde?
Vanessa se perdió brevemente en sus pensamientos, pero respondió afirmativamente. De niña, Alejandro solía llevarla a la oficina. Sin embargo, desde que regresó al país hace seis meses, la actitud de Alejandro cambió. No quería llevarla a la oficina, como si quisiera dejar claro que, para él, solo Celeste era la heredera de la familia Sánchez. Estaba advirtiéndole que no aspirara a lo que no le correspondía, temía que compitiera con Celeste.
El Grupo Leyva era mucho más grande que el Grupo Sánchez. Mientras Vanessa caminaba al lado de Emilio, muchas miradas se posaban en ellos. No era común ver a Emilio con una chica en la oficina, y la curiosidad se despertó entre los presentes.
-¡Vaya, ¿quién es la chica que está con Emilio?!
-Es la primera vez que veo a Emilio traer a una chica aquí.
-Esa chica es realmente linda, parece una princesa. Camina como si fuera hija de una familia
adinerada.
-¡Ah! Me miró, ¡voy a morir!
Las compañeras de trabajo no podían apartar los ojos de Vanessa, mirándola con admiración. Sus miradas eran como las de lobos hambrientos ante un festín.
Aunque Vanessa se sintió un poco intimidada, no percibió mala intención. Solo cuando llegaron a la oficina de Emilio, esa sensación de ser observada se desvaneció.
Emilio había hecho que prepararan un escritorio elegante junto al suyo, equipado con una computadora, una silla gamer y auriculares, todo de última tecnología, especialmente limpiado para Vanessa. Su rostro se iluminó al ver todo eso.
De pequeña, a Vanessa le encantaba jugar videojuegos, pero Celeste prefería cantar y bailar.
Todas las habitaciones vacías en casa se convirtieron en salas de danza y música para
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Capitulo 20
Celeste. Un año, después de estudiar arduamente y lograr el primer lugar en su grado, Alejandro le preguntó qué quería como recompensa. Vanessa pidió un equipo de videojuegos para su habitación. Al principio, Alejandro aceptó, pero luego se negó, diciendo que jugar en la habitación podría molestar a su hermana y acusándola de ser insensible.
Desde entonces, Vanessa nunca volvió a pedirle nada a Alejandro.
-¿Te gusta? -preguntó Emilio, viendo por primera vez a Vanessa con una expresión tan alegre. En ese momento, ella parecía un niño feliz con su regalo.
Aunque Vanessa no lo demostró completamente, Emilio pudo notar su alegría. Sonrió de manera discreta, satisfecho con su decisión. Quizás debería considerar darle un aumento a
Sergio.
Vanessa asintió, diciendo:
-Sí, me gusta. -Y se sentó inmediatamente.
-Tengo una reunión, mientras tanto puedes jugar aquí. Si necesitas algo, busca a Sergio -indicó Emilio antes de irse, contento al verla feliz.
Vanessa, sola frente a la computadora y sin mucho que hacer, decidió entrar a la página donde publicaba sus novelas. Al iniciar sesión, se sorprendió al ver más de 99 mensajes en su bandeja.
En solo unos días, había recibido miles de comentarios y peticiones de actualización. Al revisar los comentarios, casi todos eran positivos, con muy pocas críticas negativas. Además, había recibido muchas ofertas de editores para firmar un contrato.
Vanessa eligió uno de los editores, revisó cuidadosamente el contrato para asegurarse de que no hubiera trampas, y firmó electrónicamente sin titubeos.
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