Capítulo 14
Después de eso, Alejandro decidió adoptar al pequeño sin dudarlo.
Dos almas perdidas encontraban consuelo el uno en el otro, compartiendo el calor faltaba en sus vidas.
les que
Ese año fue uno de los más dificiles para Alejandro, pero gracias a la compañía de Vane, su vida encontró un rayo de esperanza poco común.
Aunque todo esto ocurrió hace más de una década, Alejandro lo recordaba con una claridad impresionante, como si hubiera sucedido ayer.
La pequeña Vane, que en su momento lo miraba con devoción y se aferraba a su pierna pidiendo que la cargara, ahora quería romper la relación padre e hija.
En un abrir y cerrar de ojos, ella había encontrado a su padre biológico.
Alejandro no podía evitar sentir una punzada de tristeza al pensar que Emilio era en realidad su padre biológico.
Esa noche, Alejandro no pudo pegar un ojo.
Por otro lado, Emilio, al llegar a casa, ordenó investigar sobre la vida de Vanessa en el extranjero.
Alejandro había mencionado el tema de irse al extranjero, y la reacción de la niña fue inusual.
Esa misma noche, Emilio también tuvo problemas para dormir.
La única que logró dormir plácidamente fue Vanessa, quien no tuvo sueños esa noche.
Había pasado mucho tiempo desde que había podido dormir bien. Desde que regresó a su país, especialmente viviendo con la familia Sánchez, no había tenido una sola noche de descanso.
Sorprendentemente, en la familia Leyva, había podido dormir tranquilamente.
Parecía que la familia Sánchez le traía mala suerte.
Cuando Vanessa bajó a desayunar, se enteró de que Emilio ya había salido temprano hacia la
empresa.
Sin darle mayor importancia, Vanessa terminó su desayuno y se dirigió a la escuela.
Al entrar al salón de clases, vio a Ximena con la cabeza apoyada sobre la mesa, luciendo preocupada y sin moverse.
-¿Qué pasa?
Rara vez veía a Ximena tan desanimada.
-Vane, la próxima semana son los exámenes mensuales.
Ximena levantó la cabeza luciendo agotada, como si le hubieran absorbido toda la energía.
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Fue entonces que Vanessa notó las ojeras bajo sus ojos.
-¿No dormiste en toda la noche?
Ximena asintió con la cabeza.
Pasó toda la noche estudiando, pero no lograba retener nada.
-Vane, si vuelvo a quedar de los últimos en este examen, me van a expulsar -dijo Ximena, sorbiendo por la nariz, sintiéndose impotente.
El Colegio Nueva Alameda tenía una regla muy estricta: cualquier estudiante que quedara entre los últimos cinco lugares en tres exámenes mensuales consecutivos sería expulsado y tendría que buscar otra escuela.
Sin embargo, también había una regla más comprensiva: los estudiantes de otras escuelas que quisieran ingresar al Colegio Nueva Alameda podían tomar el examen de admisión en cualquier momento y, si lo aprobaban, serían admitidos.
Por supuesto, el examen de admisión del Colegio Nueva Alameda no era sencillo.
Vanessa también pensó en esto.
Rebuscó en su escritorio por un momento, encontró un cuaderno y se lo entregó a Ximena.
-No te preocupes, no te van a expulsar.
Había algo en Vanessa que siempre infundía confianza, y Ximena no pudo evitar creer en ella, sintiendo que sus miedos se desvanecían un poco.
Miró el cuaderno con curiosidad.
-¿Qué es esto?
-Es un cuaderno de mis apuntes de clase. Si lo estudias, seguro que esta vez pasas el
examen.
Este cuaderno no contenía solo apuntes básicos, sino que Vanessa había desarrollado métodos más simples para entender y resolver cada problema, haciéndolos más fáciles de comprender.
Ximena dudó un poco, pero al ser algo que Vanessa le había dado, lo aceptó con una sonrisa.
Para ella, cualquier cosa que Vane le diera, incluso si fuera una pila de hojas viejas, la haría feliz.
De repente, una risa burlona se oyó cerca.
Una chica de apariencia sencilla pero con un aire sofisticado las observaba con desdén. Iba vestida con ropa de alta costura, claramente una niña rica de una familia adinerada.
Con los brazos cruzados, miraba a Vanessa y Ximena con una mueca de desprecio.
-Una que queda sexta de último enseñándole a la que queda quinta de último, ¡qué gracioso!
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Capitulo 14
Ximena sintió un poco de vergüenza al oír eso, pero el gesto de Vanessa le dio el valor para
levantar la cabeza.
-¿Y qué? Nuestra Vane siempre está en los últimos puestos, pero eso también es un talento -respondió Ximena, intentando sonar más segura de lo que se sentía.
Jimena Castillo soltó un bufido y replicó con desdén:
-Sigan soñando, a ver si después del examen todavía pueden reírse.
Ver a esa persona trajo de vuelta a Vanessa una oleada de recuerdos oscuros.
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