Capítulo 50
Verónica apresuradamente abrió la puerta del auto y bajo, seguida por Benito, quien tomo el paraguas que le pasó su asistente y lo abrió sobre ella, creando un refugio ante el clime adverso. El tiempo transcurrió minuto a minuto. Ya era la hora acordada y aun no aparecía nadie. Desesperada, Verónica no pudo esperar más y sacó su teléfono para llamar a Orlando. Justo cuando marco, un timbre de teléfono sono en el callejón detrás de ella. Al principio. Verónica no le presto atención. Però después de que la tercera Wamada se cortara automaticamente y el timbre en el callejón tambien cesara al mismo tiempo, se dio cuenta de que algo andaba mal. Ella y Benito, hotaron algo extraño e intercambiaron miradas.
Ambos se dirigieron hacia el callejón.
Al entrar, vieron a un hombre tendido en un charco de sangre a poca distancia.
Estaba inmóvil sin saber si estaba vivo o muerto. La sangre ffufa de su cuerpo, tiñendo de rojo el suelo bajo sus pies. Al ver esto, Verónica retrocedió instintivamente, pero Benito, siempre a su lado, levantó la mano a tiempo para estabilizarla. Con dificultad, Veronica tragó saliva y temblando, intentó llamar nuevamente al hombre. El sonido del teléfono provenía del cuerpo del hombre en el suelo. El rostro de Verónica se volvió pálido de golpe, y con pasos débiles, se lanzó hacia adelante, cayendo de rodillas junto al hombre, intentando levantarlo del suelo con manos temblorosas, su voz se quebró, “¡No puedes morir Levántate! ¡Aún no me has dicho quién es esa persona!”
Benito no logró detenerla y se acercó rápidamente. Con una mano sostenia el paraguas y con la otra ayudaba a levantar al hombre del suelo, no le importo ensuciar su ropa costosa con el barro y la sangre. El hombre, que pesaba más de doscientas libras, fue levantado por Benito con una mano y apoyado contra la pared, luego le ordenó al asistente que acababa de llamar a emergencias: “Presiona su henda” “Entendido” El asistente se agacho de inmediato y
presionó la herida aun sangrando del hombre. Con los ojos medio cerrados, al hombre había
perdido tanta sangre que su rostro estaba pálido como el papel, y respiraba con dificultad. Veronica sujetaba con fuerza el brazo del hombre, Cien mil dolares, te lo transferire ahora mismo, por favor, dime, ¿quién es esa persona?” Temblorosa, comenzó a ingresar el numero de cuente. El hombre intento hablar abnendo ligeramente los labios. Pero apenas abrió la boca. “Phew.” Un choro de sangre broto de sus labios. Y perdio a conocimiento de nuevo.
En menos de diez minutos, la ambulancia llego y el hombre fue llevado al hospital para ser atendido de urgencia Veronica lo sigue hasta el hospital.
Ella se quedo parada fuera de la sala de emergencias, mirando fjamente la luz roja encendida, temblando incesantemente. No dejaba de rezar para que el hombre estuviera bien. Benito estaba hablando con la policia Ellos ya habian investigado caso, el hombre se llamaba Orlando Era un ludopata y el sospechoso de haberlo bendo ya habia sido detenido, también era un jugador Ambos tenian repitias acumuladas por el juego. Esta vez, tras una nueva disputa y habiendo bebido de más, el atacante, eo un arrebalo, lo habia apuñalado. Después de informarle la policia se maroto y Bento xolo junto a Veronica
“Ve a cambiarte cuidado con resfriante Bento le entregó la ropa que habla mandado a
comprarle con el asistente a Verónica. “Yo me quedaré vigilando aquí“. Ese comentario impidió cualquier objeción de Verónica. Ella tomó la bolsa y se fue al baño a ponerse ropa limpia. Al regresar, Benito le pasó una taza de té, “Para que te calientes“.
“Gracias“. Verónica agradeció con la voz ronca. Sosteniendo el té y su mirada permaneció fija en la puerta cerrada frente a ella.
Verónica no sabía cuánto tiempo había pasado, pero la luz que permanecía encendida finalmente se apagó y la puerta se abrió desde adentro. Con los ojos rojos y tensionados, Verónica corrió hacia el médico, agarrándolo del brazo, preguntó ansiosamente: “Doctor, ¿cómo está él?”
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