Capítulo 18
Desentrañando secretos
El túnel estaba frío y silencioso mientras Elena y Daniel se abrían
paso a través del laberinto subterráneo. La tenue luz de
sus linternas apenas iluminaba las paredes, que estaban
revestidas de ladrillos viejos y agrietados que parecían contar
sus propias historias. El sonido de sus pasos resonaba en
la quietud, el único recordatorio del peligro del que habían
escapado por poco. Elena podía sentir el peso de cada
segundo que pasaba como si el tiempo mismo los estuviera empujando hacia adelante,
instándolos a actuar.
“¿Cuánto falta?”, preguntó Elena, su voz rompiendo el
silencio. No pudo evitar sentir la tensión acumulándose en su
pecho. No podían quedarse en el túnel para siempre. Eventualmente,
tendrían que enfrentarse a Ryan y sus hombres.
“Estamos cerca”, respondió Daniel, sus ojos escaneando las sombras
por delante. “Conozco una salida desde aquí. Pero tenemos que mantenernos agachados
y seguir moviéndonos”.
Elena asintió, pero el peso de todo lo que estaban haciendo
la oprimía con fuerza. Había llegado tan lejos para
derribar a Ryan, y ahora, con cada momento que pasaba, se sentía como si
estuvieran siendo arrastrados más profundamente a su red de mentiras y
corrupción. Esto ya no era solo una cuestión de justicia, era
una cuestión de supervivencia.
La cacería de Ryan
De vuelta en la ciudad, Ryan Lancaster estaba sentado en su oficina, mirando
el mapa extendido frente a él. El calor del momento
había pasado hace mucho tiempo, pero su frustración solo estaba creciendo.
Elena y Daniel se habían deslizado entre sus dedos una vez más,
y ahora se estaba quedando sin opciones.
Su mano se cernió sobre el teléfono, pero no llamó a Marcus.
En cambio, tomó un nuevo contacto y marcó el número.
Era arriesgado, pero los tiempos desesperados requerían
medidas desesperadas. La persona al otro lado de la línea podría ayudarlo
, o al menos, señalarle la dirección correcta.
El teléfono sonó dos veces antes de que la voz del otro lado
respondiera. “Lancaster”, la voz era áspera, desconocida.
“Necesito ayuda”, dijo Ryan, su tono más frío de lo que pretendía.
—Estoy lidiando con una situación que se está saliendo de control.
Necesito a alguien que pueda manejarla. Alguien que sea…
discreto.
—Hubo una pausa, luego una risa baja—. La discreción es lo que
mejor hago. ¿Qué es exactamente lo que estás pidiendo?
—Ryan se inclinó hacia adelante, sus dedos golpeando el escritorio con
frustración—. Necesito que encuentres a alguien. Elena. Ella se ha escondido
bajo tierra, pero no es invencible. Quiero que la encuentren.
Ahora.
Aliados inesperados
Elena y Daniel llegaron al borde del túnel, donde una
puerta oculta conducía a un almacén abandonado. El aire de la noche
era cortante, el zumbido distante de la ciudad apenas se oía desde
ese lugar apartado. Salieron al exterior, sus ojos
se acostumbraron al nuevo entorno. Pero incluso en la relativa
seguridad de ese rincón olvidado de la ciudad, Elena no podía
quitarse la sensación de que alguien los estaba observando.
—¿Crees que los hemos perdido? —preguntó Elena, todavía recuperando el
aliento.
Daniel asintió. —Por ahora. Pero no podemos detenernos aquí. Ryan tiene
demasiados recursos. Es solo cuestión de tiempo antes de que
nos rastree de nuevo.
Elena lo miró, con la mente acelerada. Habían estado huyendo
durante tanto tiempo que era difícil imaginar una vida sin
mirar constantemente por encima de sus hombros. —¿Cuál es nuestro próximo
movimiento?
—Necesitamos llegar a la casa segura. Hay alguien que puede
ayudarnos con el empujón final. Un hacker que puede hacernos acceder a los
archivos que Ryan está tratando de borrar. Una vez que lo tengamos, tendremos
todo lo que necesitamos para acabar con él.
Elena sintió una oleada de esperanza. Estaban cerca, muy cerca. Pero sabía
que no debía permitirse creer que sería así de
simple. Ryan había demostrado una y otra vez que no se detendría
ante nada para protegerse.
El hacker
Mientras se dirigían a la casa segura, Elena y Daniel
discutieron el plan. La hacker con la que se reunirían, una mujer
llamada Lucy, había sido una valiosa aliada en el pasado. Era
escurridiza, operaba en las sombras, pero era una de las mejores
en atravesar la seguridad digital y descubrir
información oculta. Si alguien podía descifrar los archivos que Ryan había
bloqueado, era ella.
Cuando llegaron a la casa segura, Lucy ya estaba allí,
esperando. Estaba sentada en una mesa, sus dedos volando sobre el
teclado de una computadora portátil, su rostro iluminado por la pantalla. En el
momento en que vio a Elena y Daniel, cerró la computadora portátil
con un movimiento rápido y se puso de pie.
“Es bueno verlos”, dijo Lucy con una pequeña sonrisa. “¿Supongo que
tienes algo para mí?”
Elena asintió, colocando una carpeta sobre la mesa. “Necesitamos acceso
a las cuentas en el extranjero de Ryan. Necesitamos todo: las
transacciones, los activos ocultos, todo.
Lucy arqueó una ceja. —No es una tarea fácil. Ryan ha
cifrado todos sus archivos. Va a llevar tiempo.
—No tenemos tiempo —dijo Daniel, con la voz tensa—.
Lo necesitamos ahora. O todos estamos muertos.
Lucy lo miró por un largo momento antes de volverse
hacia la computadora portátil. “Está bien, haré lo que pueda. Pero necesitaré tu
ayuda. Vigila mientras trabajo”.
Elena y Daniel intercambiaron una mirada, sabiendo que esta
sería su última oportunidad de acabar con Ryan. Si Lucy pudiera
entrar en sus cuentas, tendrían todo lo que
necesitaban para acabar con él para siempre.
El tictac del reloj
Mientras Lucy trabajaba su magia en la computadora portátil, Elena y Daniel
mantuvieron sus ojos en la puerta, escuchando cualquier sonido que pudiera
indicar peligro. Cada minuto se sentía como una eternidad, cada segundo
se extendía más que el anterior.
Pero luego, finalmente, Lucy habló. “Tengo algo”.
El corazón de Elena dio un vuelco. “¿Qué quieres decir con que tienes
algo?”
Lucy giró la computadora portátil, revelando una larga lista de archivos:
registros bancarios, cuentas en el extranjero, historiales de transacciones.
Todo lo que habían estado buscando y más.
“Ryan ha estado moviendo dinero durante años”, dijo Lucy,
desplazándose por los archivos. “Pero todo está aquí. Cada
transacción. Cada cuenta. Tenemos lo suficiente para
acabar con él. Para siempre.
Elena respiró profundamente, sus ojos escaneando la pantalla. La
información frente a ella era condenatoria. Esto era todo. La
pieza final del rompecabezas.
Pero justo cuando estaba a punto de hablar, alguien llamó a la
puerta.
Una revelación peligrosa
La sangre de Elena se heló cuando el sonido del golpe resonó
por la habitación. Alguien estaba aquí. Los hombres de Ryan
los habían encontrado. La persecución estaba lejos de terminar.
Lucy cerró rápidamente la computadora portátil, escondiéndola debajo de la mesa mientras
tomaba una pistola del cajón. “Tenemos que irnos. Ahora”.
El corazón de Elena se aceleró mientras se levantaba, haciendo un gesto a Daniel para que
la siguiera. Tenían que irse, y tenían que hacerlo rápido. Si
Ryan finalmente los había rastreado, era solo cuestión de
tiempo antes de que las paredes se cerraran.
Mientras salían corriendo de la casa segura, la mente de Elena estaba
concentrada. Tenían lo que necesitaban. La evidencia estaba en
sus manos, pero ahora tenían que asegurarse de que llegara a las
personas adecuadas. No podían permitirse el lujo de dejar que Ryan destruyera
todo por lo que habían luchado…
Resucitado de la ruina por Elias Mercer 18
Resucitado de la ruina por Elias Mercer 18
Posted by ? Views, Released on February 24, 2025
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