Capítulo 411
Dos personas se miran a los ojos.
Héctor llevaba puesta una máscara que impide ver su expresión, pero su mirada seguía siendo indiferente, como si estuviera viendo a una extraña al observar a Camila.
El presentador dijo sonriendo: -Señoras, por favor, mantengan la calma. Así que, solo una persona podrá subir al escenario para tocar a nuestro bailarín principal. En cuanto a quién será, lo decidiremos mediante una subasta, y quien ofrezca más, ganará.
Las mujeres ricas a su alrededor comenzaron a pujar de inmediato. -Mil dólares.
-Tres mil dólares.
-Cinco mil dólares.
-Diez mil dólares.
El precio se elevó rápidamente hasta los diez mil dólares, y Laura estaba asombrada. -—¿Diez mil dólares solo por tocarlo? ¿Los abdominales de este bailarín principal están hechos de oro o qué? ¿Se han vuelto locas?
En ese momento, Camila levantó la mano. ¡Ofrezco veinte mil dólares!
Camila propuso veinte mil dólares.
Raquel y Laura miraron hacia Camila, y Laura tiraron discretamente de ella. -Camila, ¿qué haces metiéndote en esto?
Los bellos ojos almendrados de Camila miraban hacia el escenario, hacia Héctor. -Ofrezco veinte mil, déjenme tocarlo, quiero tocarlo un momento.
Héctor miró hacia abajo, hacia Camila, que hablaba con un tono caprichoso y ofreció veinte mil dólares, eclipsando a las demás mujeres ricas, con el deseo de tocarlo.
Raquel observó a Héctor en el escenario y ya había adivinado quién era, la única persona que podría hacer que Camila actuara tan fuera de lo común es Héctor.
Las mujeres ricas a su alrededor se quedaron atónitas por un momento, luego continuaron aumentando la oferta. Ofrezco cincuenta mil dólares.
-¡Cien mil dólares!
Hoy Camila no llevaba tanto dinero. Inmediatamente tiró de Raquel. -Raquelita, préstame algo de dinero, te lo devolveré en cuanto llegue a casa.
Capítulo 411
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No había problema con prestar dinero, Raquel sacó la tarjeta negra y dorada que Alberto le dio. -¡Tómala!
Camila seguía ofertando. -¡Ofrezco quinientos mil dólares!
Todos estaban asombrados.
Camila había elevado la oferta a quinientos mil dólares.
El presentador preguntó: -Esta señorita ha ofrecido quinientos mil dólares, ¿alguien da más?
Camila levantó una ceja, mirando hacia el escenario a Héctor, como diciendo: esta noche eres mío.
Héctor no mostró ninguna reacción, simplemente se dio la vuelta y bajó del escenario.
-¡Eh, no te vayas!
—¿Por qué se va?
Las mujeres ricas estaban alborotadas.
El presentador dijo incómodamente: -Lo siento, damas, solo estaba bromeando con ustedes. Como saben, nuestros bailarines principales aquí no están en venta, ni siquiera para un simple toque.
Las mujeres ricas estaban muy decepcionadas. -Nos vamos.
Había demasiada gente alrededor, y alguien empujó a Raquel por accidente. Laura exclamó: —¡ Raquelita!
Raquel también pensó que iba a caer, pero en ese momento un brazo fuerte y musculoso se extendió y agarró su delgada cintura con firmeza.
Raquel levantó la vista y vio que el rostro guapo y distinguido de Alberto se agrandaba en su campo de visión.
Alberto había llegado.
Raquel, con las pestañas temblando, preguntó: -Jefe Alberto, ¿cómo has venido?
La expresión de Alberto era fría, el bar del hotel estaba hecho para que las mujeres ricas se divirtieran, y ellas vinieron aquí a jugar con los acompañantes masculinos, lo que lo hizo reír de ira.
-¿Te diviertes aquí? ¿Tomando mi tarjeta, a quién le has echado el ojo?
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Ella se levantó rápidamente. -No he pedido ningún acompañante masculino, fue Camila
Capitulo
quien lo pidió.