Capítulo 1172
Al escuchar esto, Rosana no pudo evitar exclamar:
-¿Un curso de señoritas de sociedad?
Sara asintió con la cabeza.
-Si, pero fuera de eso, no encontré nada más. Mi tía siempre ha tenido cierta aversión hacia la señora Iglesias, probablemente porque ella asistió a uno de esos cursos, así que por eso la llama farsante.
-Ahora entiendo.
En el fondo, Rosana sentía algo difícil de describir. Miró a Sara y dijo:
-Es que Estefanía se parece tanto a Leonor que por eso me mantengo tan alerta.
-Lo sé, no pasa nada.
Después de despedirse de Sara, Rosana miró a Dionisio.
-¿Tú también sientes que algo no cuadra, verdad?
-Sí. La escena del accidente se parece demasiado a la del día en que murieron tus papás.
Si hubiera sido otra persona en el carro, quizá ni siquiera lo habrían pensado tanto.
Pero justo se trataba de Estefanía.
Rosana asintió.
-Sabía que me ibas a entender.
Dionisio le tomó la mano.
-Vamos, subamos al carro. Aquí afuer
está helando.
Rosana también sintió el frío cortante que se colaba por todos lados, así que se agachó y subió al carro junto a Dionisio. En cuanto se acomodó, notó la herida en la mano de Dionisio.
-Estos días, ten cuidado y evita lar
mano.
Dionisio respondió con un murmullo, como si el asunto no le importara en lo más mínimo.
Rosana insistió:
-No lo tomes a la ligera. Si se te olvida, dile a los empleados que estén pendientes de ti.
-No me gusta que alguien esté pegado a mí todo el tiempo.
…
En ese momento, Dionisio giró el rostro para mirarla de frente.
-A menos que seas tú.
¿A menos que ella estuviera cerca?
Rosana captó el sentido de sus palabras, se volteó hacia la ventana y desvió la mirada.
-Tengo que regresar a la universidad.
-Sus clases ya terminaron hace tiempo. Después del examen final la próxima semana, ya tendrán vacaciones.
Rosana se volvió con sorpresa.
-¿Por qué sabes tanto sobre el calendario de mi escuela?
-Porque esto me importa.
-¿Y estás seguro de que eso es lo que te preocupa?
Dionisio soltó una risa baja.
-Entonces dime, ¿qué crees que me debería preocupar?
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Capítulo 1172
-No pienso decirtelo.
Con eso, Rosana giró la cabeza, dejando claro que no quería seguir con el tema.
En ese instante, el celular de Dionisio empezó a sonar. Él la miró directamente.
Como tenia la mano herida, Rosana tomó el celular por él, contestó y se lo acercó a la oreja.
Dionisio preguntó:
-¿Qué pasó?
-Jefe, hay un asunto urgente. Tuvimos un problema con uno de los proveedores de materiales.
Dionisio frunció el ceño.
-Voy para allá.
Al colgar, miró a Rosana.
-Te llevo primero a tu casa.
Rosana negó con la cabeza.
-No hace falta, vamos directo a la empresa. Igual no tengo nada que hacer en casa.
Como se habían levantado tarde, si la llevaba a casa primero, Dionisio llegaría a la oficina justo para la hora de salida.
El chofer escuchó y de inmediato tomó la ruta hacia la empresa.
Dionisio la miró.
-Es la primera vez que me acompañas a quedarme trabajando hasta tarde. Puede que te aburras.
-Prefiero aburrirme a estar tan ocupada que ni tiempo de respirar tenga.
en la Empresa del Arce, esa experiencia todavía le dejaba una sombra. Cualquiera Rosana recordó aquellos días cant: que haya sentido la presión de aquel ambiente laboral sabe que no se olvida fácil.
Poco después, llegaron al Grupo Jurado.
Rosana notó que afuera había varias personas reunidas, parecía que esperaban a Dionisio.
Al ver semejante recibimiento, a Rosana no le daban ganas de bajarse.
Pero Dionisio se adelantó, rodeó el carro y, atento, abrió la puerta del lado de Rosana.
Todos los directivos que estaban afuera estiraron el cuello, queriendo ver quién era la persona por la que el jefe se tomaba la molestia de abrir la puerta personalmente.
Capítulo 1173