Capítulo 1168
Capítulo 1168
Rosana contó con detalle todo lo que había pasado en el accidente de carro.
Sara, llevándose la mano al pecho, soltó un suspiro entrecortado.
-¡Dios mío! Menos mal que no pasó algo más grave.
-Si, la verdad es que mientras todos estén bien, ya es suficiente.
Al recordar la serie de choques en el puente, Rosana sintió de nuevo una oleada de miedo recorriéndole el cuerpo.
Sara, después de escucharla, dijo:
-Entonces yo bajo primero, porque la verdad ahora tengo que ir a checar cómo están las cosas. La vez pasada la señora Iglesias nos echó la mano, y ahora me toca estar al pendiente.
-Está bien, ve tranquila. Por acá ya todo está bajo control.
Sara se fue acompañada de Javier.
Óscar miró a Rosana y le habló con un tono suave:
-Rosita, lo del accidente ya pasó hace años, no te presiones tanto. Estas cosas son bien raras.
-Ya lo sé, no tienes que preocuparte tanto por mí. Aunque sí me asusté hace rato, tampoco es como que me vaya a romper tan fácil.
Óscar se le quedó viendo con una sonrisa:
-Eso me gusta oír. Ah, y por cierto, el señor Sabín estaba tan molesto por su retraso que ya se fue hecho una furía. Dicen que esta vez encontró algunas pistas nuevas.
-Eso suena justo como él, todo orgulloso. Luego le busco para disculparme.
Después del juicio, Tadeo había empezado a llevarse mejor con el grupo y hasta se ofreció a ayudarles en la investigación.
Tadeo manejaba casos de todo tipo y conocía a muchísima gente.
De hecho, las pistas que tenían sobre la isla las consiguieron gracias a los contactos de Tadeo.
Dionisio, sin embargo, miró a Rosana algo molesto:
-No vayas sola. Yo te acompaño.
No le hacía mucha gracia ver a Tadeo tan cerca de Rosana.
Óscar, con un tono burlón, soltó:
-¿Ya te pusiste celoso? Tadeo, el súper abogado, nos ha ayudado un montón. ¿No te estarás arrepintiendo de haber sido tan seco con el señor Sabín?
-No veo que antes haya hecho nada mal. La verdad, ni me importaba la chava que le gustaba a él.
Rosana sabía bien que Tadeo y Dionisio no se soportaban.
Para evitar que la conversación se pusiera peor, Rosana intervino:
-Ya, mejor vámonos. Además, parece que afuera volvió a nevar.
Antes de irse, Rosana y Dionisio pasaron a visitar a la señora Jurado.
Ya que estaban ahí, no podían irse sin saludarla.
Cuando Flora Jurado vio la herida en la mano de Dionisio, no pudo ocultar su preocupación. Y al enterarse del accidente, se alarmó todavía más.
Rosana se acercó a Flora y le preguntó con cariño:
-¿Cómo ha estado de salud últimamente, señora?
-Todo bien, ya me siento mucho mejor.
Flora le tomó la mano a Rosana y, con una sonrisa cálida, le dijo:
21:33
Capítulo 1168
-Hablé por teléfono con la abuelita de Dionisio. Dentro de poco va a regresar. ¿Por qué no nos reunimos todos a comer cuando llegue?
Rosana se quedó en silencio, sorprendida.
Flora siguió:
-Tú ya sabes por qué antes la abuelita no quería que estuvieran juntos, pero eso ya no es un problema. Es una gran señora, ya verás.
Dionisio interrumpió:
-Mamá, ¿y por qué no me avísaste de esto?
-Tu abuelita se enteró de que ya se arreglaron las cosas entre ustedes, así que no aguantó las ganas de volver. Después de todos estos años en los que has estado solo, y ahora que por fin tienes a alguien que te gusta, ¿cómo no vamos a estar emocionados?
Al escuchar aquello, Rosana bajó la mirada. La idea de ver pronto a Carmen la ponía muy nerviosa.
Dionisio ya no dijo nada más. Salieron juntos del hospital.
Sin embargo, al bajar en el elevador, se toparon con Ángela y varios miembros de la familia Chavira.
En cuanto Rosana vio a Ángela, supo que debían estar ahí por el accidente de la madrastra.
Pero al ver llegar a tantos familiares de los Chavira, todos con caras de pocos amigos, quedó clarísimo que no venían a visitar enfermos, sino a buscar pelea y a exigir cuentas.
Esto no pintaba nada bien.