Justo después de terminar de comer, el teléfono de Dionisio no dejó de sonar.
Al mirar la pantalla, Dionisio no pudo evitar fruncir el ceño, como si el nombre que aparecía ahí le resultara molesto o le trajera algún problema.
Rosana lo notó y comentó:
-Anda, atiende lo que tengas que hacer. Cuando terminen mis exámenes finales, Voy a tener más tiempo para estar contigo.
Dionisio le tomó la mano con firmeza, como si no quisiera soltarla ni un segundo:
-Este fin de semana hay un evento de negocios, es una reunión sobre temas de computación. ¿Te gustaría venir conmigo? -Claro que sí -respondió Rosana con una sonrisa.
Sabía que últimamente apenas y tenía tiempo para salir con Dionisio, así que aprovechar la ocasión laboral para pasar tiempo juntos le venía como anillo al dedo.
Después, Dionisio llevó a Rosana de regreso a la universidad. Al bajarse del carro, él le acercó una bolsa elegante.
-Un regalo para ti le dijo, mirándola a los ojos.
Rosana se fijó en el logo de la bolsa y no hubo duda: era de una marca de lujo.
Ella no pudo evitar bromear, con una sonrisa traviesa:
-Definitivamente tener un novio con dinero es otra cosa, ¿eh?
Dionisio soltó una risa suave, y le respondió:
-Cuando la Empresa del Arce crezca y te vuelvas toda una empresaria, tu valor va a estar por las nubes. Por eso tengo que consentirte desde ya, no vaya a ser que después alguien más te quiera robar.
Rosana se quedó parada junto a la puerta del carro, le dio un beso rápido en la mejilla y luego agitó la mano.
-Nos vemos, cuídate.
Se giró y caminó rumbo a la entrada de la universidad, mientras Dionisio se tocaba la mejilla que ella había besado, como sí quisiera guardar ese momento por más tiempo. Aunque le costara separarse, tenía que irse.
No pasó mucho antes de que recibiera un mensaje de Rosana:
[¿Quién en su sano juicio se fijaría en otro, teniendo un novio tan guapo y con tanto dinero como tú?]
Dionisio leyó el mensaje y sus labios se curvaron en una sonrisa discreta; el mal humor se le había desvanecido por completo.
Rosana llegó a su dormitorio con la bolsa de regalo en la mano.
Marina, al verla, soltó una exclamación de asombro:
-¿Eso te lo dio Dionisio? A ver, déjame ver qué clase de regalos da un millonario a su novia.
Rosana dejó la bolsa sobre la mesa y, en vez de responder, miró hacia Sara:
-Sobre lo de la empresa PZ, esperaremos a que la Empresa del Arce tenga su nuevo producto ya estable y en el mercado. Dionisio va a poner gente investigando en secreto, así que tarde o temprano conseguiremos pruebas.
Sara asintió:
-Perfecto. Hoy mi tía me volvió a decir que su empresa va bien con el lanzamiento, que ni necesita mi inversión. Está muerta de miedo de que yo, de verdad, prefiera perder un millón antes que romper el contrato.
-Por eso insisto en que hay algo raro en esa inversión -apuntó Rosana.
-Pero la empresa PZ ya anda promocionando a todo lo que da su proyecto de inteligencia artificial con el Grupo Lines. La fiesta del fin de semana la organiza PZ, ellos son los anfitriones.
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Capito 1132
Al escuchar esto, Rosana levantó las cejas. Así que era ese el evento del que Dionisio le había hablado. Ahora entendía por qué la invitó con tanta insistencia: seguro ahí iba a pasar algo interesante.
El fin de semana llegó.
Después de arreglarse en la sala de maquillaje, Rosana salió y vio a Dionisio esperándola en el sofá. Se sorprendió, porque no esperaba verlo ahí.
-¿Qué haces aquí? -preguntó, sin poder ocultar la sorpresa.
Dionisio se puso de pie y, al verla tan arreglada, no pudo evitar sonreír con orgullo:
-Vine por ti.
-Nos podríamos ver directo en la fiesta. No hacía falta que vinieras, así podrías descansar un rato -señaló Rosana, consciente de lo ocupado que había estado él últimamente, con apenas tiempo para dormir.
Dionisio le tomó la mano:
-Eso pensaba, pero Javier me dijo que hoy nadie te acompañaría, así que mejor vine yo.
-Sara y las demás iban a venir conmigo, pero Marina tuvo un problema en un concurso y Sara fue a apoyarla. Así que aquí estoy sola, pero la verdad, solo estaba un poco aburrida, nada grave.
Lo cierto era que a Rosana no le incomodaba estar sola.
Ella lo míró a los ojos y dijo:
-Pero que hayas venido me hizo muy feliz. Me sorprendiste de verdad.
Eso demostraba que Dionisio pensaba en ella y la cuidaba.
Dionísio la miró con seriedad:
-Sobre la investigación al abogado, ya tenemos un poco de información…