Capítulo 1148
Los ojos de Flora se llenaron de lágrimas.
-Rosana, en el fondo somos nosotros los que te quedamos a deber…
-Señora, lo de aquel entonces también fue culpa de la familia Montes. Al principio sí me sentí traicionada por ustedes, pero después de conocer el lado oscuro de Miranda Montes, entendí que usted solo fue una víctima más.
Flora se secó las lágrimas con la mano, tratando de recomponerse.
-Pero tú fuiste la que más sufrió de todos – susurró.
-¿Yusted? Cuando la envenenaron y casi la matan, ¿eso no fue sufrir también?
Rosana miró a Flora, con una mezcla de dulzura y firmeza.
-Voy a platicar bien con Dionisio, esto lo vamos a resolver.
En ese momento, Dionisio entró en la habitación. Llevaba puesta una camisa blanca y traía una chaqueta oscura doblada sobre el brazo, se notaba que venía directo del trabajo, probablemente de la empresa.
Flora le sonrió.
-Dionisio, qué bueno que llegaste. ¿Has estado muy ocupado últimamente?
-Ahí va, la mayoría de los asuntos ya se están resolviendo contestó él, con ese tono seco
suyo.
-Entonces vayamos directo al grano, que los dos andan saturados de pendientes. Si arreglamos esto, ya no tendrán que preocuparse por mí.
Rosana alzó la vista hacia Dionisio.
-¿Ya tienes alguna idea para el tratamiento?
-El director del hospital ha estado buscando opciones, pero el antídoto siempre lo preparan los de Román, no hay modo de investigarlo a fondo. Por ahora no podemos hacer nada más.
Rosana asintió, pero su voz sonó un poco apagada.
-O sea, que seguimos dependiendo de Román.
Flora intervino, dudosa.
-Pero él no se va a quedar aquí para siempre, ¿cierto? Cuando termine la demanda de su familia, ya no tendrá por qué quedarse. Si hace falta, yo puedo irme con él al islote.
-No–soltó Dionisio, seco.
-Tampoco dijo Rosana, casi al mismo tiempo.
Ambos se miraron, sin ceder.
Flora los contempló con ojos cansados.
-Déjenme ir, por favor. Sigo queriendo vivir, pero tampoco quiero verlos sufrir por mi culpa. Rosana apretó los labios, molesta.
-Ese islote no tiene nada de bueno, créame.
Pero Dionisio la observó con atención.
-Román te citó en el hospital, ¿qué te propuso? Al final, él tampoco va a quedarse. Seguro te pidió algo a cambio, ¿no?
Rosana asintió despacio.
-Sí. El antídoto es un secreto del islote, así que ahora voy a apelar a mi reputación, tú pones algo de dinero y compramos la fórmula.
Flora la miró, incrédula.
-¿Y él sí va a venderla?
—Ya te dije que voy a pedirle ese favor.
Rosana intentó hacer una mueca desenfadada, pero Flora la tomó de la mano.
-Rosana, no quiero que te pongas en aprietos por mí.
-No es ningún problema, la verdad es que nunca he tenido broncas graves con Román.
Al menos en esta vida, no.
Dionisio la observó de reojo.
-Ven, acompáñame un momento.
Salieron juntos de la habitación. Dionisio la tomó de la mano, caminando por el pasillo.
-¿Ayer en la noche fuiste a ver a la familia Lines?
Rosana se sorprendió.
-¿Y cómo lo supiste?
-Es que la familia Lines nunca hace nada por nada. Si te ayudaron, seguro te pidieron algo a cambio. Anoche fuiste con ellos, ¿verdad?
El semblante de Dionisio se volvió aún más duro.
-Pero cuando hablamos por teléfono, no me dijiste nada.
-¿Y para qué te iba a decir? Solo fui a cenar, nada más. Sí, el tema del juicio ya se terminó, pero tampoco puedo cortar toda relación con la familia Lines. Eso es imposible.
17:14
Capítulo 1148
Rosana apretó la mano de Dionisio, buscando calmarlo.
-No te enojes, ya no me importa tanto la familia Lines. Ustedes tampoco deberían preocuparse. Ahora tengo a ti y a mucha gente que me quiere, con eso me basta.
En ese momento, Román apareció saliendo del elevador.
212