-Así es -dijo Óscar con una sonrisa tranquila-. Además, hay que considerar que la versión mejorada se vende al mismo precio que la primera generación. Quienes ya lo compraron pueden cambiarlo gratis por el nuevo. Para ellos, todo esto es
una excelente noticia.
Rosana inhaló profundo, llenando sus pulmones de aire antes de responder:
-Eso significa que no podemos fallarles. Han depositado su confianza en nosotroy no pienso decepcionarlós.
Dionisio la observó con seriedad, analizando su reacción antes de hablar:
-Mira, en el tema de las prótesis inteligentes, siento que ya no hay mucho margen para innovar. Óscar y yo estamos pensando entrarle a la fabricación de carros eléctricos y vehículos autónomos. ¿Te interesa?
Al oír a Dionisio mencionar carros eléctricos y vehículos autónomos, Rosana no pudo evitar que sus ojos brillaran de emoción. Una chispa de asombro cruzó su mirada.
-¡Por supuesto que sí! -exclamó, sin pensarlo dos veces.
En su vida pasada, ese sector se había puesto de moda y cosechó un éxito impresionante. Si podía ser de las primeras en atreverse a incursionar en ese campo, estaba segura de que el futuro le sonreíría con creces. La oportunidad de construir algo desde cero la llenaba de ilusión.
Óscar le dio una palmada amistosa en el hombro y le guiñó el ojo:
-Entonces, Rosita, te hago la invitación formal: únete a nuestro proyecto. Necesitamos que te encargues del desarrollo del sistema. Si requieres gente, dime sin pena.
Rosana asintió, sintiendo cómo la emoción le recorría todo el cuerpo. Por primera vez en mucho tiempo estaba logrando avanzar con sus propios méritos, construyendo paso a paso su propio camino. Esa sensación era tan reconfortante que casi le daban ganas de reírse de felicidad.
Dionisio retomó el tema con voz firme:
-Eso sí, primero hay que dejar todo arreglado con las prótesis. Debemos minimizar cualquier impacto negativo. Cuando arranquemos con la fabricación de los carros eléctricos, quiero que también pensemos en modelos adaptados para personas con discapacidad. Sería una gran contribución para la sociedad.
-Me parece perfecto -respondió Rosana, con determinación.
Aunque en su vida anterior solo había escuchado rumores de que la familia Jurado incursionó en la fabricación de carros eléctricos y acabaron obteniendo un éxito rotundo, ella no tuvo la oportunidad de participar. En aquellos días, atrapada en la familia Lines, se desvivía por agradar a sus hermanos y terminó perdiéndose a sí misma en el proceso.
En pocos días, el ruido en línea sobre la Empresa del Arce disminuyó notablemente. Los comentarios negativos se volvieron cada vez más escasos. Rosana había pasado esos días trabajando horas extras, supervisando personalmente el lanzamiento masivo del nuevo producto. No quería que se le escapara ningún detalle; si surgía algún problema, prefería estar ahí para resolverlo de inmediato.
La primera tanda para los clientes que hicieron reservación ya estaba en la línea de producción. El próximo mes podrían recibir sus productos nuevos. Con eso, Rosana por fin pudo relajarse y dejar los desvelos de lado.
Se desperezó, estirando los brazos, y se puso de pie. Se dirigió al líder de su equipo:
-Me voy a la escuela un rato. Ya vienen los exámenes finales y no puedo estar pidiendo permisos a cada rato.
El líder le respondió con tono serio:
-Anda, ve. No te arriesgues a reprobar ninguna materia. Si no, los de siempre van a buscar cualquier pretexto para fastidiarte.
-No te preocupes, no pienso reprobar -sonrió Rosana, agradeciendo el consejo.
Sabía perfectamente lo que representaban sus acciones, y que había gente esperando a verla tropezar para aprovecharse de la situación.
Al salir de la empresa, le mandó un mensaje a Dionisio:
1/2
20:14
པཔས་་ས་པ ་ ་སཔ
[Me voy a la escuela a clases. No quiero reprobar al final del semestre.]
Pero Dionisio no contestó de inmediato. Rosana no le dio mayor importancia; ambos habían estado saturados de trabajo últimamente, y aunque coincidian en la Empresa del Arce, ni siquiera tenían tiempo para platicar. Además, Dionisio debía estar más ocupado aún, considerando todo lo relacionado con el Grupo Jurado.
Al llegar a la escuela, Rosana solo pensaba en dormir un rato. Apenas cruzó la puerta, Sara la saludó con entusiasmo:
-¡Por fin volviste, Rosana! Ya casi no hay noticias negativas sobre la Empresa del Arce. Al final, la calidad de sus productos habla por sí sola; los usuarios saben lo que tienen.
-Sí, justo por eso pude darme un respiro y regresar a preparar los exámenes finales -contestó Rosana, frotándose las manos por el frío-. Hace un frío tremendo afuera. Siento que pronto va a nevar.
Se sentó en su lugar y Sara le pasó una taza de café caliente.
-Por cierto, con todo esto del lío de la empresa PZ, no quise molestarte.
Rosana levantó la vista:
-¿La empresa PZ no aceptó cancelar la inversión, verdad?