Rosana ahora tenía la sospecha de que la mamá de Leonor estaba metida hasta el fondo con la empresa PZ; ya no le cabía duda.
Dionisio asintió con la cabeza.
-Cuando terminemos con todo esto aquí, vamos a mandar a alguien a investigar el asunto sin hacer ruido. Lo ideal es que de aquel lado no noten nada raro.
Rosana no pudo evitar mostrar cierta inquietud.
-¿Y si Sara ya los puso sobre aviso? Ella le dijo al abogado que quería ayudarme, pero quién sabe si ya levantó sospechas. -No te preocupes. Cuando regresemos, lo platicamos todos juntos y decidimos qué hacer.
Rosana asintió. Sí, eso era lo mejor.
Si esta vez lograban detener el fraude de la empresa PZ antes de que se saliera de control, podrían salvar a mucha gente de perder su dinero.
El carro los llevó directo hasta la fábrica.
Al llegar, Rosana notó que había varios medios de comunicación esperando afuera. Miró a Dionisio, intrigada.
-¿Estas entrevistas ya estaban programadas?
-Así es, son medios de peso. Como nuestro proyecto cuenta con apoyo institucional, ellos nos van a ayudar a aclarar la situación.
-Me parece bien.
Rosana siguió a Dionisio hacia el interior de la fábrica, donde la esperaba una escena desoladora: montones de materiales contaminantes acumulados justo frente a ella.
Dionisio explicó:
-El gerente de compras ya está detenido, junto con todos los empleados que aceptaron sobornos. Todo este material proviene de desechos reciclados por segunda vez, por eso no cumple con los estándares que exigimos.
Rosana observó los materiales con desánimo.
-Desde el principio, pedimos materiales de primera calidad. Si no, mi diseño simplemente no funciona. Nos confiamos demasiado y ellos aprovecharon para infiltrarse antes de lo que imaginamos.
Recordó que ese gerente de compras había conseguido el ascenso viniendo desde Alicante, su pueblo natal.
Eso solo confirmaba que el enemigo había empezado a mover sus piezas desde mucho antes.
Tan pronto… De verdad que era imposible preverlo todo.
Ahora entendía por qué la empresa PZ había logrado embaucar a tanta gente en su vida pasada; con un plan tan bien armado, cualquiera con un poco de ambición terminaba cayendo en la trampa y perdiéndolo todo.
La rueda de prensa se organizó justo afuera de la fábrica.
Como ingeniera en jefe, Rosana también debía dar la cara.
Frente a las cámaras, respiró profundo antes de hablar.
-Sobre el problema de calidad que enfrentamos, en la Empresa del Arce hemos aprendido la lección. Prometemos que esto no volverá a pasar y les pedimos a todos que sigan vigilando nuestro trabajo.
-Por otro lado, el producto mejorado de la Empresa del Arce saldrá pronto al mercado, con el mismo precio que la versión anterior. Además, todos quienes ya adquirieron nuestros productos podrán actualizarlos gratis o, si lo desean, solicitar el reembolso.
-Nuestro compromiso es seguir mejorando, no los vamos a defraudar de nuevo.
Cuando terminó, Óscar, el gerente general, subió al estrado.
-También hemos creado una fundación solidaria para ayudar a más personas con discapacidad a salir adelante y recuperar su independencia.
1/2
20:14
Capitulo 1139
Rosana, de vuelta abajo, miró los materiales defectuosos y los productos retirados que estaban a punto de ser destruidos. Un nudo le apretaba el pecho.
El golpe que habían recibido era durísimo.
Todo lo que habian ganado estaba perdido; las ganancias de meses de trabajo se habían esfumado en un instante.
Todo el esfuerzo de ese tiempo, y al final ni un solo peso quedó en la bolsa.
Rosana se giró hacia Dionisio.
-Con tantas pérdidas, ¿cómo le vamos a explicar esto a los accionistas a final de año?
Dionisio la miró sin titubear.
-Yo soy el accionista más grande. Si yo digo que no hay problema, entonces no lo hay.
Rosana se quedó callada, sin saber si reír o llorar.
-¿En qué piensas? -preguntó Dionisio.
-En que ya me resigné. Me voy a rifar con ustedes, los ricos.
La conferencia de prensa terminó sin complicaciones y el departamento de relaciones públicas puso en marcha la nueva estrategia de mercadotecnia.
El producto mejorado de la Empresa del Arce ya estaba disponible para preventa.
Al revisar los números en su computadora, Rosana no pudo evitar sonreír con alivio.
-No esperaba que tanta gente hiciera su reservación para el producto nuevo. Pensé que después de todo esto, nadie se iba
a animar.
Dionisio, siempre sereno, le respondió:
-La prensa puede decir muchas cosas, pero quienes usan nuestros productos lo saben bien. Lo que vendemos es lo mejor y lo más adecuado que hay en el mercado.