Capítulo 1130
El tono de Dionisio era sereno, como si nada le importara en lo absoluto.
Pero, en el fondo, sus ojos no se apartaban de Rosana ni un segundo, y el ritmo de su corazón se aceleró, aunque él trataba de ocultarlo.
Estaba esperando, expectante, a que Rosana mencionara el nombre de ese tipo.
Rosana, sonriente, le acarició la cara con dulzura.
-Estás pensando de más, mi amor. Es Esther la que me escribió. Yo creo que ya se enteró de lc que hicimos. Tus contactos sí que se mueven rápido.
Por dentro, Dionisio no pudo evitar sentir una pizca de decepción.
Se recargó despreocupado en la silla.
-¿Y aquí no tienes a otra persona con la que te lleves bien?
Rosana había pasado todos estos años viviendo en Alicante.
Ella negó con la cabeza.
-La verdad, esos supuestos conocidos míos nunca me dejaron una buena impresión.
-¿Y Nublario?
Rosana sonrió, con una expresión que se le notaba genuina.
-Nublario me encanta.
Dionisio le tomó la mano y la miró de frente.
-Entonces, ¿por qué no te quedas aquí para siempre? Vive en el lugar que más te guste.
Las palabras de Dionisio le provocaron una calidez especial en el pecho; después de todo, en Nublario tenía a sus amigas, y sobre todo, al hombre que amaba.
Por eso le gustaba tanto Nublario.
El helicóptero aterrizó sin contratiempos en Nublario. Apenas bajaron, Rosana se topó con una residencia enorme, rodeada de jardines y con una fachada impresionante.
Se quedó sorprendida.
-¿Y aquí? ¿Qué es este lugar?
-Es donde vivo yo. Ya era demasiado tarde y este es el único sitio donde puede aterrizar el helicóptero.
Rosana alzó la mirada, con una mezcla de sorpresa y broma.
1/3
16:52
-Hasta ahora me cae el veinte de que mi novio sí que tiene lana.
Dionisio le sonrió, divertido.
-Pues, ¿qué tal si la dueña de la casa entra a echar un vistazo?
-¡Va! -contestó Rosana, y ambos se miraron de reojo, cómplices, antes de entrar tomados de la mano.
Al día siguiente, los despertó el sonido insistente del teléfono.
Rosana abrió los ojos, todavía adormilada, y Dionisio le sujetó la mano.
-Duérmete, yo contesto.
Se puso un batín y fue a recibir la llamada junto a la ventana, mientras Rosana, ya desvelada, se dio cuenta de que el sueño se le había ido por completo.
Su celular vibró dos veces. Al revisarlo, vio que en el chat grupal de la oficina estaban mandando mensajes.
La primera era de un colega:
[No manchen, me desvelé jugando y de pura casualidad vi la noticia de la empresa PZ. ¿Qué pretenden? ¡Ahora dicen que nuestros productos tienen radiación!]
Rosana abrió el enlace. El artículo aseguraba, con supuestos expertos de por medio, que los productos de la Empresa del Arce eran tan avanzados porque usaban materiales con niveles de radiación fuera de lo permitido.
Al leerlo, Rosana se enderezó de inmediato, el corazón le latía con fuerza.
¿Radiación fuera de lo permitido?
Eso no podía ser.
El proyecto de inteligencia artificial dependía sobre todo de la programación, pero también de los materiales usados.
Ella tenía el control absoluto sobre la parte del software.
Pero si de verdad los materiales tenían algún problema, ahí sí no podía estar tan segura.
En ese momento, Dionisio regresó después de colgar la llamada.
-¿Ya despertaste?
-¿Tú también recibiste la noticia de la radiación fuera de norma?
-Sí, ya mandé a alguien a investigar.
Dionisio se frotó las sienes, con el ceño fruncido.
16:52
Capitulo 1130
-Parece que el problema viene de alguien de adentro.
Al escuchar eso, Rosana sintió un nudo en el estómago. Una sensación de alarma se apoderó de ella.
¿Eso quería decir que sí había un problema real con los materiales? ¿Que todo fue planeado desde el principio y alguien estuvo esperando el momento justo para atacar?
Rosana apretó los labios, pensativa.
-Si de verdad hay algo mal con los materiales, entonces alguien estuvo moviendo los hilos desde el inicio, ¿no? Solo estaban esperando el mejor momento para darnos el golpe.
La mirada de Dionisio se volvió más oscura, llena de preocupación.
-Así es.
A Rosana le recorrió un escalofrío por la espalda, como si acabara de descubrir que estaba metida en una telaraña mucho más grande de lo que pensaba.
Levantó la vista, buscando respuestas en los ojos de Dionisio.
-O sea que… ¿la mamá de Leonor ya nos tenía en la mira desde antes? ¿Siempre estuvo acechando, sin mostrar las cartas, pero ya había preparado todo?
No había otra explicación. Nadie podría haberlos arrinconado tan fácil.
¿Quién era en realidad la madre de Leonor?