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Capítulo 1123
Sin embargo, Rosana no sintió absolutamente nada fuera de lo común.
Con toda tranquilidad, dijo:
-¿Qué pasa? ¿Acaso quieren detenerme?
-Rosana, Julio no quiso decir eso. Sólo que nos tomó por sorpresa la noticia y venimos a preguntar qué estaba pasando, ¿Acaso descubriste algo sobre la mamá de Leonor y por eso quieres hacer esto?
En la mente de Julio, Rosana jamás sería capaz de hacer algo tan extremo como desenterrar una tumba.
A menos que existiera una razón de peso. Por ejemplo, que Leonor hubiera decidido ser enterrada justo en Alicante, y que ese cementerio resultara ser el mismo donde descansaban los padres de Rosana.
Ahora entendía por qué Rosana reaccionó así al enterarse de la noticia.
Rosana continuó, con ese aire sereno que la caracterizaba:
-Sí, logré obtener algunas pistas, pero sólo están relacionadas con Leonor. Parece que la otra parte quería adelantarse y hacer todo sin avisar, así, cuando yo me enterara, Leonor ya estaría enterrada aquí.
Pero, lamentablemente para ellos, ella lo había descubierto a tiempo.
Julio guardó silencio unos segundos antes de responder:
-Este es Alicante. Yo me encargaré de investigar quién trajo el cuerpo de Leonor hasta acá. Si quisieron hacer todo a escondidas, seguro que dejaron alguna huella.
-Perfecto, encárguense ustedes -accedió Rosana sin pensarlo mucho, pues sabía que mientras más personas investigaran, mayores serían las posibilidades de encontrar la verdad.
Aunque, en el fondo, tampoco esperaba que los de la familia Lines consiguieran mucha información.
De repente, escuchó la voz de Julio más suave:
-Niña, no cuelgues todavi
-Habla.
Quiero decirte otra cosa.
-Ayer en la noche me enteré que viniste al panteón, por eso todos regresamos de inmediato. ¿Podrías volver a casa…?
-No puedo.
Rosana ni siquiera lo dejó terminar. Le cortó la petición de tajo y colgó sin dudarlo.
Después, suspiró. No hacía falta adivinar lo que Julio quería: convencerla de regresar a la vieja casa de los Lines para cenar juntos, como si nada hubiera pasado.
Pero ella no pensaba volver. Esa casa sólo le traía recuerdos amargos, mucho más que momentos felices. No tenía intención de regresar.
Esta vez había vuelto únicamente para visitar la tumba de sus padres y, de paso, presentar a Dionisio ante ellos.
Para Rosana, los seis hermanos Lines del viejo caserón ya no tenían nada que ver con ella.
Del otro lado, Julio miró el teléfono y soltó un suspiro silencioso.
A su lado, Alonso Lines bufó, con voz cortante:
-Te lo advertí, ¿no? Al final tus palabras no sirvieron de nada. Ya lo había dicho yo: no piensa volver.
Julio lo miró con molestia:
-¿Por qué no vuelve? Por las cosas que hicimos antes, porque nos pasamos de la raya.
Alonso respondió, apretando los dientes:
-¿Y por qué me reclamas a mí? ¿Acaso no fuiste parte de todo eso? Aquí nadie se salva, todos cargamos con lo mismo.
Los presentes guardaron silencio, tragándose las palabras.
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Capítulo 1123
En ese silencio roto, Benito Lines, con el ánimo por los suelos, murmuró:
-El cuerpo de Leonor sigue en la funeraria, ¿o me equivoco?
Julio lo observó:
-Por lo que sabemos, así es. ¿Qué tienes en mente?
Benito tenía la barbilla sombreada por una barba descuidada. Llevaba días encerrado en casa, sin querer ver a nadie.
Desde que supo que el hijo que Leonor llevaba en el vientre no era suyo, su mundo se vino abajo. La furía de haber sido engañado y la sensación de haberlo perdido todo lo tenían al borde del colapso.
Benito había llegado a desear la muerte de Leonor, pero nunca imaginó que ese deseo se haría realidad.
Ahora, ni siquiera podía desahogarse con ella. Todo se le atoraba en el pecho, como si el aire mismo le pesara.
De repente, se puso de pie y soltó con voz ronca:
-Rosana dijo que iba a desenterrar la tumba, ¿no? No tiene sentido que ella haga ese trabajo sucio. Yo puedo hacerlo. -Déjalo, Benito -intervino Julio-. Sé que quieres desquitarte con Leonor, pero este no es momento para berrinches. Si la mamá de Leonor tiene algún plan oculto, podrías caer en su trampa.
-¿Y qué más da si caigo? Yo ya no tengo nada que perder. Al final, estoy peor que cualquiera de ustedes. ¿A quién le importaría?
Benito lo miró de frente:
-Además, Rosana también pensaba hacerlo. Si la otra parte trama algo, el único perjudicado seré yo. ¿o no?

