Capítulo 1075
Cuando Rosana escuchó las palabras de Dionisio, sus ojos se humedecieron al instante. En este mundo, solo Dionisio podía entender las quejas que guardaba en su corazón y que no podía expresar.
Las palabras de Román de hace un momento, aunque parecían inofensivas, le resultaron repugnantes. Solo Dionisio fue capaz de ver el problema inmediatamente.
Román, desesperado, miró a Rosana: -Hermana, no quise decir eso. Nunca pensé en manipularte emocionalmente en el futuro.
Dionisio agarró a Román por el cuello de la camisa: -¿Te atreves a decir que no pensaste en hacer algo así por Rosana hace un momento?
Román permaneció en silencio, incapaz de responder, porque no podía negar la verdad.
Óscar intervino: -Son tus padres, no solo los de ella. Aunque hagas algo por ellos, es tu decisión, no tiene nada que ver con Rosana. ¿Acaso no son tus padres también?
Román se quedó sin palabras. Aunque sus intenciones no eran esas, sus acciones inconscientes revelaban mucho.
Sara y Marina se acercaron a Rosana, tomándola de los brazos. Sara miró a la familia Lines: -Ustedes son los que han fallado, por eso Miranda podría no recibir la pena máxima. Rosana ya hizo todo lo que debía. ¿No les da vergüenza como hermanos? Mejor ustedes sean los hermanos menores y dejen que Rosana sea la mayor.
Los miembros de la familia Lines guardaron silencio, sin poder replicar.
Gerardo miró a Rosana: -Hermana, vamos a cambiar. Gracias por señalarnos nuestros errores,
de verdad vamos a cambiar.
Sara, con tono sarcástico, respondió: -Si cada criminal le dijera eso al juez y fuera perdonado, las cárceles serían hoteles.
Gerardo solo pudo quedarse callado ante esa afirmación.
Sara y Marina se llevaron a Rosana, sabiendo que quedarse allí solo empeoraría su estado de
ánimo.
Después de que Rosana se fue, Dionisio se dirigió a la familia Lines: -No importa lo que hagan en privado, no lo mencionen y no dejen que su vida tranquila y feliz vuelva a ser perturbada.
Óscar añadió: -Si tienen un poco de vergüenza, no deberían haber dicho esas palabras. Debieron hacer las cosas en silencio, eso es lo que hace un hombre de verdad.
Román nuevamente se quedó sin respuesta.
Alonso, con cierta resistencia, comentó: -¿Qué actitud es esa? No olviden que la familia Jurado aún necesita nuestra ayuda.
Román intervino: -Alonso, ellos tienen razón. No pensé bien las cosas, esto no debe llegar a Rosana, es nuestra responsabilidad.
Incluso si deben tomar medidas, es algo que deben hacer por su cuenta, sin involucrar a Rosana.
Dionisio miró a Román: -Es mejor que siempre recuerden eso.
Finalmente, solo la familia Lines quedó en silencio en el lugar. Alonso no podía entender: -Román, ¿por qué aceptar la culpa? Yo no creo que estés equivocado.
Aunque Román estaba dispuesto a lidiar con Miranda, ¿por qué Rosana seguiría descontenta?
A pesar de los errores de Benito, ya estaban solucionando las cosas, ¿no?
Román mostró una expresión de resignación: -Creo que empiezo a entender por qué Rosana no quiere volver ni perdonarnos.
No solo se equivocaron, sino que su mentalidad no había cambiado.
Julio, con una mirada complicada, dijo: -Román, entiendo lo que quieres decir. No te preocupes, con el tiempo, todos iremos cambiando.
Gerardo añadió: -Sí, ahora al menos sabemos dónde fallamos. Solo necesitamos que la
familia Montes pague por lo que hicieron, y entonces Rosana… No, entonces nuestra hermana estará feliz. Cuando todo el lío legal termine, podremos empezar de nuevo.
2/2

