Capítulo 1042
Dionisio no dijo nada, y ambos tomaron el carro hacia La Cúpula Dorada. Esta vez, ni siquiera condujo él; fue el chofer quien manejó.
Al llegar al salón privado, se encontraron con que ya había otras personas allí.
Tadeo y Óscar.
Tadeo miró a Rosana y dijo:
-La próxima vez que quedemos para comer, déjame elegir el lugar. ¿Qué tiene de especial La Cúpula Dorada?
Rosana respondió:
-Está cerca, y además necesitamos hablar de algo. La próxima vez podemos ir a otro sitio.
Tadeo no insistió más en el tema, pero parecía que siempre necesitaba hacerse notar.
Óscar tomó la palabra:
-He estado investigando a Román últimamente, pero estos años ha estado en la isla y no ha salido. Sobre lo que pasa dentro de la isla, aún no he podido averiguar mucho.
Rosana se quedó pensativa por un momento:
-Es cierto, no es fácil investigarlo.
-¿Quién dice eso? -intervino Tadeo con un aire de suficiencia, mirando a todos-. Aunque solo soy un abogado, tengo mis contactos.
Rosana se mostró sorprendida:
-Entonces, dilo ya, no te hagas del rogar.
-Fue una coincidencia que pudiera averiguar algo. Un amigo mío tuvo un caso de arbitraje laboral relacionado con la isla.
Rosana estaba aún más intrigada:
-¿Un caso de inconformidad con el trato?
-Exactamente. Alguien fue despedido sin justificación y no le dieron la compensación
adecuada. Pero cuando mi amigo intentó hablar con el departamento de recursos humanos de la isla, ellos rápidamente accedieron a pagar, así que el caso no duró mucho.
Tadeo cambió de tema:
-Sin embargo, logré contactar a esa persona y le pregunté sobre algunas cosas de la isla. Resulta que este individuo era un asistente de investigación, apenas un novato, y no sabía mucho sobre el trabajo confidencial.
Pero sobre Román, sabía que desde que se convirtió en el responsable, mejoró el trato injusto y
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las presiones en la isla. Por eso es muy popular allí.
Rosana, al escuchar esto, sintió que algo no cuadraba.
En su vida pasada, estas cosas no ocurrieron, ni Román se había convertido en el líder del equipo de investigación de la isla.
Dionisio miró a Tadeo:
-¿Ese trato laboral injusto ocurrió antes de que Román fuera responsable?
-Sí.
Dionisio se volvió hacia Óscar:
-Podríamos intentar investigar a las personas que trabajaron en la isla en el pasado.
Rosana sonrió:
-Nunca pensé que la clave estaría en los trabajadores.
Cualquiera que sea despedido sin razón buscará protegerse legalmente.
Tadeo continuó:
-¿De verdad van a dejar que Román haga el tratamiento? No me parece muy confiable.
Rosana reflexionó:
-Podríamos permitir que Román lo intente, pero al mismo tiempo busquemos un donante de riñón, para tener un plan alternativo.
Óscar recibió una llamada, y después de colgar, dijo con expresión seria:
-Ya descubrimos quién está detrás del problema con el donante de riñón. Fue alguien que Keira envió.
Dionisio se veía molesto:
-¿Cómo se enteró ella?
-Probablemente lo descubrió a través de Samuel, en secreto.
Rosana frunció el ceño y miró a Dionisio:
-¿Keira no te ha contactado?
Antes de que Dionisio pudiera responder, su teléfono sonó. Era Keira.
Tadeo comentó:
-Vaya, justo como dice el dicho, “hablando del rey de Roma…“. Las deudas del corazón siempre se tienen que pagar.
Dionisio frunció el ceño y explicó:
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-No tengo ninguna deuda emocional con Keira.
-Entonces contesta y ve qué condición te pone.
Rosana le hizo un gesto de aprobación a Dionisio.
Dionisio, a regañadientes, contestó la llamada y activó el altavoz para que todos pudieran escuchar lo que Keira decía.
Del otro lado, una voz femenina, suave pero con un matiz de lamento, se escuchó:
-Dionisio, supe sobre la situación de tu mamá. Puedo convencer a mi madre para que done un
riñón.
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