Capítulo 1028
Dionisio estaba al lado, observando, con el director presente supervisando todo.
Todo transcurría de manera ordenada y eficiente.
Al finalizar el procedimiento, los párpados de Rosana se movieron levemente, indicando que comenzaba a despertar.
Román se quitó la mascarilla, emocionado, y exclamó:
-Hermanita, todo está bien.
En el instante en que Rosana abrió los ojos, vio a Román, vestido con su bata blanca, frente a ella.
Esta escena era idéntica a cuando en su vida pasada, estaba en una camilla de cirugía.
En aquella ocasión, le habían quitado un riñón.
Cuando despertó, Román también le había dicho las mismas palabras.
Todo está bien.
La operación había terminado.
El rostro de Rosana se llenó de terror de repente y, en su pánico, intentó escapar de la camilla.
Dionisio reaccionó rápidamente, abrazándola:
-Tranquila, tranquila, estoy aquí, estoy aquí.
-No te acerques, no te acerques, duele, no te acerques.
Rosana se acurrucó en los brazos de Dionisio, temblando y llorando.
Dionisio, al escuchar las palabras de Rosana, miró a Román con una mirada cargada de
amenaza.
Sin embargo, su tono fue amable:
-Rosana, tranquila, nadie se va a acercar a ti.
Después de un rato, Rosana finalmente se calmó, pero terminó desmayándose de nuevo.
Con cuidado, Dionisio le quitó la aguja del dorso de la mano y la sostuvo en sus brazos.
Miró al director y preguntó:
-¿Hicieron algo más durante el procedimiento?
El director negó con la cabeza:
-No, se siguió el protocolo.
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Dionisio asintió, aunque su mirada seguía siendo desconfiada, y se dirigió a Román:
-¿Por qué le tiene tanto miedo a ti? ¿Qué le hiciste?
Román se quedó paralizado, mirando a Rosana con incredulidad, y extendió la mano para tocarle la cara, pero Dionisio la apartó.
Román detuvo su mano en el aire, visiblemente alterado:
-No, no la lastimé, no le hice nada.
Fue entonces cuando Gerardo entró apresurado:
-Román siempre está en el laboratorio, nunca ha vuelto, ¿cómo podría haberle hecho algo a Rosana?
Dionisio permaneció en silencio.
Él había visto claramente el terror en los ojos de Rosana al despertar, seguro de que había pasado por algo aterrador.
Con calma, pero aún furioso, Dionisio se llevó a Rosana en brazos.
Dejó una advertencia antes de irse:
-Si descubro algo, no los perdonaré.
Nunca antes Dionisio había estado tan enojado.
Algo debió haber sucedido para que Rosana mostrara una expresión tan aterrada.
¿Acaso Román le hizo algún tipo de experimento?
Solo pensar en eso hacía que la sangre de Dionisio hirviera, y su cabeza le dolía por la furia.
Pero Rosana seguía inconsciente, frágil y confiando en él, así que no podía perder tiempo allí.
Conteniendo su ira, Dionisio salió del quirófano con Rosana en brazos.
Si descubría que Román era responsable, no lo dejaría vivir.
El resto de la familia Lines fue retenida en el lugar, sin poder acompañar a Dionisio.
Julio entró, mirando a Román:
-¿Qué demonios pasó aquí?
De repente, el sonido de movimiento y el eco de la voz aterrada de Rosana rompieron el
silencio.
Todo había sucedido demasiado rápido.
Todos miraban a Román, esperando una respuesta.
Pero Román retrocedió unos pasos, su rostro ya pálido ahora reflejaba confusión y miedo.
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Capítulo 1028
-Yo… yo no hice nada -balbuceó.
Esta vez, era cierto que no había hecho nada.
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