Capítulo 94
“Imposible,” murmuró Isaac, negando con la cabeza.
Su mente se resistía a aceptar que Marina, quien siempre lo había adorado, pudiera albergar tanto veneno en sus palabras.
Marina, satisfecha con el caos sembrado, se disponía a ejecutar una retirada discreta cuando chocó contra un muro de músculo cálido.
Unas manos firmes la estabilizaron, y al alzar la vista se encontró con la sonrisa cómplice de Salvador.
“Tu talento para la transformación mejora cada día, Marina.”
“Después de este espectáculo, vendrá por mí,” advirtió Marina. “Mantente alejado para evitar daños colaterales.”
La sonrisa de Salvador adquirió un matiz felino. “¿Por qué irte tan pronto? Quédate a disfrutar del espectáculo. Te prometo que pronto no tendrá tiempo de buscarte problemas.”
Intrigada por la promesa velada en sus palabras, Marina decidió permanecer como espectadora privilegiada.
Quizás incluso podría contribuir al plan de Salvador. El ambiente del evento cambió sutilmente. Las copas tintineaban, las risas fluían, pero Isaac notó algo distinto. La multitud que antes lo adulaba se había reorganizado en círculos de poder, y él ya no era el centro de ninguno. Su reinado, como un fuego artificial, se desvanecía en la noche.
Isaac frunció el ceño, intentando identificar el momento exacto en que su influencia había comenzado a menguar. La respuesta llegó cuando sus ojos se posaron en Salvador.
El joven Nolan, rodeado de empresarios influyentes, irradiaba un magnetismo natural.
Cada gesto, cada sonrisa medida, destilaba la autoridad innata de alguien nacido para el poder. Isaac estaba aún más confundido. Salvador apenas había cumplido los dieciocho, ¿cómo había logrado ganarse el respeto de tantas personas?
“Federico, tu hermano podría ser una amenaza, murmuró Isaac a Federico. “Parece decidido a
arrebatártelo todo.”
Federico respondió con una risa gélida. “Le das demasiado crédito. Su influencia viene de su familia materna, pero no es más que una cortesía superficial. Los Montalbán jamás cederán poder real a un forastero. Es solo un peón atrapado entre dos imperios, saboreando las migajas de ambos.”
En ese momento, Salvador hizo un gesto casi imperceptible, y como si hubiera activado un mecanismo oculto, su séquito convergió sobre Isaac.
Capítulo 94
“Señor Córdoba, soy el CEO de Grupo Velour Vista. ¡Brindemos por su brillante juventud!”
“Director de Grupo Opal Weft. ¡Por usted y su encantadora compañía!”
Las copas se multiplicaban, y la resistencia de Isaac se desmoronaba. El alcohol nublaba su juicio mientras los halagos lo ahogaban.
“Isaac,” susurró Cynthia, alarmada. “La fiesta apenas comienza. Necesitas estar sobrio para los
VIP.”
Isaac intentó recuperar la compostura, declinando cortésmente. “Lo siento, mi tolerancia al alcohol es limitada.”
“¡Oh, pero su bella acompañante seguramente puede brindar en su nombre!” La trampa se cerraba como seda alrededor de ellos.
22-10 T