Capítulo 92
“No deberías preocuparte por lo que digan…” La voz de Isaac sonaba condescendiente.
Una risa amarga brotó de los labios de Marina. “¿Te resulta gracioso?” espetó Isaac, irritado por su reacción.
“Lo que me resulta gracioso,” Marina lo atravesó con la mirada, “es que esperas que yo tolere los rumores en silencio, mientras proteges a Cynthia de la más mínima crítica.”
La tarjeta bancaria golpeó el suelo con un sonido metálico mientras Marina se alejaba.
Su voz, clara y cortante, flotó en el aire: “Qué curioso que tu generosidad solo aparezca cuando se trata de comprarle vestidos a mi hermana.”
Isaac permaneció inmóvil, las palabras de Marina cayendo sobre él como agujas heladas.
Una duda incómoda se instaló en su mente: ¿realmente había sido tan parcial, protegiendo solo a Cynthia mientras ignoraba el sufrimiento de Marina? Pero la indiferencia en el rostro de Marina, tan distinta de su antigua devoción, despertaba en él una irritación que no podía explicar.
En la soledad de su habitación, Marina se desplomó sobre la cama, permitiéndose un momento de vulnerabilidad.
El familiar tono de su celular la arrancó de sus pensamientos.
“¿Hermana? ¿Vendrás a la cena de la Semana de la Moda? El organizador insistió en enviarte una invitación especial.” La voz de Valeria rebosaba entusiasmo.
“Por supuesto.” La respuesta de Marina fue inmediata.
Era hora de que Isaac comprendiera que lo que él consideraba un privilegio para ella, era algo que podía obtener por mérito propio. “Valeria, necesito un vestido. De la más alta calidad.”
“¿Planeas dejarlos sin aliento?” Valeria apenas podía contener su emoción. “Voy para allá con el vestido.”
Al atardecer, Marina observó desde su ventana cómo el auto de Isaac se alejaba prematuramente.
Una sonrisa fria curvó sus labios al verlo partir con tanta anticipación para recoger a Cynthia.
En el Club Internacional, Isaac y Cynthia se convirtieron instantáneamente en el centro de atención. Los murmullos de admiración los seguían como una estela.
“El presidente Córdoba y la señorita Chávez son la pareja perfecta.”
Algunos, conocedores de la historia, susurraban con falsa compasión: “Es una lástima que el señor Córdoba tuviera que casarse con una mujer tan ordinaria solo porque donó un riñón.
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Capitulo 92
Debe haber acumulado el karma de diez vidas para conseguir ese matrimonio.”
Isaac y Cynthia se convirtieron inmediatamente en la pareja más respetada de la noche.
“El presidente Córdoba es fiel a su antiguo amor y leal a su esposa, un hombre raro de ver, lleno de amor y lealtad.”
Los halagos hacia la supuesta nobleza de Isaac flotaban en el aire como burbujas de champán, hasta que una voz cortante los reventó todos.
“¿Así que ahora llamamos ‘lealtad‘ a la infidelidad? Si el señor Córdoba no había superado a su antiguo amor, no debió comprometerse con otra persona. Mantener una relación con su ex mientras su esposa espera en casa… ¿cómo llamamos a eso? ¿Y todavía hay quien alaba a esta pareja tan despreciable por su ‘amor y lealtad“?”
Isaac y Cynthia se sonrojaron de vergüenza.
Isaac soltó la mano de Cynthia como si quemara.
La multitud se giró hacia la voz, solo para encontrarse con una figura que se aproximaba con la gracia de una pantera: elegante, letal y absolutamente consciente de su poder.