Capítulo 460
Andrés y Víctor, supremamente nerviosos, se disculparon: “Señor, por favor, perdónenos. Nunca más volveremos a faltarle el respeto a la señorita Aurora.”
Salvador reflexionó un momento, su expresión se volvió seria, y finalmente dijo: “La carta de disculpa está bien escrita, especialmente la conclusión, está muy bien elaborada.”
Luego, enfatizando, dijo: “Deben recordar siempre estas palabras.”
Tras decir eso, fue en busca de Aurora.
Víctor estaba tan asustado por Salvador que su cerebro dejó de funcionar correctamente, por lo que ya no recordaba el contenido de la carta de disculpa. Solo pudo preguntarle a Andrés en voz baja: “¿Cuál fue la última frase de la carta?”
“De ahora en adelante, debemos respetar y cuidar a la señorita Aurora. Debemos seguir siempre las órdenes del señor.”
Víctor cayó sentado al suelo: “Nunca imaginé que el jefe también pudiera ser tan sentimental.”
Andrés lo levantó, diciendo: “El jefe siempre ha sido calmado y racional. Si le gusta la señorita Aurora, debe tener sus razones. No pienses que su afecto por ella es un capricho. De ahora en adelante, realmente debemos tratarla bien.”
“Entendido, entendido.”
Víctor levantó la vista al cielo, juntando las manos en oración: “Espero que el cielo nos bendiga. Que nos conceda una jefa bondadosa, adorable, sincera y gentil.”
Andrés asintió vehementemente. “Sí, sí, sí.”
Dentro de la casa, Aurora dejó las frutas y verduras en el balcón de la cocina.
Salvador se apoyó en el marco de la puerta, con una sonrisa de satisfacción en el rostro.
“¿Comeremos en casa al mediodía?” Preguntó.
“Sí, Con tantas verduras y frutas, se echarán a perder si no las comemos.”
Entonces, Salvador entró a la cocina: “Entonces yo cocinaré. Tú descansa.”
Aurora se gíró para mirarlo, él recién se estaba recuperando de una grave enfermedad y aún lucía algo cansado. Aurora lo empujó fuera de la cocina: “Acabas de empezar a recuperarte, no deberías esforzarte. Mejor lo hago yo,”
Salvador se tocó la nariz, y como si se le ocurriera algo, dijo: “Entonces solo cocina solo para nosotros dos. Que Andrés y los demás pidan comida a domicilio.”
De esa forma, Aurora podría descansar un poco más.
Justo cuando Andrés y Victor entraron, escucharon esa fría frase del jefe. En ese momento, los dos se miraron, con una mezcla de frustración en sus rostros.
Capitulo 460
¿Acaso ahora que el jefe tenía novia se había olvidado de ellos?
La voz de Aurora llegó desde la cocina: “Tus dos secretarios no te ven solo como un jefe. Puedo ver que realmente te aprecian. Te respetan desde lo más profundo de su ser. Se nota que los consideras parte de tu familia.”
Luego de un silencio momentáneo, añadió: “Ya que son tu familia, debería tratarlos bien.”
Al oir eso, Andrés y Victor se sintieron inmensamente emocionados y agradecidos.
Victor no pudo evitar llorar mientras Andrés, conmovido, dijo: “No es de extrañar que el jefe esté enamorado de ella. Realmente tiene buen ojo.”
Salvador se dio la vuelta y al ver a Andrés y Víctor, su tono se tornó un poco celoso: “Qué suerte tienen, Aurora ha dicho que se queden a comer con nosotros.”
Ambos se sintieron extremadamente incómodos.
“¿Podemos ayudarla en algo?” Preguntaron.
“Siéntense.” Dijo Salvador. “¿Cuándo les ha tocado a ustedes ayudarla?”
Luego, entró a la cocina y cerró la puerta con llave.
Aurora lavó y cortó las verduras con destreza.
Salvador se quedó a su lado, observando cuidadosamente. “Aurora, quiero intentarlo.” Dijo mostrando una actitud de querer aprender.
Aurora colocó las verduras en la tabla de cortar, y le explicó que debía sostener las verduras con una mano y el cuchillo con la otra: “Así.”
Cuando Salvador comenzó a cortar, sus movimientos fueron torpes, por lo que casi se corta los
dedos.
Aurora no tuvo más opción que colocar su mano sobre la de él, enseñándole cómo hacerlo.
Por su cercanía, el corazón de Salvador ya galopaba como un cervatillo asustado. Su mente se había convertido en un revoltijo, y sus manos ya no obedecían a su sistema nervioso,
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