Capítulo 449
Salvador no tenia paciencia para escuchar sus disparates: “¿Entonces, permitir que mi madrastra me entregara a los traficantes de personas también era una prueba?”
El rostro de Guzmán se volvió pálido en un instante.
Jamás habría imaginado que Salvador recordaría algo tan trivial
Creia que, después de tantos años, como él nunca mencionaba aquel incidente, era porque no recordaba los sucesos de su infancia.
Salvador observe a su padre con desprecio: “No hace falta que hagas teatro frente a mí. Ninguno de ustedes es actor, y ese show de afecto paternal frente a mí, da náuseas.”
Dicho esto, se marchó sin mirar atrás.
Guzmán se sintió completamente debilitado, como si su cuerpo se hubiese encorvado aún
mas.
Al subirse al auto, Salvador soltó todo el peso que llevaba, dejándose caer suavemente en el
asiento trasero.
Andrés, quien iba conduciendo, se giró para preguntarle: “Señor ¿A dónde vamos?”
Salvador no respondió.
Curioso, Víctor le echó un vistazo y notó su ceño fruncido; su piel, usualmente pálida, estaba teñida de un rojo inusual.
Víctor le tocó la frente a Salvador, y notó que ardía en fiebre.
De inmediato, instruyó a Andrés con urgencia: “Llévalo rápido a casa para que descanse bien.”
Andrés, dándose cuenta de que Salvador estaba enfermo, preguntó: “¿Por qué no vamos al hospital?”
Víctor, temeroso de la terquedad de Andrés, explicó superficialmente: “Es una enfermedad del alma, el hospital no puede hacer nada.”
Andrés, creyente en la omnipotencia de la ciencia, rebatió su opinión: “Si no lo has llevado al hospital, ¿Cómo sabes que no pueden hacer nada?”
Víctor, llevándose la mano a la frente, dijo: “Andrés, él ya ha pasado por esto varias veces. Con la experiencia de las veces anteriores, deberíamos saber la causa de esta enfermedad. Ahora mismo, está mentalmente exhausto, solo necesita descansar, y con descanso, la enfermedad se curará sin medicinas.”
“¿Y si no se le quita la fiebre?” insistió Andrés.
Víctor, frustrado, lo amenazó: “Tengo ganas de explotarte la cabeza para ver si tienes cerebro.”
Por suerte, Salvador no estaba completamente inconsciente, por lo que débilmente, dijo: “Estoy
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Capitulo 449
bien. Andrés, vamos a casa.”
Ante la orden de Salvador, Andrés no tuvo más opción que obedecer.
Eso disipó las miles de dudas en su mente.
Víctor, sintiendo que finalmente el mundo estaba en paz, suspiró aliviado.
Pero luego, cuando se dio cuenta de que Salvador estaba enfermo, la preocupación regresó.
“¿Seguro que no necesitas ir al hospital?”
“¿Si te pasa algo, Andrés va a matarme a regaños?”
Salvador se quedó sin palabras.
“Cállate.”
Y así, el mundo de Salvador finalmente encontró paz.
Justo al llegar a casa, empezó a delirar en el auto.
“Aurora, mi papá no me quiere ¿Acaso tú tampoco?”
Víctor, aterrado, casi se cae del auto: “Andrés, algo no va bien con el señor. ¿Deberíamos ir al hospital?”
Andrés, con su lógica inflexible, replicó: “Cuando te dije que fuéramos, no quisiste. Ahora, yo tampoco quiero.”
Víctor lo miró con furia: “Si el señor se nos muere, espero que tengas el coraje de no llorar.”
Víctor cargó a Salvador de vuelta a su habitación.
Ambos se pararon frente a la cama de Salvador, como si estuvieran listos para rendirle tributo
a un ancestro.
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