Capítulo 428 

Isaac se desplomó en el sofá, sus ojos, profundos y sombríos, reflejaban una oscuridad insondable. No entendía qué le sucedía; a pesar de saber que Cynthia era mala hasta la médula y que no merecía su amor, no podía soportar verla humillada y herida. 

Ella había entrado al baño, pero no había salido en mucho tiempo. 

Cuando Isaac se dio cuenta de que algo andaba mal, ya era demasiado tarde. 

Al abrir de golpe la puerta del baño, encontró a Cynthia tirada en la bañera, ella se había cortado las muñecas. Sus pálidas y delgadas manos descansaban sobre la tina, mientras gotas de un rojo intenso caían al suelo. 

Antes de correr hacia ella, Isaac se quedó petrificado por un momento. 

Envolviéndola en una toalla, la llevó en brazos hasta el auto y, con el corazón en la mano, la trasladó al hospital. 

Esa noche, Cynthia permaneció en la sala de urgencias. 

Isaac pasó una noche de angustia frente a la puerta de la sala. 

Ellos, que se habían amado tanto, habían llegado a ese punto sin retorno, lleno de 

lamentaciones. 

Aunque la odiaba, no deseaba su muerte. 

Por fortuna, las heridas de Cynthia no eran profundas y, gracias a la rápida intervención de los médicos, pudo recuperar la conciencia. 

Isaac, demacrado, se mantuvo junto a su cama. Al ver a Cynthia, le preguntó con los ojos rojos de ira: “¿Por qué lo hiciste?” 

La joven, con un semblante de desesperanza, respondió: “Ya sé que conoces el secreto del Chronos Élysée. Me culpas por la muerte de Marina y Valentina. Isaac, probablemente nunca puedas perdonarme. Mi salud siempre ha sido frágil, y solo el amor que te tengo me ha dado fuerzas para seguir viviendo. Pero ahora que ya no me amas, no tiene sentido seguir 

arrastrando esta vida de sufrimiento.” 

Sus lágrimas hicieron que sus pestañas temblaran: “Isaac, sé que sufres, pero ¿Comprendes mi dolor? Aurora nació para vengarse, deseando que yo sufriera una enfermedad terminal y fuera abandonada por todos, muriendo en la soledad. Esperaba que tú me protegieras, viviendo sin lujos ni riquezas, pero al menos viviendo mis días en paz. Ahora que ya no me amas y mis padres, engañados por Aurora, también me han abandonado, ¿Qué sentido tiene seguir viviendo?” 

Isaac, con un destello de emoción en sus ojos, dijo: “Cynthia, esto es lo que le debemos a Aurora. Dejemos que esta vida sea nuestra redención. Si pagamos nuestras deudas en esta vida, podremos estar en paz en la próxima.” 

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Capitulo 428 

Cynthia, con los ojos llenos de emociones fracturadas, exclamó conmovida: “Puedo redimirme, estoy dispuesta a darle mi vida. Pero ¿Has visto lo que ella ha hecho? ¿Sabes lo que esos secuestradores me hicieron?” 

Isaac vaciló: “La policía ya investigó, Aurora no está implicada.” 

Cynthia, desesperada, gritó: “¿Cómo puedes seguir defendiéndola? ¿Acaso no nos ha hecho ya suficiente daño? Ella planificó mi secuestro, por lo que sabía muy bien cómo evadir la responsabilidad. Isaac, aunque ya no me ames, ¿No deberías al menos discernir entre lo correcto y lo incorrecto?” 

“Esperaré el resultado de la investigación policial.” 

Cynthia, resentida, le dijo: “Vete. No tienes por qué preocuparte por mí.” 

Isaac suspiró suavemente: “Descansa, volveré a visitarte otro día.” 

El joven se marchó con cuidado. 

Cynthia, con los ojos llenos de un rencor destructivo, murmuró: “Aurora, no creo que no pueda deshacerme de ti.” 

Aurora, al regresar a casa, comenzó a gestionar la venta de sus propiedades en la Ciudad de México. Vendió la mansión de la familia Chávez y también su dúplex. 

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