Capítulo 405
“Sí.” Dijo el mesero.
En Europa, dentro de la suite presidencial de un hotel real, sobre la enorme cama king size, un hombre de largas extremidades ocupaba la mayor parte del espacio. Su rostro, parecía sacado de una escultura griega antigua, luciendo bellamente tranquilo mientras dormía.
Sin embargo, cuando el tono de su celular irrumpió, y el hombre abrió los ojos, la temperatura de la habitación cayó abruptamente. Sus penetrantes ojos de águila parecían esparcir copos de nieve, irradiando una frialdad y una distancia natural.
El hombre echó un vistazo a la pantalla de su celular y rápidamente contestó la llamada: “Hola.” Dijo respondiendo la llamada con gran entusiasmo.
“Señor, hemos estado siguiendo sus órdenes, protegiendo discretamente a la señorita Aurora. Su vida es sencilla, gira entre el trabajo y su casa, yendo de un punto a otro. De vez en cuando visita a la familia Chávez en el hospital. Solo que esta noche…” La voz del otro lado se detuvo.
“Habla.” El tono del hombre tenía el poder de causar temblor, helando la sangre.
“La señorita Aurora cenó con el señor Nolan…” Al parecer, la persona del otro lado podía sentir el aura oscura y desoladora del hombre, ya que temblaba sin atreverse a continuar.
“¿Quién invitó a quién?” Preguntó con una voz helada, como si una sola palabra pudiera congelar el mundo.
“Parece que fue la señorita Aurora…”
“¿Qué?” Un suspiro de incredulidad escapó de entre sus labios.
Después, cayó en un profundo silencio.
Un largo silencio.
“Gracias por informarme.”
El hombre recuperó su espíritu y dijo: “Causenle problemas a la familia Nolan, hagan que el señor Nolan no pueda concentrarse.”
“¿Qué tan grandes deben ser los problemas?”
“Cuanto mayores, mejor.” Dijo apretando los dientes.
Luego, como si se le ocurriera algo, añadió: “Envíenle a la señorita Aurora algunos proyectos.”
“Sí.”
Luego de colgar el teléfono, el hombre soltó un suspiro de frustración.
Finalmente, deslizó su dedo sobre la pantalla del celular, deteniéndose en el número de Aurora, acariciándolo una y otra vez.
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Captulo 405
Finalmente, presionó el botón para llamarla.
En la Ciudad de México, Aurora estaba sentada en una habitación de hotel, mirando a Federico, quien dormia como un cerdo en la cama, con una expresión compleja y conflictiva.
¿Deberia manipularlo?
En su interior, dos voces luchaban: sí, porque Florentino y los de Federico habían sido crueles, uniendo fuerzas para intimidar a su Salva.
No, ella no quería ser una persona calculadora, pero ¿Acaso debía convertirse en una?
Ella camino de un lado a otro, indecisa.
Hasta que el tono de su celular sonó.
Al ver un número desconocido, contestó casi
“Hola.”
por instinto.
Del otro lado, hubo un largo silencio antes de que alguien respondiera.
“¿Quién es?”
“Aurora, soy yo.”
Aurora se quedó petrificada como si un rayo la hubiera golpeado.
Había pasado meses sin ver a Salvador, y en ese momento, al escuchar su voz, todo parecía diferente. Parecía haber madurado mucho, ya que su voz estaba llena de un atractivo maduro y masculino.
Aurora echó un vistazo a Federico, quien dormía inquieto, y bajó la voz: “Salva, ¿Cómo has estado? ¿Por qué has tardado tanto en llamarme?”
“¿Dónde estás? ¿Por qué hablas tan bajo?” La voz de Salvador sonó fría, llena de autoridad.
Aurora se sintió extremadamente culpable: “Oh, es que no me resulta cómo hablar en este momento…”
“¿Por qué? Aurora, te haré una videollamada, necesito asegurarme de que estás a salvo…” Salvador cortó, y al instante, le hizo una videollamada.
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