Capítulo 378
“¿Honorarios por aparecer?” Aurora, con sarcasmo, dijo, “Me temo que no podrás pagar mi tarifa.”
“¿Cuánto pides?”
“Dos millones.” Dijo sin pensarlo.
“Trato hecho.”
Aurora se quedó boquiabierta. Si hubiera sabido, habría pedido más.
Sin embargo, aunque Isaac estaba en su momento de gloria, después de ser rechazado por la familia Córdoba, su valor se había reducido bastante. Cobrarle dos millones probablemente también le dolería.
Y, además, ella estaba muy interesada en ver la cara de su hermana al enterarse que Isaac estaba gastando tanto dinero en ella.
“Nada de fiado.” Dijo Aurora extendiendo la mano.
Isaac sonrió, sacó su celular, abrió la aplicación del banco y le transfirió dos millones en el
acto.
Aurora vio cómo lo hizo sin la más mínima vacilación y eso la molestó.
“Eres como una plaga, difícil de exterminar. Isaac, nunca pensé que pudieras darle la vuelta a la situación.”
Isaac, lejos de enojarse, sonrió: “¿Así que quieres vaciarme los bolsillos?”
“Isaac, tarde o temprano terminarás siendo un mendigo, sin nada material ni espiritual.” Dijo sin ocultarle sus intenciones.
“Aurora, no caeré tan fácilmente.” Replicó mirándola con el rostro tenso.
Aurora soltó un resoplido desde su nariz, se dio la vuelta y con un golpe cerró la puerta.
Isaac, frustrado, le gritó: “¡No olvides vestirte bonita para el banquete!”
Aurora, irritada, respondió: “¡Ya sé!”
Cuando Isaac regresó a casa de buen humor, Cynthia, orgullosa, sacó su vestido de noche para presumirlo: “Isaac, ¿No te parece hermoso este regalo? Lo llevaré para acompañarte a tu fiestal de celebración.”
Isaac, frunciendo el ceño, preguntó: “¿Fiesta de celebración?” Mirándola sospechosamente, y bromeando, dijo: “Vaya, estás muy bien informada. Justo se confirmó la fecha del evento, ¿Como es que ya te enteraste?”
Cynthia desvió la mirada, y algo incómoda, dijo: “Llamé especialmente a tu asistente para preguntarle.”
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Isaac, se sentó en el sofá con una expresión sombría: “No vuelvas a llamar a mi asistente por cosas sin importancia.”
Cynthia sintió como si le hubieran arrojado un balde de agua fría: “Isaac, soy tu esposa. ¿Acaso no me dijiste que tenía el derecho de intervenir en cualquier asunto tuyo?”
” ”
¿Tan ingenuo había sido?
“Cynthia, eso fue cosa del pasado, la situación ahora es diferente. Antes yo era el heredero de los Córdoba, podía hacer lo que quisiera. Ahora soy solo un empleado, incluso yo tengo que obedecer órdenes. ¿Qué te hace pensar que tú no?”
Cynthia tembló, y sintiendo la distancia en el trato de Isaac hacia ella, murmuró con los ojos llorosos: “Isaac, me equivoqué. Prometo no volver a hacerlo.”
Isaac asintió levemente: “Mhm.”
Luego, mirándola seriamente, dijo: “Cynthia, para este banquete de celebración, invité a otra acompañante.”
Al escuchar eso, dejó caer el vestido al suelo, quedándose pálida frente a esa noticia: “Isaac ¿Por qué no me dejas acompañarte? Soy tu esposa, mi presencia podría ayudar a proyectar una imagen de ti como un hombre que ama a su familia y a su esposa.”
“El presidente Nolan me insinuó que debería elegir una acompañante adecuada. Tú no lo eres.”
Dicho esto, se levantó diciendo: “Estoy cansado, me voy a bañar.”
Cynthia se quedó parada en su lugar, devastada por las palabras que acababa de escuchar.
“¿Cómo que no soy adecuada?” Gritó con tristeza hacia la espalda de Isaac.
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