Capítulo 328
“¡Ay, ay, ay!” El grito desgarrador de Cynthia resonó por los cielos.
En el fondo de los ojos de Isaac apareció un pánico inmenso; en ese instante, su rostro se volvió pálido como el papel. Se levantó tambaleándose y corrió hacia abajo, lleno de pánico.
Al ver su estado deplorable, Aurora sintió una punzada de tristeza.
Ella e Isaac habían estado casado en dos vidas, pero nunca lo había visto tan preocupado por ella.
Incluso su hija de una vida pasada no fue tan importante para Isaac como Cynthia.
Pero en un instante, Aurora estalló en carcajadas: “Jaja, Isaac, enfrentando el conflicto entre mi hermana y yo, no dudaste en ponerte de su lado. Ahora que tu mamá y Cynthia son como el agua y el aceite, realmente quiero ver cómo eliges“.
Isaac, dándose la Vuelta, dijo: “Mi mamá está equivocada, naturalmente debo apoyar a quien tiene razón y no a la familia“.
Aurora sacudió la cabeza: “Isaac, eres peor que un desgraciado. Traicionas a tu madre, quien te amó toda su vida, por la persona que amas. Mereces ser castigado severamente“.
La resolución en el rostro de Isaac de repente se vio nublada por la duda.
Es verdad, amaba a Cynthia, y por eso quería darle la mejor vida posible.
Pero su madre era quien había sostenido el cielo por él, la única que no lo abandonó cuando enfrentó dificultades.
No podía soportar abandonar a Cynthia, pero tampoco quería fallarle a su madre.
El conflicto y la indecisión de Isaac eran como dos lenguas venenosas que lo devoraban por dentro, causándole un dolor insoportable.
Finalmente, Aurora vio el dolor de Isaac por no poder tener lo que amaba, y el resentimiento acumulado en su corazón finalmente encontró un escape.
“Isaac, sálvame. Por favor, sálvame.” El grito desgarrador de Cynthia llegó una vez más.
ÉI ya no lo dudó ni un segundo, y corrió como una flecha desatada hacia abajo.
En el jardín, Penélope estaba agarrando el cabello de Cynthia mientras la empujaba contra la pared, dándole un golpe tras otro.
El rostro de la joven ya estaba hinchado, con rastros de sangre en las comisuras de su boca.
Al ver esta escena, Isaac se petrificó, como si su alma hubiera salido de su cuerpo.
Finalmente, Fabiola, en su silla de ruedas, salió y gritó, despertando a Isaac del shock: “Isaac, si tu mamá sigue así, alguien va a terminar muerto. Si algo le pasa a Cynthia, tu mamá se convertirá en una asesina, y tendrá que pagar por su crimen“.
Isaac volvió en sí. Esa pelea estaba a punto de llevarse a las dos personas que más amaba.
El joven corrió hacia ellas, empujó a su madre al suelo y atrajo a Cynthia hacia su pecho: “Cynthia, ¿estás bien?”
“Ella quería matarme. Isaac, tienes que defenderme“. Dijo señalando a Penélope.
Isaac miró fijamente a su madre, pero el regreso de su mirada fue aún más aterrador. “¿Por esta calamidad me empujas? Isaac, resulta que en tu corazón, nadie puede compararse con esta desgraciada. Si es así, nuestra relación madre–hijo termina aquí… No quiero un hijo que no puede distinguir entre el bien y el mal“.
Isaac cayó de rodillas frente a su madre, y golpeándose el rostro una y otra vez, dijo: “Mamá, me equivoqué. Por favor, perdóname“.
“Deja de llamarme mamá, no puedo tener un hijo como tú“. Dijo desesperada.
Penélope, con pasos desesperados, se alejó murmurando: “Mi hijo ya no me sirve, ¿Qué sentido tiene seguir viviendo?”
El rostro de Isaac se volvió pálido como un fantasma, y corriendo hacia su madre, la abrazó fuertemente, diciendo: “Mamá, te lo suplico, no hagas ninguna tontería. Haré lo que digas, de ahora en adelante siempre te escucharé“.
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