Capítulo 268
“Claro que sí.” Respondió la joven con alegría.
Ella se dirigió al vestidor de Isaac buscando algo cómodo para él, pero sin querer, su mirada se posó en un cajón, encontrando el deseado Chronos Élysée.
“¿Este reloj… es el Chronos Élysée?” Cynthia, emocionada, tomó ese misterioso objeto y lo examinó detenidamente.
Cuando sus dedos tocaron cierta parte, su cuerpo se estremeció como si hubiera recibido una descarga eléctrica, y de repente, varias imágenes inundaron su mente:
“Mar. ¿Sabes cuánto te odio? Me robaste mi matrimonio, y me obligaste a vivir en las sombras como la otra. Por eso, debes morir. Tu hija también. Solo así podré estar con Isaac sin remordimientos.”
“Si me haces daño, a Isaac puede no importarle. Pero si le haces daño a nuestra hija, nunca te lo perdonará. No juegues con fuego.”
“Hermana, hagamos una apuesta para ver quién es más importante para él, ¿Acaso será la vida de tu hija o la mía?”
Después de hablar, Cynthia tragó una pastilla desconocida.
Pronto, su cuerpo empezó a hincharse severamente, y luego llamó a Isaac, angustiada: “Isaac, creo que me estoy muriendo…”
“Cynthia, no temas, ya voy para allá.” Él dejó todo y salió corriendo a buscarla.
Tras un caos, Isaac llevó a Cynthia al hospital. Después de examinarla, el doctor dio un diagnóstico inesperado: “La señorita Chávez ya sufría de una enfermedad renal grave, debería haber sido muy cuidadosa con su dieta. Sin embargo, encontramos una gran cantidad de medicamentos nefrotóxicos en su cuerpo. Su vida está en peligro…”
“Fue Mar, empecé a sentirme mal después de comer los pasteles que ella hizo.” Dijo llorando desconsoladamente.
Isaac estaba furioso: “Qué mujer tan malvada.”
Lo peor vino cuando el médico anunció: “La señorita Chávez necesita un trasplante de plasma urgentemente.”
“Usemos el de Marina.” Sugirió Isaac.
Cynthia replicó: “Isaac, mi hermana acaba de pasar por una fuerte gripe. ¿Y si me contagia?”
El médico rechazó la sugerencia de Isaac: “No, el donante debe estar en buen estado de salud.”
Cynthia se lamentó: “¿Qué vamos a hacer? Los únicos que pueden donarme sangre son mi hermana y mi sobrina… Mi hermana está enferma, y mi sobrina es muy pequeña.”
Capítulo 268
Isaac le preguntó al médico: “¿El donante corre algún riesgo?”
“Siempre que se mantenga la higiene en la cirugía, no habrá problemas.” Respondió el médico.
En ese momento, el rostro de Isaac se iluminó: “Entonces usemos a mi hija.”
La escena cambió repentinamente, Isaac tomó a su pequeña hija de los brazos de Marina, y ella intentó detenerlo: “Isaac, si Cynthia necesita sangre, usa la mía. Toma todo lo que necesites, pero no involucres a nuestra hija. Es muy pequeña, ¿Cómo va a aguantar?”
“No te lo mereces.” Respondió Isaac entre dientes.
“Isaac, si obligas a nuestra hija a donarle sangre, se acabó todo entre nosotros. Te lo advierto, nunca te perdonaré.”
Isaac se detuvo: “¿Cómo puedes ser tan cruel? Ella es tu hermana, ¿Cómo puedes dejarla morir
así?”
“Isaac, es una trampa. Créeme, es una trampa.”
Isaac dejó a Marina llorando desconsoladamente y se fue apresuradamente.
En ese momento, Marina se desmayó.
“Isaac, no me obligues a odiarte.”
