Capítulo 259
Isaac, visiblemente agitado, exclamó: “Aurora, no puedes ser tan egoísta. Ella necesita un padre, y yo estoy dispuesto a criarla contigo.”
Aurora recuperó su compostura, y sus emociones fluctuantes volvieron a calmarse: “Isaac, te mentí, no tenemos una hija.”
Isaac, ya sumergido en el sueño de ser padre, se negaba a aceptar la cruel realidad: “Ja, no, me estás mintiendo. Tenemos una hija. Si calculamos el tiempo desde que quedaste embarazada y te fuiste al extranjero para dar a luz, ella debería tener alrededor de tres años. Seguro la has escondido, ¿Verdad?”
Aurora cerró los ojos, y las lágrimas comenzaron a fluir: “Isaac, ¿Acaso ya lo olvidaste? En el momento en que supe que había llegado a mi vientre, no dudé en deshacerme de ella. Porque no quería tener una hija contigo. Alguien como tú, no merece ser padre.”
Isaac empezó a sollozar de dolor: “¿Qué te he hecho para que me odies tanto?”
Ella no dijo nada.
De repente, una criada apareció corriendo, visiblemente alterada: “Señor Córdoba, el señor Nolan ha llegado con la policía.”
Isaac mostró un atisbo de pánico, y de repente agarró la mano de Aurora, arrastrándola
escaleras arriba.
Aurora luchó con todas sus fuerzas: “Isaac, idiota. Suéltame. ¿Qué estás haciendo? ¿Secuestrándome? ¿Sabes que eso es ilegal?”
“Aurora, sería mejor que cooperaras y te escondieras conmigo. Te mostraré si Salvador realmente te tiene en su corazón. Después de que veas su verdadera cara, no estarás tan dispuesta a dar la vida por él.”
“No necesito poner a prueba sus sentimientos hacia mí. Isaac, estás loco.”
En sus ojos, Salvador ya era parte de su familia, no era un amante.
No era necesario que Salvador la pusiera primero en todo, después de todo, algún día él tendría su propio amor verdadero y sus propios hijos.
Aurora sentía que, mientras Salvador no hiciera nada para lastimarla, ella siempre lo protegería.
Debido a la intensa resistencia de Aurora, Isaac decidió atarla y taparle la boca con cinta adhesiva. Luego, la dejó en una habitación en el segundo piso.
Isaac salió a recibir a sus invitados, mientras Aurora se arrastró hacia la ventana, donde apenas podía oír las voces provenientes de abajo.
Salvador llegó con la policía, su estatura era imponente, y destacaba extraordinariamente entre los robustos oficiales. Además, tenía un aire de madurez, su bello rostro parecía haber sido
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esculpido por el tiempo, encantador y seductor, pero con una presión intimidante que disuadía a cualquiera de acercarse.
Por un momento, Isaac sintió que Salvador parecía ser mayor que él. Frente a ese hombre, se sentía como un joven inexperto.
Salvador se acercó a Isaac, su figura era apenas unos centímetros más alta que la de él, pero con una presencia abrumadora, lo que hizo que Isaac perdiera repentinamente el aliento.
“Isaac, ¿Dónde está Aurora?”
“Salvador, ¿A qué viene todo esto? ¿Tu gente desaparece y me vienes a pedir cuentas? ¿Crees que no te denunciaré por invasión de propiedad privada?” Preguntó encogiéndose de hombros. Salvador agitó la muñeca, mostrando el sistema de seguimiento en su reloj. Cuando Isaac vio que mostraba la ubicación actual de Aurora, justo en su casa, su expresión cambió de inmediato.
“Isaac, Aurora ha estado desaparecida por más de veinticuatro horas. Además, a través del sistema de monitoreo, he seguido su paradero. Durante el tiempo que estuvo desaparecida, ha estado todo el tiempo en tu villa. ¿Todavía dices que su desaparición no tiene nada que ver contigo?”
Isaac parecía aturdido.
Salvador y Aurora tenían un sistema de seguimiento de sus movimientos. Esto demostraba que su relación era excepcionalmente cercana.
El poder destructivo de Aurora ya era fuerte, y con Salvador como su respaldo, Isaac temía no poder resistir.
“Salvador, Aurora es la hermana de mi esposa, es decir, mi cuñada. ¿No es normal que venga de visita a mi casa?” Dijo tratando de mantener la calma.
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