Capítulo 217 

Para traer a Isaac de vuelta a las altas esferas de la sociedad, Penélope presionó a su esposo: “Podrás tener muchos hijos y quererlos mucho, pero no olvides que Isaac es tu único hijo legítimo. Si él no prospera, tú tampoco brillarás.” 

Isaac era el único hijo a quien Lucio había dedicado su corazón para criar, y ahora que se había dejado caer en la decadencia, uno se podía imaginar cuánto lo había decepcionado. 

Además, con Penélope siendo tan dominante, muy lejos de la comprensión y discreción de otras mujeres en su vida, Lucio ya tenía sus diferencias con ella. 

“Puedo darle otra oportunidad, pero a condición de que nos divorciemos,” dijo Lucio, quien desde hace tiempo había considerado legitimar a su amante. 

Penélope se sacudió violentamente, perdiendo todo color en su rostro. 

La última vez que él mencionó el divorcio, ella pensó que solo estaba hablando en caliente, así que no le prestó atención. Ahora que lo había mencionado de nuevo, se dio cuenta de que él había querido deshacerse de ella desde hace tiempo. 

Anteriormente, cuando Isaac había logrado éxito y le había dado prestigio, Lucio le había mostrado algo de consideración. Ahora que su hijo había caído, ya no tenía razones para tolerarla. 

Penélope quería armar un escándalo, pero se dio cuenta de que, si lo hacía, Lucio solo necesitaría quedarse en su otra casa y no volver, dejándola como si golpeara el aire, sin hacerle ningún daño. 

Habían estado viviendo separados desde hace mucho tiempo. 

El amor ya había desaparecido. 

No importaba si ella intentaba dar lástima o ganar simpatía, probablemente nada despertaría una emoción en él. 

Lo mejor aprovechar el divorcio para darle a Isaac una oportunidad de redención. 

“El divorcio está bien, pero Isaac debe volver a ser el heredero del Grupo Córdoba.” 

“¿Crees que se lo merece?” Preguntó Lucio mirándola con una mirada tan aguda como un cuchillo. 

“¿Cómo que no se lo merece? Recuerda que cuando te casaste conmigo, la familia Córdoba estaba contra las cuerdas. Fui yo quien, a pesar de romper lazos con mi propia familia, te traje mi dote para darte una oportunidad de resurgir. Ahora que has prosperado, pero la mitad de lo que has ganado es gracias a mí. ¿No puedo usar esa mitad para traer a Isaac de vuelta a la empresa?” Preguntó Penélope, furiosa. 

Lucio, mirándola con desdén, dijo: “¿La mitad de lo que he ganado es tuyo? ¿No te parece ridículo? La empresa de la familia Córdoba ya existía antes de nuestro matrimonio, y tú no has 

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trabajado ni has aportado ningún beneficio a esta familia desde entonces. El dinero que me donaste al principio, ya te lo he devuelto con las joyas que te he comprador durante todos estos años. ¿Acaso quieres llevarle la mitad de los activos de la familia Córdoba?” 

Penélope se quedó boquiabierta, mirando a ese hombre frío y sin corazón, y de repente, recordó la escena del divorcio de Aurora e Isaac… era exactamente la misma situación. 

En aquel entonces, Isaac había usado esas mismas palabras para deshacerse de Aurora, y el divorcio no afectó en lo más mínimo sus finanzas. 

En ese momento, realmente pudo entender cómo se sintió Aurora. 

“Si no estás dispuesto, entonces haré público tu asunto de infidelidad durante el matrimonio.” Penélope lo miró con los ojos rojos sangre, tratando de negociar con él. 

Lucio se rio burlonamente: “¿Realmente crees que hacer eso me destruirá? Hmm, sin mi permiso, ¿Quién se atrevería a publicar algo relacionado conmigo? A menos que no quiera seguir viviendo.” 

La mujer apretó los dientes: “Entonces me negaré a divorciarme. Haré que tu hijo sea un 

bastardo toda su vida.” 

“Como quieras. Por ahora, viviremos separados, y cuando llegue el momento, iniciaré el proceso de divorcio.” Dijo mirándola fríamente. 

Lucio se fue sin mirar atrás. 

Penélope sintió un dolor agudo en el pecho y finalmente se desplomó en el suelo. 

No sabía cuánto tiempo había pasado cuando finalmente se calmó.