Capítulo 191
“Claro que sí,” respondió Aurora con decisión.
“Auro…” Salvador se detuvo, vacilando.
“Salva, ¿Hay algo en lo que pueda ayudarte?” Ella lo conocía bastante bien; era de mente ágil, así que su expresión oral siempre era fluida. Solo tartamudeaba cuando enfrentaba dificultades.
Salvador echó un vistazo a la tormenta furiosa que había afuera, y su mente se llenó con la imagen de Aurora, frágil y delgada. Al final, no pudo decir lo que planeaba: “No, no es nada. Solo te extrañaba. Así que te llamé, solo quería escuchar tu voz.”
Luego, los dos se desearon buenas noches y se dijeron adiós.
El director estaba confundido: “Salvador, no pediste ayuda, ¿Así que decidiste renunciar a esa oportunidad?”
Él aceptó su fracaso con serenidad: “Sí, ella está enferma. No quiero que se preocupe por mí.”
El director levantó el pulgar en señal de admiración: “Wow, solo con escuchar la conversación, realmente se puede sentir lo fuerte que es el vínculo entre ustedes dos.”
Salvador sonrió brillantemente.
Uno de los invitados, un poco entrometido, preguntó: “Señor Nolan, ¿Cómo se llama la señorita a la que acaba de llamar?” Su expresión de perplejidad casi decía: ¿Cómo es que nunca he oído
hablar de ella?
“Ella se llama Aurora. Aurora Nolan.” Respondió con orgullo.
Isaac mostró una expresión de sospecha y shock.
Había pensado que la bondad de Salvador hacia Aurora era una manipulación planificada con antelación. Pero en ese momento, viendo la alegría en la expresión de Salvador al mencionar a Aurora, su preocupación por la salud de ella, y el hecho de que su nombre actual tuviera un vínculo tan profundo con él… Isaac tuvo que reconsiderar sus suposiciones anteriores.
En ese momento, no pudo evitar aceptar que la relación entre Salvador y Aurora tal vez no era tan superficial y falsa como él había imaginado.
Isaac comenzó a analizar detenidamente la historia de Salvador y Aurora, llegando a un punto sensible en el tiempo: Tres años atrás, Marina usó el nombre artístico de Aurora en el concurso de diseño de moda en Milán, así que su relación, en ese entonces, ya era bastante cercana.
Pero eso era absolutamente absurdo.
Antes de eso, ellos supuestamente no se conocían, ¿Cómo es posible que dos personas que acaban de conocerse pudieran tener una relación tan profunda?
La mirada aguda de Isaac se fijó en Salvador, quien hace tres años tenía solo quince años. En
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ese momento, Aurora era Marina, su esposa. Ella, siendo una chica tan tradicional, ¿Cómo podría haber coqueteado con un joven sin experiencia sin que él lo supiera?
¿Qué secreto desconocido había entre ellos?
Después de la misión de asistencia, Cynthia, como era de esperarse, envió a su asistente a llevarle a Isaac ropa de abrigo y mantas. Todos envidiaban a Isaac: “La señora Córdoba, preocupada de que te enfriaras, te envió todo esto demasiado rápido, definitivamente es amor verdadero.”
Isaac sonrió satisfecho.
Salvador, con el estómago vacío, dijo con sarcasmo: “¿Solo te mandó ropa? ¿No te mandó algo de comer? No fue muy considerada. Aún no te ama lo suficiente.”
Isaac, no queriendo quedarse atrás, replicó: “Es mejor a que nadie te haya mandado nada.”
Salvador se desanimó inmediatamente.
Luego, con un aire de desafío, murmuró: “No le dije a Aurora que tenía frío, si se lo hubiera dicho, ella definitivamente habría enviado un camión de suministros para apoyarme. Te lo aseguro, tendría de todo, desde comida hasta ropa, no me faltaría nada.”
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