Capítulo 183 

En el exterior del hospital, el cuerpo delgado de Cynthia se apoyaba débilmente contra la pared, escuchando cómo Penélope la menospreciaba hasta decir que no valía nada. En ese 

momento, un amargor intenso inundó su corazón. 

¿Realmente no valía nada comparada con su hermana? 

Con los oídos bien atentos, escuchó los sonidos del interior, esperando con ansias alguna señal de protección por parte de Isaac. Sin embargo, esa vez, Isaac no respondió durante mucho tiempo. 

Cynthia, invadida por el pánico, temía que Isaac, influenciado por las palabras de su madre, terminara por reconsiderar su relación con su exesposa. Dominada por la ansiedad, finalmente irrumpió en la habitación. 

Dentro, Penélope estaba sentada en la cama, mirándola fríamente. 

Isaac estaba de rodillas en el suelo, con los ojos llenos de venas. 

La inesperada aparición de Cynthia rompió la paz que madre e hijo habían logrado con esfuerzo. “¿Quién te dio permiso para entrar?” Exclamó enojada. 

Cynthia se arrodilló junto a Isaac, con una expresión de devoción: “Por favor, te lo suplico, Isaac últimamente ha estado muy ocupado con el trabajo y no se ha sentido bien. Por favor, tenle compasión, deja que se levante. Si tienes algún rencor, desquítate conmigo, yo lo soportaré por 

él.” 

Isaac, conmovido hasta las lágrimas, la ayudó a levantarse inmediatamente, y luego, con voz firme, le dijo a Penélope: “Mamá, Cynthia y yo ya nos hemos casado. Te guste o no, no pienso separarme de ella.” 

Al ver la decisión firme de Isaac, la mujer cerró los ojos de la frustración. 

“Váyanse, y ni se les ocurra volver a aparecer, no quiero volver a verlos nunca más.” 

Isaac se quedó paralizado, y una sombra de tristeza cruzó su rostro. 

“Mamá…” Dijo llamándola con la voz entrecortada. 

“Váyanse.” Repitió la mujer llena de ira. 

Isaac tomó a su esposa de la mano, y se marcharon sin más remedio. 

Al salir del hospital, el cielo se había cubierto de nubes oscuras sin que se dieran cuenta. Todo estaba sombrío y sin luz, reflejando el estado de ánimo de Isaac. 

Cynthia, al ser elegida tan firmemente por Isaac, no pudo ocultar su alegría, pero logró 

disimular su pequeña felicidad y dirigir su odio hacia su hermana. 

“Todo es culpa de mi hermana, si no hubiera llamado a tu mamá a propósito, ella no se habría enterado de nuestra boda. No se habría enfermado de cólera.” 

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Capitulo 183 

Isaac, mordiéndose los dientes, exclamó: “¡Aurora!” 

Su voz sonó con demasiada fuerza, como si quisiera triturar ese nombre. 

El joven heredero, quien estaba en lo más alto de la montaña, de repente pisó la tierra firme y, rompiendo con su costumbre, organizó una fiesta, invitando a todos sus amigos cercanos de la infancia, compañeros de clase y socios de negocios. 

Planeaba usar la ayuda de todos sus contactos para suprimir a Aurora, e impedirle lucirse a sus expensas. 

En total eran doce, reunidos alrededor de una larga mesa, adornada con frutas importadas. Antes de que Isaac expusiera su propósito, todos compartieron libremente las anécdotas 

recientes. 

Finalmente, el tema giró hacia las tendencias actuales. 

“Isaac, ¿Es cierto que te divorciaste?” 

Al escuchar eso, degustando elegantemente su copa de vino, respondió despreocupadamente: “Como saben, Marina nunca fue adecuada para mí, estar con ella durante tantos años fue una vergüenza. Finalmente, me liberé de ella.” 

Anteriormente, sus amigos habrían celebrado su decisión, agregando “Hiciste bien en divorciarte, ya era hora.” 

Pero ese día, todos guardaron un silencio inusual. 

Isaac, sintiéndolo extraño, preguntó: “¿Por qué están tan callados? Siempre me aconsejaron que me divorciara de ella, incluso decían que no estaba a mi altura.” 

Desde un rincón, el señor Barragán suspiró: “Eso era antes.” 

Isaac apretó su copa, y la mano le tembló ligeramente. 

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