Capítulo 174
Con los ojos llenos de lágrimas, preguntó: “¿Puedes responderme honestamente a una pregunta? ¿Realmente eres mi madre biológica?”
Fabiola se quedó pasmada, y luego, fue envuelta por un enorme desencanto: “¿Cómo puedes cuestionar que no soy tu madre?”
Aurora, con las lágrimas corriendo por su rostro, dijo: “Si eres mi madre, ¿Por qué me tratas con tanta crueldad?”
“¿Qué crueldad?” La mujer gritó furiosa, “He sufrido mucho para criarte, ¿Qué más quieres?”
“¿Sabes cómo se burlan de mí afuera? Dicen que soy una pequeña mendiga nacida en una cueva de mendigos… pero, ¿Tú eres una mendiga?”
Frente a los cuestionamientos de su hija, Fabiola no pudo ocultar su vergüenza: “En ese momento, yo tampoco tenía otras opciones.”
Aurora se secó las lágrimas, sintiendo que discutir con alguien así era totalmente inútil.
“Si tuviera opción, antes que ser tu hija, preferiría reencarnar en el vientre de una perra o el de una gata.”
Esa frase hirió profundamente a Fabiola, quien en un arrebato de ira, gritó: “¿Crees que no lo lamento? Si pudiera elegir, ¿Quién querría tener una hija tan ingrata como tú?”
“Ya que nos repugnamos mutuamente, entonces considera que no me has tenido. ¡Déjame ir!”
Fabiola soltó una risa fría: “Ahora que has prosperado, es el momento de recompensarme, ¿Quieres cortar lazos conmigo? Sigue soñando.”
Aurora, mirando su rostro codicioso, dijo con dolor: “Desde el momento en que me encarcelaste, nuestro lazo maternal se rompió por completo.”
Un atisbo de pánico cruzó la mirada de Fabiola, pero el lavado de cerebro de los Chávez había sido demasiado profundo: “No me odies, solo espera a que el joven amo retome el control de la familia Nolan. Entonces, naturalmente, te dejaremos ir. Durante estos días, solo cuídame bien.” Aurora se mantuvo tranquila, y luego se sentó en el sofá cercano.
“Entonces, esperemos y veamos quién gana este juego.”
“Supongo que esperas que alguien venga a rescatarte. Abandona esa esperanza, aparte de nosotros, tu familia, a nadie más le importa si vives o mueres.”
Aurora la ignoró, y cerró los ojos para descansar.
Al día siguiente, el cielo estaba despejado, y el sol brillaba con fuerza.
Salvador, después de comprar los ingredientes para el desayuno, llegó temprano a la casa de Aurora y tocó el timbre.
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Capítulo 174
Pero quien abrió la puerta fue Valeria, quien todavía somnolienta, preguntó: “Señor Nolan, mi hermana no está en casa.”
La cara de Salvador se tensó: “Siendo una chica, ¿Dónde podría ir sola a altas horas de la noche?”
Valeria comenzó a explicarle la situación: “Anoche, ella recibió una llamada de la familia. Chávez, diciendo que su madre estaba gravemente enferma, así que fue a verla.”
La expresión de Salvador se volvió sombría: “Ese maldito corazón de santa que tiene.”
Valeria, nerviosa, compartió otra noticia: “Por alguna razón, después de que mi hermana fue alli, su teléfono ha estado fuera de servicio.”
Al oír eso, Salvador, con el rostro ensombrecido, se apresuró a salir.
En un abrir y cerrar de ojos, llegó a la casa de la familia Chávez.
El joven pateó la puerta de entrada, causando un estruendo que asustó a Gabriel y a los demás, haciéndolos salir corriendo.
¿Salv… Señor Nolan?” preguntó Gabriel, confundido, “¿Qué haces aquí?”
“¿Dónde está Aurora?” Preguntó con frialdad.
Cynthia tartamudeó: “Como la situación de mi madre empeoró de repente, mi hermana vino de inmediato a cuidarla.”
“Que salga.”
“Señor Nolan, esto es imponer demasiado, ¿No le parece?” Preguntó Gabriel.
Cynthia se unió al coro: “Señor Nolan, los asuntos de nuestra familia no son de su
incumbencia.”
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