Capítulo 162 

La anciana estuvo de acuerdo: “Isaac, si Salva ha venido personalmente a pedírmelo, no puedo desilusionarlo. Después de todo, él es el único regalo que me dejó mi preciada hija. Espero que lo entiendas.” 

Ante esas palabras tan claras de parte de la señora, Isaac ya no podía insistir sin parecer grosero. No tuvo más opción que retirarse con el corazón apesadumbrado. 

Al salir de la casa de los Montalbán, se sintió sumido en la oscuridad. 

Si sus productos de lujo no podían ser vendidos en el emporio comercial de los Montalbán, eso automáticamente bajaba su categoría. Tendría que optar por una estrategia de precios más accesible al pueblo. Pero… ¿Empezar con limitaciones no haría que el camino a seguir fuera 

aún más difícil? 

A menos que, a continuación, pudiera asegurar al equipo de producción de élite de la familia Nolan para promocionar su marca. 

Aurora, al salir de la mansión Montalbán, también lo hizo sumergida en un profundo desánimo. Cuando Salvador regresó a su estudio, la encontró apoyada sobre el escritorio frente a su computadora, sin ánimos y con la mirada perdida. 

“¿Qué pasa?” Salvador se sentó frente a ella, le tocó la frente para asegurarse de que no estuviera enferma, y solo entonces soltó un suspiro de alivio. 

La joven levantó la vista, y con sus ojos oscuros llenos de disculpas, dijo: “Salva, creo que hace un rato no me porté bien. Tu abuela ni siquiera vio mi trabajo, solo me pidió que me fuera.” 

Salvador no pudo evitar sonreír. 

Su abuela, nacida en una familia de gran fortuna y con generaciones de comerciantes, tenía un talento natural para los negocios que pocos podían igualar. Pero había un punto débil en su vida: su amor incondicional por su hija. Pero su hija murió joven, por lo que siempre sintió que si hubiera pasado más tiempo con ella, su hija no habría caído tan fácilmente en las garras de un hombre indigno y no habría tenido un final trágico. Así que toda la deuda que sentía hacia su hija, la trasladó hacia él. 

Por su nieto, ella siempre estaba dispuesta a hacer cualquier cosa. 

Salvador, con una sonrisa en los labios, le aseguró: “Aurora, ya hablé con la abuela. Dijo que tus obras son profundas y significativas, por lo que ha decidido darte plenos derechos sobre el mejor local del emporio comercial.” 

La sorpresa llegó tan rápidamente que Aurora no supo si reír o llorar. 

“Que la dama de hierro del comercio apruebe mi trabajo, es como ganarme la lotería.” 

Salvador, limpiándole delicadamente las lágrimas, dijo: “Por ahora solo hemos conseguido el 

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mejor local de ventas. A continuación, necesitaremos asegurarnos el mejor equipo de producción en la industria de la moda.” 

“Siempre he escuchado que en la Ciudad de México, las mejores técnicas de costura y planchado están en manos de la familia Nolan. Pero al señor Nolan le gusta Federico, ¿Cómo nos prestaría esos recursos?” Comentó Aurora. 

Salvador rio con desdén: “Federico es solo un inútil. Si la familia Nolan le entrega su industria central, tarde o temprano terminará en manos de Isaac.” 

Aurora, dándose cuenta de algo, dijo: “Si Isaac logra obtener esa autorización exclusiva de la familia Nolan, seguro que se anotará un gran triunfo. No puedo permitir que eso suceda.” 

Salvador, con una sonrisa, dijo: “Por eso necesitas prepararte y acompañarme a visitar a la 

familia Nolan.” 

Aurora, siempre lista para trabajar, agarró su mochila con la computadora y dijo: “Vamos.” 

En el cenador del jardín central de la villa Nolan, Federico e Isaac estaban sentados en el cenador disfrutando de su café, mientras las hermosas sirvientas los atendían con respeto. 

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