Capítulo 154
Isaac frunció el ceño mientras se aclaraba la garganta. Marina y el empleado levantaron la mirada hacia él, luego ambos, coordinadamente, lo ignoraron y continuaron charlando animadamente.
“Oye, cómo es eso de que ahora eres como la líder espiritual de esas amas de casa maltratadas en internet. Te admiro un montón.”
“Si pudiera, desearía que ninguna chica terminara como yo. Sería mejor permanecer como la inocente y despreocupada joya de la familia.” Respondió Marina.
“Qué buena eres.”
Isaac se sentó torpemente junto a Marina, quien se movió sutilmente hacia un lado. Isaac la miró de reojo. Su desprecio por él era evidente.
¿Realmente lo detestaba tanto? El empleado, le pasó los documentos de divorcio a Marina, “Cualquier duda, no dude en pregúntame.”
Luego, lanzó descuidadamente la copia de Isaac hacia él, ignorándolo por completo.
En ese momento, desde la mesa de al lado, otro empleado que realizaba una consulta rutinaria, preguntó: “¿Cuál es la razón del divorcio?”
La mujer, llorando, dijo: “Me fue infiel.”
El hombre, avergonzado, bajó la cabeza.
“¿Cómo se dividirán los bienes?” preguntó el empleado.
El hombre infiel, en voz baja, dijo: “Fue mi culpa, ella puede quedarse con todo.”
El empleado, compasivo, comentó: “Parece que entre ustedes todavía hay sentimientos, ¿Hay alguna posibilidad de reconciliación?”
La mujer negó con decisión: “La infidelidad y el abuso doméstico son mis límites.”
El hombre, de pronto rompió en llanto: “Amor, realmente me arrepiento. No pido que me perdones, solo espero que en el futuro podamos seguir siendo amigos.”
El tiempo pareció congelarse.
Marina e Isaac, se quedaron en silencio de repente.
Isaac se quedó reflexionando.
En ese instante, un torbellino de emociones lo invadió, preguntándose si habría alguna posibilidad de Marina se convirtiera en su amiga.
Lamentablemente, su empleado no le dio esa oportunidad, ya que, bajándolo a la realidad, le dijo, “Señor Córdoba, no existen las segundas oportunidades. Si fue malo con su esposa, no espere su perdón. Sin tan solo pudieran ser amigos, debería sentirse afortunado.”
1/2
02:06
Capitulo 154
Marina firmó rápidamente. Isaac la miró fijamente, tal vez algo arrepentido: “Marina, ¿Dónde vivirás después del divorcio?”
“¿Quieres que te de nuestra casa matrimonial? ¿O prefieres que te dé dinero para que compres
una?”
“Isaac, ¿Ahora que has cosechado lo que sembraste, de repente quieres hacer el bien?” Preguntó mirándolo con sarcasmo.
“No sabes lo que es bueno.” Replicó ofendido.
Luego firmó el documento furiosamente y se lo entregó al empleado, quien organizó los papeles y recogió el acta de matrimonio. Pronto, un nuevo documento fue entregado.
Marina, al recibirlo, sintió como si se hubiera liberado de las cadenas de dos vidas, y lloró de alegría. Besó el certificado de divorcio y le agradeció al empleado: “Gracias, finalmente soy
libre.”
La joven levantó y, sin siquiera mirar a Isaac, corrió emocionada hacia la salida.
Isaac la persiguió, alcanzándola en la entrada del Registro Civil.
“Marina, necesito hablar contigo.”
La joven miró su mano en el brazo con desdén, diciendo, “Quítame tus sucias manos de
encima.”
Isaac, sabiendo cuándo retirarse, soltó su mano.
“Marina, tu venganza también me ha hecho sufrir. Olvidemos nuestro pasado y dejémoslo atrás.”
Ella lo miró como si viera una reliquia.
“Isaac, déjame adivinar, ¿Lo próximo es que tú y Cynthia recogerán su acta de matrimonio? ¿Y vivirán felices por siempre? ¿A costa de qué? ¿De que yo sacrifiqué un riñón?”
2/2