Capítulo 138
Cynthia tembló un poco: “Incluso si quieres encontrar un nuevo lugar donde vivir, no tiene que ser por tanto tiempo, ¿Verdad?”
Mientras miraba a su hermana, los labios de Marina se curvaron en una sonrisa irónica.
De repente, Cynthia tuvo una epifanía; diez meses, ¿No era eso justo después de que su hijo naciera?
Sus ojos se abrieron de par en par con miedo: “¿Tú sabes…?”
Marina no le respondió, pero su risa burlona le dio a Cynthia toda la respuesta que necesitaba.
La joven sintió que sus piernas se debilitaban, y casi cayendo al suelo, dijo: “Marina, ¿Qué es lo que realmente quieres?”
“Hermana, dices que me casé con Isaac y no gané nada, aparte de perder un riñón. ¿Crees que me conformaría con eso?” Respondió despreocupadamente con las manos en los bolsillos.
“Entonces, ¿Qué es lo que quieres?”
Marina jugueteando con sus uñas, dijo con un tono arrogante: “Lo que me pertenece.”
“Está bien, le pediré a Isaac que te compense. ¿Te parece bien la villa en Puerto Cancún?” Preguntó con la voz temblorosa.
“¿Una villa en las afueras es todo lo que piensas ofrecerme?” Respondió despreciando la idea.
Cynthia, enfurecida, replicó: “Marina, naciste y creciste en un tugurio, vivir en una villa sería un sueño incluso en tus sueños más locos.”
Marina le dio una bofetada, luego le digo: “Debes tu vida a mi sacrificio. Deberías estar agradecida, no despreciándome.”
Cuando Gabriel llegó a casa, vio a su preciada hija cubriéndose la cara y llorando. Furioso, exclamó: “Marina, ¿Quién te permitió volver? ¿Acaso te sientes muy poderosa como para atreverte a molestar a tu hermana? ¿Dónde está la ama de llaves? Tráiganme el látigo familiar, hoy no pararé hasta que esta ingrata no respire más.”
La empleada, con eficacia, tomó el látigo con púas de la pared y se lo entregó a Gabriel.
Con la velocidad del rayo, el hombre se lanzó hacia su ingrata hija, sin darle tiempo a
reaccionar.
Con un solo latigazo, el frágil cuerpo de Marina fue lanzado al aire, para luego caer pesadamente al suelo.
Le costó un siglo recuperar la conciencia.
Llena de ira, la joven gritó: “Si tienes el valor, mátame hoy. Si no lo haces, haré que toda la familia Chávez descienda al infierno.”
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Capitulo 138
Gabriel, listo para golpearla de nuevo, se detuvo cuando su hija lo interrumpió, “Papá, no puedes golpearla.” Dijo aterrorizada por las amenazas de su hermana.
El hombre, confundido, preguntó: “Hija, ella te ha hecho objeto de burla en internet, ¿Y aun así la defiendes?”
Cynthia miró a su hermana, evitando su mirada.
Marina se levantó lentamente del suelo, y con una sonrisa venenosa, preguntó: “¿Crees que ella
me defiendo
por bondad? Es solo porque tengo algo que puede perjudicarla y no se atreve a ofenderme.”
Gabriel lo entendió todo y dejó caer el látigo, mirando a su hija con desolación: “¿Qué sabes
sobre tu hermana?”
“Querías un yerno rico, ¿Verdad? Lástima, ese látigo ha arruinado tus planes.” Dijo Marina.
Después de decir eso, con dificultad, comenzó a alejarse.
“No me divorciaré, tu hija siempre será la amante, y tu nieto un bastardo despreciado.”
Gabriel, desesperado, exclamó: “Marina, no puedes hacerle esto a tu hermana.”
Marina, dándose la vuelta, dijo: “Si quieres que me divorcie, transfiere todos tus bienes a mi nombre sin condiciones. Por esa pequeña muestra de amor paternal, reconsideraré el
divorcio.”
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